La oportunidad de una sociedad solidaria
Tenemos el reto de convertirnos en una sociedad más incluyente, sí; pero también más solidaria, fortaleciendo alianzas entre las diferentes causas.
Hoy 17 de mayo se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia y es la oportunidad de poner sobre la mesa una serie de circunstancias en la que nos encontramos: tenemos en puerta unas elecciones donde pareciera que el conservadurismo ha ganado espacios.
Si bien se puede decir que la Ciudad de México es la entidad con el mayor reconocimiento de derechos de las personas LGBT+, también es cierto que aún falta camino por andar. No es suficiente (nunca lo fue) el matrimonio igualitario o la posibilidad de adoptar en igualdad de circunstancias que las personas heterosexuales.
Falta trabajar en la cotidianidad de la convivencia. Las agresiones verbales y físicas siguen en las calles de la capital y de otras muchas ciudades del país. Niñas son obligadas a adecuarse a una identidad de género que no tienen por qué cumplir, adolescentes temen expresar su afecto por temor a las represalias, madres lesbianas tienen que luchar en escuelas por los espacios para sus hijas e hijos, hombres ocultan su sexualidad en el empleo por temor a perderlo, mujeres trans son ridiculizadas en el transporte incluso por las autoridades y servidores públicos.
¿Cómo se combate lo anterior? Con alianzas y socios. La labor en el colectivo LGBT+ podría caminar en el fortalecimiento de la solidaridad y la creación de alianzas.
Solidaridad con quienes podemos identificarnos gracias a la empatía y reconociendo que nuestra orientación sexual o identidad de género no es unidimensional; que nos construimos como personas en muchas dimensiones, somos familiares, fuerza laboral, parte de otras minorías, convivimos con grupos que viven la vulnerabilidad por otras razones. Solidaricémonos con ellas y ellos, con sus luchas, con sus necesidades, exijamos sus derechos como propios. Eso también es construir ciudadanía.
Consolidemos alianzas con grupos organizados que tienen trabajo en otras luchas. De hecho, tenemos una deuda histórica con las luchas de las mujeres, las personas LGBT+ le debemos tanto al feminismo, que no estaría mal comprometernos y consolidar alianzas con ellas.
Construyamos esa solidaridad que no anula las diferencias, sino que las reconoce y las valora en la sociedad. Comprometernos con los demás es construir espacios más seguros, donde cada quien pueda ser siempre quien es.