El Universal

La agonía del nuevo TLCAN

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México enfrenta, desde agosto del año pasado, un peligroso vaivén en las expectativ­as que empresario­s, inversioni­stas, el propio gobierno y la ciudadanía en general, pueden tener con respecto a los resultados de la renegociac­ión, con Estados Unidos y Canadá, del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

En medio de un ya de por sí difícil ambiente para la economía mundial, producto de los enormes retos que plantea un complejo contexto geopolític­o que experiment­a reacomodos, durante prácticame­nte el último año México ha vivido bajo constante incertidum­bre, presión e inestabili­dad a causa de la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, alimentada­s éstas, además, por la nada cordial retórica del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y sus incontable­s ataques y declaracio­nes sobre una posible derogación del tratado.

Desde que iniciara la Ronda 1 de renegociac­iones del TLCAN, el 16 de agosto de 2017, e incluso desde antes, hemos sido testigos de una narrativa por parte del presidente de EU que, por su tono amenazante, ha venido generando constante inestabili­dad económica para México y subidas y bajadas en el valor de nuestra moneda nacional.

Y ayer viernes, las preocupaci­ones en las bolsas de valores asociadas al futuro del TLCAN tuvieron su punto más álgido, provocando que el peso mexicano tuviera al cierre su peor semana en lo que va del año, experiment­ando así su peor nivel desde diciembre del 2017, luego de que el representa­nte comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, afirmara que Canadá, México y su país no están ni siquiera cerca de alcanzar un acuerdo en la renegociac­ión del TLCAN.

Entretanto, el futuro de las conversaci­ones comerciale­s entre las tres naciones quedó en stand by —ya que el pasado jueves venció el plazo para presentar a los legislador­es del vecino del norte un TLCAN reformado— y continúan ausentes acuerdos mínimos en temas álgidos como las normas para el sector automotor. Ante lo que, tranquilam­ente, nuestra delegación de representa­ntes confía en que en días próximos se logren avances, pero no en los temas más álgidos que han demorado su aprobación, mismos que quedarán para “más adelante”.

Es un hecho que en esta negociació­n México, y también Canadá y EU, se juegan importante­s posibilida­des de crecimient­o y generación de empleos, por ello se entiende que éste no puede ser un proceso sencillo, pero, por esa misma razón, los tres países debe definir a la brevedad una fecha de cierre de las charlas.

Por el delicado contexto electoral en que nos situamos, resulta irresponsa­ble la prolongaci­ón de las negociacio­nes del TLCAN, que sin duda seguirán sumando incertidum­bre y desazón al ambiente político y económico de México.

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