Vinícola… en China
Desde hace un par de semanas Beijing es el centro de mi universo. Redescubrir esta región vitivinícola y echarle mano a las más novedosas expresiones de Ningxia, Hebei y Xinjiang, entre otras zonas productivas de China, estaban entre mis pendientes. Hoy, junto a 450 colegas de todo el mundo, catadores del Concours Mondial de Bruxelles Haidian 2018, vuelvo a explorar estas tierras.
Pese a su larga tradición vitícola –el cultivo de vitis vinífera ya era común en la dinastía Tang (618–907)–, la industria vinícola China es bastante reciente. Después de 30 años de desarrollo pleno, muchas regiones apenas empiezan a mostrar su verdadero potencial para la producción de vinos de calidad; como nunca, los fermentados locales están adquiriendo formas y características definidas. ¡Ojo, no hablo de consolidación! Desde 2016 China es el segundo país con mayor superficie de viñedos plantados, el sexto productor y el quinto consumidor mundial de vino (OIV 2017). Hablo, mi estimado lector, de la afirmación de estilos propios.
Ya le había contado que la mayor parte de los viñedos se reparten a lo largo de 12 zonas productoras, concentradas principalmente en el norte y centro del país. La Provincia de Shandong (que incluye las ciudades de Yantai y Qingdao) es responsable de más del 45 por ciento del vino que se produce en China; los suelos arcillosos que caracterizan a la región, con capacidad para retener nutrientes y agua, han hecho posible tener excelentes resultados con uvas como Cabernet Sauvignon, Merlot, Chardonnay, Riesling y la icónica Cabernet Gernischt, asociada por expertos con la Carménère. Sin embargo, para hallar la máxima expresión del vino chino, es necesario apuntar a Ningxia.
Ubicada al pie de las montañas Helan y marcada por la influencia del Río Amarillo, Ningxia reúne más de 100 mil hectáreas de viñedos plantados (China Agricultural University, 2017). Cepas como Cabernet Gernischt, Cabernet Sauvignon y Merlot, entre otras, se benefician con el clima árido extremo, amplio diferencial térmico y suelos arenosos y gravosos que predominan en la zona. El potencial cualitativo de sus caldos ha hecho que el gobierno chino apueste por Ningxia como el referente vitivinícola nacional.
“Carlos, ¿y cómo son los vinos?”. A eso quería llegar. Tuve la oportunidad de probar diferentes Cabernet Sauvignon de la región y quedé impresionado: dominante frutalidad, taninos bien finos, gran amplitud, acidez vibrante y, principalmente, ausencia de agresivos matices verdes y “pimentados”. En definitiva, vinos bastante accesibles, muy limpios, frescos, de cuerpo liviano a medio…
Entre lo destacado vale la pena mencionar el Cabernet Sauvignon-Merlot de Holly Fun, vinícola ubicada en la zona este de las montañas Helan, un ensamble con agradables notas de fruta negra madura y ligerísimos destellos herbales, elegante, balanceado y persistente. De lo que llega a México, ahí le va una recomendación.