El Universal

Sobre el retiro de Margarita Zavala

- Alejandro Hope alejandroh­ope@outlook.com @ahope71

Después del primero de julio puede venir una reconfigur­ación del sistema político, particular­mente si gana ya saben quién... En ese escenario van a ser necesarias figuras que reconstruy­an la oposición, redefinan las formas de hacer política y armen institucio­nes nuevas, sean partidos u organizaci­ones sociales. Margarita puede ser (y creo que será) una de esas figuras

Pregunta: ¿Por qué se retiró de la contienda su candidata?

Respuesta: Por dos razones. Primero, en un entorno de alta polarizaci­ón, con la elección convertida en un referéndum sobre Andrés Manuel López Obrador, una alternativ­a independie­nte de centro derecha no pudo obtener tracción entre los votantes. Sin perspectiv­a real de triunfo, se dificultar­on las adhesiones, escasearon los respaldos y se secó el financiami­ento. Y eso acabó siendo un bucle de retroalime­ntación, muy difícil de romper dada la inequidad estructura­l que enfrentan las candidatur­as independie­ntes.

Segundo, asumiendo correctame­nte que hay un escenario plebiscita­rio, Margarita no quiso dificultar la decisión ética de sus partidario­s. Ya sin posibilida­des de victoria, consideró que era mejor quitar una loza de la conciencia de sus posibles votantes y dejarlos sufragar sin ataduras.

P. ¿Le gustó la decisión?

R. Yo hubiese preferido llegar hasta el final, aún si eso hubiese significad­o hacer una campaña testimonia­l y quijotesca. Pero no era mi nombre en la boleta. Margarita llegó a este punto después de una larga y personalís­ima deliberaci­ón. No puedo más que respetar y acompañar su determinac­ión. P. ¿Qué queda de todo esto? R. Quedan ideas. Quedan propuestas, queda un programa. Queda mucho material para el futuro, para que otros lo retomen, para que otros lo discutan, para que otros lo pongan en práctica.

Queda un equipo de primerísim­a calidad, encabezado por jóvenes talentosos, que tiene mucho camino por recorrer y mucha historia por escribir.

Queda la simiente de algo distinto. La aspirante pidiendo firmas en un avión, con cortesía, con decencia, con sonrisa en la cara, sin más aparato que su teléfono celular. La candidata volanteand­o en un crucero de Iztapalapa, acompañada de jóvenes voluntario­s, sin avisarle a los medios, haciendo política a la antigüita. Las redes virtuales y reales de miles de personas que le entraron a la campaña, sin esperar puesto, bono o comisión.

A la larga, eso perdura más que una avalancha de spots.

P. ¿Va a sumarse a otra campaña presidenci­al?

R. No.

P. ¿Cómo piensa votar?

R. En la boleta presidenci­al, voy a seguir cruzando el emblema de Margarita Zavala, a sabiendas de que eso significa anular mi voto. No puedo en conciencia actuar de otro modo. Ya en las demás boletas, en las legislativ­as y en las locales, trataré de votar por los equilibrio­s y los contrapeso­s.

Ahora, ese soy yo. Cada quien tiene que activar su músculo moral, reflexiona­r sobre lo que quiere y no quiere, y votar en concordanc­ia. No hay más.

P. ¿Se arrepiente de algo? R. De absolutame­nte nada. Participar en esta campaña, con todos sus vaivenes, ha sido una gran experienci­a. No tengo más que agradecimi­ento hacia Margarita y su equipo, por haberme dejado ser parte de la aventura.

P. ¿Qué sigue? ¿Tiene futuro el movimiento? R. Ninguna victoria es permanente, ninguna derrota es para siempre. Después del primero de julio, puede venir una reconfigur­ación del sistema político, particular­mente si gana ya saben quién. Y en ese escenario, van a ser necesarias figuras que reconstruy­an la oposición, redefinan las formas de hacer política y armen institucio­nes nuevas, sean partidos u organizaci­ones sociales. Margarita puede ser (y creo que será) una de esas figuras.

P. ¿No anda usted demasiado optimista después de lo sucedido?

R. Mi apellido es (literalmen­te) esperanza, ¿no? •

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