Fuerte Bulnes
Exótica, extensa, de belleza infinita y salvaje: los primeros exploradores así describieron la Patagonia, cuando llegaron hace casi 500 años. Y así se mantiene hasta el día de hoy.
Enlistamos seis sitios imperdibles de esta tierra que te dejará helado, desde macizos con nombramiento de Patrimonio de la Humanidad hasta unas cavernas de mármol que cambian de color conforme avanza la luz del día.
Parque Nacional Torres del Paine
Su belleza es tal que en 2013 fue nombrada la Octava Maravilla. Son 242 mil hectáreas flanqueadas por una cordillera moldeada por el avance de los glaciares hace 12 millones de años. De ésta resaltan tres picos macizos: Paine, Los Cuernos y Los Alfileres de Cleopatra, declarados Patrimonio de la Humanidad.
El trekking es la mejor actividad que se puede practicar. Las caminatas te llevan hasta el Lago Grey y su glaciar de color azul que se extiende a lo largo de 270 kilómetros, y el cual puedes trepar para observar sus grietas.
El campismo es otra de las actividades con mayor demanda. Cuenta con 11 estaciones para pernoctar. Debes reservar tu lugar con seis meses de anticipación, como mínimo.
Tierra de Fuego
Lo que Hernando de Magallanes descubrió y bautizó como Tierra de Fuego, en honor a las fogatas de los indígenas selk’nam, puedes conocerlo navegando.
La ruta estrella es aquella que incluye los glaciares Marinelli, Garibaldi y Darwin, cuyas paredes de hielo alcanzan hasta 40 metros de altura. No puede quedar fuera el Parque del Pingüino rey, habitado por la segunda especie más grande de pingüinos, después del emperador. Hay paseos en kayak para apreciarlos.
Cueva del Milodón
Para remontarte a la prehistoria debes viajar a los bosques de Puerto Natales, antiguamente habitados por caballos enanos, dientes de sable y el famoso milodón, un herbívoro gigante, parecido a un oso hormiguero.
Dentro de una cueva se hallaron restos del herbívoro; con éstos se hizo una réplica que ahora es considerada Monumento Nacional.
Un dato: la entrada a la cueva es llamada la “silla del diablo”. Cuenta la leyenda que el milodón usaba este asiento rocoso como trono y emitía sonidos que parecían voces diciendo: “soy el mismísimo Lucifer”.
Aquí se comenzó a escribir la historia de la Patagonia chilena, pues fue donde se estableció el primer poblado en 1843.
Ahora se ha convertido en un parque a las orillas del Estrecho de Magallanes, donde se reconstruyó el fortín que protegía a los antiguos habitantes, con cañones y reproducciones de barcos encallados.
En la zona se programan rutas de senderismo para observar aves y recorridos de fotografía de paisaje en la Bahía Mansa, una caleta de pescadores decorada con barcos de colores.
Cuevas de Mármol
Las aguas dulces del lago General Carrera son atravesadas por un cinturón de mármol que poco a poco ha sido esculpido por el oleaje suave, llamado Cuevas de Mármol.
Para llegar, debes serpentear la Carretera Austral hasta la localidad de Puerto Río Tranquilo. Aquí, existen embarcaciones que te llevan hasta las espectaculares formaciones rocosas de color azul, gris, blanco y rosa. Las vetas del mineral tienen la característica de cambiar de tonalidad conforme cambia la luz del día.
Las expediciones solo están disponibles de septiembre a diciembre, cuando el suelo cavernoso queda sumergido bajo las aguas del lago, nutridas por el deshielo de los glaciares.
Antártida chilena
Planea un viaje en crucero para explorar el continente blanco, el de acceso complicado, pero no imposible para avistar lobos marinos, pingüinos, ballenas y gigantes témpanos de hielo.
Llega a Villa de las Estrellas, la localidad más austral del país, con solo 14 casas, una escuela, una iglesia y un gimnasio.
La mejor temporada para viajar es de noviembre a marzo.