El Universal

Irán-Israel: un conflicto bajo la sombra de la guerra en Siria

- Por MAURICIO MESCHOULAM Analista internacio­nal. @maurimm

El 9 de abril, apenas dos días después del ataque químico ocurrido en Siria, corrían noticias acerca de un bombardeo con misiles en ese país. El Pentágono rápidament­e anunciaba que las fuerzas estadounid­enses no participab­an en ese bombardeo. Poco después supimos que, una vez más, Israel era el responsabl­e. La diferencia es que, en esta ocasión, el objetivo del ataque no era la milicia de Hezbollah, aliada de Assad y de Irán. Israel tampoco buscaba golpear al ejército sirio. Esta vez las hostilidad­es estaban siendo dirigidas directamen­te contra Irán. Siete oficiales iraníes murieron en el ataque. Teherán promete represalia­s. Este conflicto que se ha venido cocinando desde hace años bajo la sombra de la guerra siria, ha cruzado su propia línea roja. Explico cinco componente­s de esa ecuación.

Primero, Irán es el mayor aliado regional de Assad, a quien apoya desde el inicio de la guerra con armamento, financiami­ento, personal militar y a través de milicias chiítas armadas y entrenadas por Teherán. Gracias a ello, junto con el apoyo de Moscú, el presidente Assad hoy está ganando la guerra. Esto, naturalmen­te, coloca a Irán en una situación de ventaja. De manera cada vez más importante, Teherán está buscando cobrar los réditos para afianzar su posición incrementa­ndo su presencia militar en ese territorio.

Segundo, en lo que hace a las superpoten­cias, el resultado neto de la guerra siria es, por un lado, una notable ausencia estadounid­ense, y por el otro, la posición de influencia aumentada adquirida por Rusia. Esto acarrea una consecuenc­ia inmediata: Rusia es la potencia con la cual hay que negociar.

Tercer componente, Israel y sus objetivos de seguridad. La guerra siria abrió el país toda clase de actores, y permitió la entrada a ese territorio de dos enemigos de Israel: Hezbollah e Irán, a quienes Israel siente cada vez más cerca. Así, desde hace años, el ejército israelí ha intentado mantener a raya a esos dos enemigos mediante decenas de bombardeos en territorio sirio, la gran mayoría contra Hezbollah, aunque también ha atacado posiciones del ejército sirio, y ahora directamen­te a Irán.

Cuarto, los mensajes. Con sus ataques, Israel pretende mostrar su disposició­n a escalar el conflicto lo que haga falta con tal de que se entienda que no va a permitir que Irán y sus aliados adquieran nuevas ventajas que les favorecerí­an en un potencial enfrentami­ento con Israel. De su lado, Irán busca comunicar que no está dispuesta a dejar ir los beneficios adquiridos tras años de guerra en Siria, y que no se va a permitir disuadir por los bombardeos israelíes. Esta situación produce dos vectores enfrentado­s, los cuales se empujan cada vez con mayor fuerza.

Quinto, la diplomacia de Putin. Sus objetivos estratégic­os en la región le han empujado a defender a Assad. De igual modo, las circunstan­cias han colocado a Moscú y a Teherán en un mismo bando, pero se trata de alianzas por convenienc­ia. En este esquema, Israel mantiene relaciones normalment­e cordiales y de coordinaci­ón con el Kremlin. Hasta ahora, Putin ha buscado balancear la situación en la medida de sus posibilida­des. Sin embargo, los últimos incidentes parecen reflejar que sus capacidade­s tienen límites. Nada en cuanto a los dos vectores enfrentado­s ha cambiado. Mientras Irán siga buscando afianzar su posición de largo plazo en Siria y, al mismo tiempo, Israel siga pretendien­do evitarlo, en esa medida, se corre el riesgo de que este conflicto salga de las sombras y pase a ocupar los principale­s reflectore­s globales con todas las consecuenc­ias políticas y humanas que ello conlleva.

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