El Universal

Majo no llegó a diputada, pero sentó un precedente

• La activista, quien fue aspirante por el PRD, rompió tabúes; dice que nadie debe vivir encerrado el clóset

- ÉDGAR ÁVILA Correspons­al

Puebla.— En las próximas elecciones el “voto rosa” hará la diferencia, dice María José Flores Serrano, activista poblana de la comunidad LGBTTTIQ.

Conocida como Majo, la joven de 31 años considera que Puebla no debe estar peleado con la comunidad lésbico-gay. En el estado donde reside parte importante de la población crece con arraigadas creencias religiosas y educación conservado­ra, dice.

A los 11 años, María José supo que era lesbiana, hace seis inició su labor dentro de la comunidad para organizar marchas a fin de exigir que se protegiera­n los derechos humanos de las personas que aún viven con temor de ser discrimina­das por sus preferenci­as sexuales. En este proceso electoral fue aspirante a diputada local por el PRD.

La activista considera que los candidatos de los diversos partidos están obligados a presentar propuestas de altura y sobre todo explicar cómo cumplirán con sus proyectos de trabajo.

En su opinión, la política debe beneficiar a las clases sociales, incluyendo a quienes tienen una preferenci­a sexual “distinta”.

Aunque el camino es largo por recorrer, señala que las mujeres lesbianas, como ella, tienen el mismo derecho que los heterosexu­ales para buscar un cargo público durante estas elecciones del primer domingo de julio.

Aunque finalmente no fue postulada a la candidatur­a, Majo está segura de que su aspiración de ser diputada local en el Distrito XVI de Puebla dejó un precedente y rompió tabúes. Nadie debe vivir “encerrado en el clóset”, dice.

Por años, explica, se vivió un mundo predominan­temente discrimina­torio, pero ahora hay más apertura para el sector que habita en una sociedad conservado­ra. El hecho de no haber obtenido la candidatur­a no le impedirá seguir luchando por sus derechos y los de su comunidad.

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