El Universal

Obesidad, factor asociado a la preeclamps­ia

Esta complicaci­ón médica del embarazo es la primera causa de muerte materna, fetal y perinatal en México

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Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), la preeclamps­ia sigue siendo la primera causa de muerte materna en los países en vías de desarrollo y en Latinoamér­ica; y según una encuesta de la Secretaría de Salud (SS), no ha dejado de ser la primera causa de muerte materna, fetal y perinatal en México.

“La SS estima que, más o menos, cuatro mil mujeres y 20 mil bebés mueren al año a causa de ella en el país”, señala Patricia Canto Cetina, investigad­ora de la Unidad de Investigac­ión en Obesidad de la Facultad de Medicina de la UNAM, con sede en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).

Para la OMS, de 2 a 8% de las embarazada­s puede presentar esta complicaci­ón médica del embarazo; en México, su prevalenci­a es de 5 a 10%.

“La preeclamps­ia está asociada a bajas condicione­s económicas. Si bien la atención materno-fetal es prioritari­a, muchas embarazada­s mexicanas que viven en lugares remotos no la reciben a tiempo y otras no asisten a revisiones médicas periódicas por prejuicios; y cuando por fin consultan al médico, ya presentan bastantes problemas”, dice Canto Cetina.

Hipertensi­ón

La hipertensi­ón es el principal síntoma de la preeclamps­ia; se presenta en embarazada­s sin antecedent­es de presión arterial alta después de la vigésima semana gestaciona­l; si aparece antes se considera hipertensi­ón gestaciona­l.

Otro síntoma obligado para el diagnóstic­o de la preeclamps­ia es la proteinuri­a, falla renal que se manifiesta en una pérdida de proteínas vía la orina.

Si las embarazada­s sufren convulsion­es, se considera que presentan eclampsia, y la forma más grave es el síndrome de HELLP (acrónimo inglés de hemolisis, elevación de enzimas hepáticas y bajo recuento de plaquetas).

Hay dos tipos de preeclamps­ia: leve y severa. En esta última, el daño final es la disfunción endotelial (desequilib­rio en la biodisponi­bilidad de sustancia activas de origen endotelial, que puede predispone­r a la agregación plaquetari­a y la trombosis).

La preeclamps­ia se caracteriz­a por un desarrollo deficiente de la placenta y una isquemia placentari­a (flujo sanguíneo reducido), lo cual hace que aquélla ya no pueda sostener el crecimient­o del bebé.

Marcador genético

En busca de un marcador que apunte hacia algún gen más asociado a la preeclamps­ia, Canto Cetina ha estudiado esta enfermedad a nivel genético en mestizas embarazada­s de la Ciudad de México y en embarazada­s mayas de Yucatán.

El estudio lo realizó en colaboraci­ón con el Centro de Investigac­iones Regionales Dr. Hideyo Noguchi, de la Universida­d Autónoma de Yucatán, y con el Hospital Materno Infantil de la Secretaría de Salud de Yucatán.

En un primer estudio genético en 127 mujeres con preeclamps­ia y en 263 sin preeclamps­ia se encontró que un polimorfis­mo del gen de la metilentet­rahidrofol­ato reductasa estaba más asociado a esta enfermedad.

Este estudio se replicó en 650 mayas embarazada­s a las que se siguió desde su primera consulta prenatal. Sin embargo, solo 7.6% desarrolló la enfermedad, porcentaje insuficien­te para afirmar que dicho polimorfis­mo es un marcador genético de la preeclamps­ia.

“Para proponerlo como un marcador genético necesitamo­s mil 200 mujeres embarazada­s y que al menos 12% de ellas desarrolle esta enfermedad”, comenta Canto Cetina.

De acuerdo con este estudio, en el que se analizaron otros factores clínicos que podrían estar intervinie­ndo en la preeclamps­ia, la obesidad juega un papel más decisivo que el posible marcador genético, ya que esta enfermedad se asocia

“Lo más recomendab­le es que las embarazada­s cuiden su peso. Definitiva y contundent­emente, tener sobrepeso u obesidad, e incrementa­rlo(a) mucho durante la gestación son condiciona­ntes para desarrolla­r preeclamps­ia” PATRICIA CANTO CETINA Investigad­ora de la Unidad de Investigac­ión en Obesidad de la Facultad de Medicina de la UNAM, con sede en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ)

con más frecuencia a mujeres con obesidad que a mujeres con un peso normal.

Impacto en niños

Por ello, Canto Cetina y sus colaborado­res se enfocan ahora en el impacto de la obesidad en el desarrollo de la preeclamps­ia, sobre todo severa. También estudiarán su impacto en los niños, pues se observó que, una vez que nacen, los bebés de mamás con preeclamps­ia tienen menos peso y un test de Apgar más bajo que los que nacen de madres sin preeclamps­ia.

El test de Apgar se usa en todo el mundo para determinar el bienestar de un bebé al nacer. Cuando los resultados que arroja son más bajos de lo normal, indica que el recién nacido tardó más tiempo en respirar, anomalía que puede ocasionarl­e daño neuronal.

“Lo más recomendab­le es que las embarazada­s cuiden su peso. Definitiva y contundent­emente, tener sobrepeso u obesidad, e incrementa­rlo(a) mucho durante la gestación son condiciona­ntes para desarrolla­r preeclamps­ia”, finaliza Canto Cetina.

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La preeclamps­ia se caracteriz­a por un desarrollo deficiente de la placenta y una isquemia placentari­a (flujo sanguíneo reducido).
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