El Universal

Marx y el Estado. 200 años

- Por FRANCISCO VALDÉS UGALDE Director de Flacso en México. @pacovaldes­u

La más importante contribuci­ón de Carlos Marx al pensamient­o moderno es la crítica de la economía política, como se denominaba en su época. La emprendió sobre varios gigantes de esa derivación de la Filosofía moral, como Adam Smith, que así llamaba a esa ciencia del comportami­ento humano. Hace 150 años, el pensamient­o económico no estaba divorciado, como ahora, de la reflexión sobre la sociedad, la cultura y la política. Por eso Marx intentó postular una teoría general de la sociedad capitalist­a como sistema que responde a “leyes” internas que los humanos padecen mientras no las conozcan y dominen. Para eso servirían el conocimien­to científico y la política, respectiva­mente. Su investigac­ión reveló que el secreto del capitalism­o es un dilema de acción colectiva: la propiedad de los medios de producción define quién se apropia del producto del trabajo de quienes participan en ella. Esa propiedad privada, decía él, es una forma de explotació­n. Hoy diríamos que es una modalidad de free riding (en mexicano: de “gorroneo”) según la cual, a menos que haya un acuerdo social diferente, es inevitable una situación permanente de injusticia y desigualda­d. A esta innovación Marx agrega una visión del orden político como maquinaria que sirve a los intereses de los propietari­os. Por ello, el cambio sólo puede ocurrir mediante la transforma­ción, primero y la destrucció­n, después, del Estado, cuya esencia es la dominación. Su legado histórico se bifurcó en dos partidos históricos: la socialdemo­cracia y el comunismo. Para la primera, el cambio debía ser conseguido mediante la participac­ión del movimiento obrero en la política democrátic­a naciente en Europa Occidental. Para los segundos, era necesaria la revolución y el cambio de dominación política instaurand­o la dictadura del proletaria­do, término acuñado por Marx y Engels para oponer a la dictadura de la burguesía.

Los dos errores más graves de su teoría del capitalism­o son la reducciónd­el Estado a una herramient­a de dominación y la impronta hegeliana de un futuro sometido a leyes preestable­cidas. Ambos errores infectaron su legado de una vocación oracular (Karl Pop per di xit) que ha enferma do a muchos de sus discípulos y causado desastres terribles (como el estalinism­o soviético) cuando han impuesto las dictaduras que habrían de conducir a la tierra prometida. De estos errores se desprende su alejamient­o del pensamient­o liberal, sin el cual él mismo no se explica ni tiene sentido su aspiración más alta: liberar a la humanidad de sus cadenas. Los doscientos años transcurri­dos desde el nacimiento de Marx han sido también de intensa investigac­ión sobre el concepto de Estado. En un espacio tan breve es imposible extenderse sobre la riqueza de este debate. Pero sí es posible señalar que es en el Estado y su fuente, la política, donde se instituyen las respuestas a ese problema de acción colectiva: la apropiació­n del resultado( deliberada­mentee vito usar el red ucc ion ismo “producto ”) del trabajo, asunto central en el liberalism­o desde JohnLocke.Sibi en todo Estado instituye una respuesta al dilema de Marx, solamente un Estado democrátic­o, representa­tivo de una sociedad plural, informada e instruida, puede efectuar una “solución” justa al mismo. Una solución políticame­nte construida (o sea, no violenta) y fundada en la igualdad política de todos los seres humanos es la única moralmente aceptable. Las semillas de esa solución están en la moderna filosofía y teoría política de la democracia y la justicia. El mismísimo Hayek lo reconoció después de haber leído la Teoría de la Justicia de Rawls, cuyo liberalism­o político obtiene una conclusión radical: la propiedad privada se justifica moralmente sí y sólo sí no atenta contra las posibilida­des de vida decente de los individuos que integran la sociedad.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico