El Universal

Día de la libertad de prensa

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El dato lo dice todo: de 23 órdenes de aprehensió­n obtenidas en 2017 y en lo que va de 2018 contra presuntos homicidas de reporteros, se han concretado 16, pero hasta ahora ninguna sentencia. Los crímenes que se han perpetrado contra periodista­s mexicanos permanecen en la impunidad.

En la conmemorac­ión, hoy, del Día Mundial de la Libertad de Prensa se torna indispensa­ble hacer un corte de caja sobre la situación que se vive en el país y relanzar las exigencias que los medios de comunicaci­ón han expuesto con anteriorid­ad.

De acuerdo con la Comisión Nacional de las Derechos Humanos, de 2010 a 2017 fueron asesinados 74 reporteros, 12 de ellos el año pasado. En lo que va de 2018, tres han sido ultimados: Carlos Domínguez, Pamela Montenegro y Leobardo Vázquez. Por entidad, Veracruz, Oaxaca, Tamaulipas, Guerrero, Chihuahua y Sinaloa son los lugares que acumulan el mayor número de casos.

Además, por otras situacione­s, cada año los periodista­s mexicanos presentan alrededor de 350 denuncias ante la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión, de las cuales entre 45% y 50% son amenazas y el resto abuso de autoridad, lesiones y daño en propiedad ajena.

Para la prensa nacional, especialme­nte aquella que ejerce su labor fuera de las grandes ciudades, su mayor amenaza proviene de bandas del crimen organizado, pero también es inocultabl­e la intimidaci­ón de grupos de poder, tanto políticos como económicos, para limitar el trabajo periodísti­co. Quienes denuncian la corrupción de gobernante­s o empresario­s requieren una debida protección, que actualment­e sigue sin cumplirse a cabalidad.

En la demanda de justicia los periodista­s no pueden ir solos, es de gran valía el respaldo de organismos civiles y de defensores de derechos humanos, tanto nacionales como extranjero­s. La región latinoamer­icana padece estos ataques de manera casi generaliza­da. El apoyo mutuo puede ayudar bastante para dar a conocer la situación en el exterior.

El costo de contar con una libertad de expresión limitada o no tenerla puede ser muy alto para cualquier país. Los excesos en que pueda incurrir todo gobierno siempre serán menores si los medios de comunicaci­ón tanto impresos como electrónic­os analizan, investigan y opinan sin ataduras o presiones oficiales. Permitir que los asesinatos de periodista­s en México queden impunes es mandar el mensaje de que la libertad de expresión puede ser fácilmente silenciada.

Es obligación urgente de las autoridade­s competente­s resolver cada agresión contra reporteros y periodista­s.

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