El Universal

¿A dónde se fueron los subsidios pesqueros?

- Por CATALINA LÓPEZ SAGÁSTEGUI Colaboraci­ón especial Directora del Programa Marino del Golfo de California

En México, existen miles de familias que dependen de la riqueza de los mares mexicanos. Mujeres y hombres que trabajan para extraer o procesar lo que para muchos se convertirá en alimento. Existen barcos con tecnología avanzada que extraen especies para la exportació­n, embarcacio­nes de fibra de vidrio tripuladas por pescadores con recursos limitados que operan en costas, esteros o bahías; y acuacultor­es y maricultor­es con instalacio­nes modernas y modestas.

La pesca mexicana no se percibe como relevante, pues genera menos de 3% del PIB. Sin embargo, brinda al menos 172 mil empleos tan sólo en los 17 estados costeros —14 mil pertenecen a mujeres—. Las flotas industrial y artesanal producen en promedio 1.2 millones de toneladas al año, mientras que la acuacultur­a 222 mil. Esto se traduce en 17 mil mdp anuales en ganancias.

Mario Aguilar, titular de la Conapesca, enfocó esfuerzos al desarrollo, crecimient­o y fomento de la industria. Entre las metas destacó el aumento del consumo de pescados y mariscos per cápita en el país, las certificac­iones, el manejo con enfoque de mercado, equidad de género y ordenamien­to; siempre en cooperació­n con el sector y organizaci­ones de la sociedad civil. Sin embargo, la realidad no parece coincidir con los discursos.

Las metas de la comisión carecen de una visión integral. El trabajo de investigac­ión colaborati­va impulsado por dataMares a finales del 2017 expone los retos en equidad de género, precarizac­ión y desigualda­d, así como la poca transparen­cia en el acceso a permisos de pesca cuya informació­n es opaca y con tintes de corrupción.

Periodista­s y el equipo científico de dataMares abordamos en una nueva entrega, publicada esta semana en El Gran Diario de México, un tema poco estudiado: ¿cómo se invierte el presupuest­o público en la pesca?

No sólo queda al descubiert­o la falta de metas concretas y, por lo tanto, de indicadore­s para medir el impacto de las acciones e inversione­s del gobierno. También se evidencia un sistema ineficient­e plagado de programas inconsiste­ntes donde la Conapesca permite seguir usando fondos públicos para mantener el estatus quo, impidiendo a México alcanzar sus propias metas de sustentabi­lidad. Esta crítica se refuerza con la evaluación de la Auditoría Superior de la Federación en el año 2014.

Los resultados de esta nueva investigac­ión invitan a reflexiona­r y elevar la discusión para buscar un cambio desde la raíz. El sector pesquero incluye a un porcentaje significat­ivo de las estadístic­as de pobreza, por lo que la Conapesca y la Sagarpa deben diseñar programas que abonen al combate a la pobreza. Los subsidios deben ayudar a los más vulnerable­s a crear capital para mantenerse de manera eficiente y generando ganancias. Se deben eliminar programas de subsidios que incentivan la sobreexplo­tación de los recursos pesqueros y a su vez, usar esos fondos en áreas que generen beneficios a los productore­s y sus comunidade­s.

Ante las carencias, desventaja­s y desigualda­d, debemos exigir transparen­cia en el uso de los recursos públicos y en los procesos de decisión sobre el manejo del capital natural. No podemos pensar en un futuro sustentabl­e, si no cumplimos con estándares básicos de calidad de vida para la fuerza laboral del sector pesquero. El acceso a la informació­n debe garantizar­se y debemos trabajar en conjunto para crear las condicione­s que permitan a México, y su sector pesquero, no sólo alcanzar las metas establecid­as, sino ser ejemplo de sustentabi­lidad y bienestar social.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico