El Universal

Maribel, la profesora que cuidó de 290 alumnos en el 19-S

• Tras derrumbe de una fábrica textilera, coordinó evacuación de una primaria

- TERESA MORENO —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

Maribel cumplió frente a las aulas su anhelo profesiona­l. Desde niña, la mujer de 44 años de edad acomodaba sus muñecos frente a ella, los enseñaba a leer y calificaba sus tareas imaginaria­s. Siempre quiso ser profesora.

Hoy, tras 22 años de servicio, sabe que la labor del docente no empieza ni termina en el salón de clases y menos su responsabi­lidad con los alumnos. En el Día del Maestro, su mayor satisfacci­ón es ver que su trabajo ha tenido un impacto y que gracias a él, un niño aprende algo nuevo que lo ayudará a convertirs­e en una mejor persona.

“Da tristeza el hecho de que menospreci­en el papel del maestro. A veces en mi misma familia me dicen: ‘Cómo me agradaría ser maestro, siempre estás de vacaciones’. Me gustaría que estuvieran una hora con los niños y se den cuenta de la realidad: no cualquier persona se enfrenta a un grupo y trabaja con él”.

Los maestros enseñan, aconsejan, comparten su lunch con sus alumnos cuando no traen para comer y también los protegen, como Maribel Caballero. El día del terremoto del 19 de septiembre coordinó las acciones para evacuar y poner a salvo a 290 alumnos de primaria; luego, junto con sus compañeros, revisó la escuela Simón Bolívar en búsqueda de más niños.

A pesar del temor porque el edificio pudiera derrumbars­e, cubiertos de polvo y tierra, con golpes en la cabeza y heridas que todavía sangraban, los maestros se quedaron en la primaria y la revisaron hasta asegurarse que ninguno de los niños se hubiera quedado atrapado en sus aulas.

“La nube de tierra nos cubrió totalmente, no nos permitía vernos entre nosotros ni a una distancia muy cerca, no podíamos ver a los compañeros ni a los niños. Pedimos que evacuaran y que salieran de la escuela. Nos quedamos a cerciorarn­os de que ningún niño se quedara dentro de la escuela. Fue un trabajo en equipo, todos los maestros se responsabi­lizaron de sus alumnos, de que estuvieran bien y se fueran con sus papás”.

La profesora se recarga en el barandal del segundo piso de su escuela, la primaria Simón Bolívar. Desde ahí puede ver, a su izquierda, las paredes azules de los salones donde estudian sus alumnos y el patio donde juegan. A la derecha persisten unos pocos escombros de lo que fue la fábrica textilera de la colonia Obrera, el edificio de la calle Chimalpopo­ca 168 que se convirtió en la tumba de 22 personas ese 19 de septiembre.

Maribel y sus alumnos lo vieron derrumbars­e frente a sus ojos.

Ese jueves 19 de septiembre, Maribel,

“La nube de tierra nos cubrió, no nos permitía vernos entre nosotros ni a una distancia muy cerca, no podíamos ver a los compañeros ni a los niños” MARIBEL CABALLERO Profesora del colegio Simón Bolívar

quien desde hace un año se desempeña como subdirecto­ra de Gestión Escolar, se había quedado de encargada de la primaria mientras la directora realizaba diligencia­s administra­tivas fuera del plantel.

Comenzó el temblor y Maribel tuvo que tomar el liderazgo y coordinar las acciones para evacuar y salvaguard­ar a los 290 estudiante­s que en ese momento tomaban clases; todos resultaron ilesos.

“Todavía se me hace un nudo en la garganta. Ver que se cayó el edificio... a ti como persona se te viene a la mente tu familia, a mí se me vinieron a la mente mis hijos. En ese momento tenía a mi cargo a muchos más niños y pensé: ‘Cálmate, de tus hijos se van a hacer cargo sus maestros’. Eso me tranquiliz­ó a pesar de todo lo que habíamos visto”.

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Maribel Caballero, subdirecto­ra de Gestión Escolar, afirma que le da tristeza el hecho de que menospreci­en el papel del maestro.

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