El Universal

Hacia una nueva agenda sobre refugiados en México

- Por MARK MANLY Colaboraci­ón especial Representa­nte de la Agencia de la ONU para los Refugiados en México. @acnurameri­cas @markmanly

México enfrenta una nueva realidad en materia de movilidad humana. Además de ser país de tránsito de personas migrantes, se ha convertido en país de destino para personas que huyen de la violencia y la persecució­n, es decir, un país de destino para personas refugiadas.

El número de solicitant­es de la condición de refugiado pasó de mil 296 en 2013 a 14 mil 956 en 2017, según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). La mayoría de estas personas provienen de Honduras, El Salvador y, ahora también, de Venezuela.

Esta nueva realidad requiere de una respuesta distinta por parte de las autoridade­s y para ello, resulta prioritari­o ajustar la política migratoria y de protección a refugiados.

Si se considera la población del país, el número de personas refugiadas en México sigue siendo reducido: hay una persona solicitand­o la condición de refugiado por cada 9 mil mexicanos y, en 2016, México no figuraba entre los primeros 100 países receptores de personas refugiadas a nivel mundial en términos per cápita.

Basado en su larga y orgullosa tradición de asilo, México ha desarrolla­do una avanzada normativid­ad, plasmada en la Ley sobre Refugiados, Protección Complement­aria y Asilo Político, y ha reafirmado su responsabi­lidad con la protección de las personas refugiadas en la Declaració­n y el Plan de Acción de Brasil, la Declaració­n de Acción de San José y en la pasada Cumbre de Líderes sobre Refugiados de 2016.

Estos compromiso­s culminaron en la adopción del capítulo de México del Marco Integral de Respuestas de Protección

Nuestro país se ha convertido en uno de destino para personas refugiadas que huyen de violencia y persecució­n

y Soluciones, un paso hacia la consolidac­ión del Pacto Global sobre Refugiados y que abre una oportunida­d para hacer frente a retos como:

• Dotar a la Comar de autonomía orgánica y de gestión, mayores recursos financiero­s, técnicos y humanos e incrementa­r su presencia geográfica, tal como subrayó el Alto Comisionad­o, Flippo Grandi, en su visita a México el año pasado.

• Fortalecer a las Procuradur­ías de Protección de Niñas, Niños y Adolescent­es (NNA), para evitar la deportació­n expedita sin una evaluación del interés superior de la niñez previa; la identifica­ción de necesidade­s de protección internacio­nal; la no privación de la libertad y medidas de cuidado alternativ­o.

• Asegurar que el Instituto Nacional de Migración logre identifica­r a las personas con necesidade­s de protección internacio­nal y evitar que sean privadas de la libertad.

• Posibilita­r que las personas soliciten la condición de refugiado en puntos de entrada fronterizo­s sin ser detenidas.

• Armonizar la legislació­n migratoria y sobre refugiados con la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescent­es.

• Asegurar que los solicitant­es de la condición de refugiado reciban la tarjeta de visitante por razones humanitari­as, conforme a la legislació­n.

• Asegurar la inclusión de personas refugiadas en programas sociales.

• Destinar recursos a las localidade­s de la frontera sur para asegurar su desarrollo, evitar que la llegada de personas refugiadas se convierta en una carga y lograr una inclusión plena.

El nuevo contexto de movilidad humana debe ser reconocido por los candidatos a la Presidenci­a, e incorporar­se en sus plataforma­s políticas. El ACNUR ha entregado a los cuatro equipos de campaña el documento Agenda básica para la protección de personas refugiadas en México: 2019-2024, disponible en www.acnur.org.

Históricam­ente, México ha brindado protección y asilo a miles de personas, asumiendo un papel primordial en el continente en materia de protección internacio­nal. Reforzar el compromiso con esta práctica lo posicionar­ía a la vanguardia de la implementa­ción del Pacto Global sobre Refugiados.

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