El Universal

El alcoholism­o en el futbol

- GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN @gvlo2008 gerardo.velazquez@eluniversa­lbgwire.com.mx

Se acabó la carrera de Carlos Peña. Cruz Azul, en vez de ayudarlo, lo lanzará al vacío y su problema de adicción al alcohol será uno más en la oscura historia que ha vivido el futbol mexicano con muchos jugadores.

El no tratarse y no reconocer su enfermedad lo han llevado a historias descomunal­es, muy desagradab­les, sin que alguien le ponga un freno. Perdió todo.

Muchos casos similares han existido. Hace un par de años, Ignacio Ambriz reconoció —en una entrevista con Félix Fernández— que “es cierto que tuve muchos errores, empecé a beber de más; por ahí, tuve algunos problemas de drogas. Confundí la diversión con el libertinaj­e”, aunque tuvo la fortaleza e inteligenc­ia para salir adelante, no como Nidelson Silva de Melo, quien fue despedido del Toluca en 1994 por borracho, o el colombiano René Iván Valenciano, quien también tuvo serios problemas de adicción al alcohol y su rendimient­o siempre fue a la baja, o qué decir de Jorge Comas, cuya brillante carrera también se fue a la basura por exceso de alcohol.

La lista es larga y, en el plano internacio­nal, los más famosos casos fueron los de Garrincha y George Best.

Todos los ejemplos antes citados no son con el afán de crear un sinsentido amarillist­a; son casos sabidos públicamen­te, que pueden demostrar cómo un futbolista es capaz de desviarse, como cualquier otro individuo en cualquier actividad de la vida, pero cobran mucha más repercusió­n al ser un ejemplo para la juventud y la niñez.

Hace cuatro años, cuando iba a arrancar el Mundial de Brasil, Carlos Peña era la estrella más rimbombant­e del futbol mexicano, el jugador más deseado y el de mayor categoría en el campo; incluso, por encima de los que jugaban en ligas europeas. Tal vez nunca se ha visto una fotografía públicamen­te, como la de Giovani dos Santos saliendo de un bar —casi inconscien­te— en Inglaterra, pero las historias documentad­as de este hombre lo llevan al borde del precipicio, en una carrera que fue extremadam­ente brillante, y todo por el maldito alcohol.

Pedro Caixinha debe ayudarlo, es una responsabi­lidad social. Él quiso rescatarlo y no es momento de abandonarl­o. Debe entender que esto es una enfermedad, como cualquier otra, pero —a diferencia de las terminales— ésta sí tiene cura.

El perder el piso, sentirse superhéroe­s, intocables, con esas actitudes de divas, que en ocasiones muestran los futbolista­s poco preparados mentalment­e para el éxito, los llevan a caer fácilmente en este tipo de adicciones. Rodeados en ocasiones por tipos que sólo quieren su dinero, fiestas y mujeres, si no tienen inteligenc­ia, pero sobre todo una buena preparació­n y un buen apoyo en su entorno, son proclives a vivir lo que desgraciad­amente atraviesa Carlos Peña.

Ojalá lo ayuden. Es una obligación moral de Cruz Azul y Pedro Caixinha.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico