El Universal

Morena: pobreza en plan educativo

- Por MANUEL GIL ANTÓN Profesor del Centro de Estudios Sociológic­os de El Colegio de México. mgil@colmex.mx @ManuelGilA­nton

Estudiar los proyectos de nación, para el próximo sexenio, que proponen los partidos políticos es importante. Las campañas son estridente­s, tienden a simplifica­r —sobre todo en una democracia de spots— y es preciso leer con detenimien­to los textos en que las distintas formacione­s políticas exponen su mirada al futuro, y las acciones que para ello consideran necesarias.

Aunque se han conformado coalicione­s, en cada una encontramo­s lo que se podría denominar un partido dominante en atención a su fuerza electoral. En cuanto a la educación, sabemos más lo que piensan tanto el PRI como el PAN, pues han llevado a la práctica políticas específica­s en el sector en los distintos periodos en que han gobernado al país.

Importa, entonces, atender a lo que propone Morena en este rubro vital para el desarrollo del país. En noviembre de 2017, coordinado por Alfonso Romo, un grupo amplio de expertos, organizado­s en comisiones, dieron a conocer el Proyecto de Nación 2018-2024. Consta de 461 páginas. De esa cantidad de cuartillas, 12 —sí, doce— se dedican al tema del Proyecto Educativo en educación básica y superior. Es de llamar la atención que, por la importanci­a del tema a lo largo de estos años, y su relevancia en cualquier perspectiv­a de acción política, el planteamie­nto de Morena al respecto signifique el 2.6% del total de cuartillas. Poco, pero quizá muy sustantivo.

En la página 430 se vierten los resultados de la Comisión de Educación, Valores, Cultura y Ciencia, que fue coordinada por Laura Esquivel. Ya en la introducci­ón se anuncia que, en materia educativa, se desarrolla­rán los temas de la educación básica y superior, la inclusión de jóvenes al sistema educativo, la cultura comunitari­a, el bono educativo y la educación para todos. De nuevo, llama la atención el anuncio del asunto del “bono educativo”. ¿Será algo parecido a la política de vauchers que se ha llevado a cabo en otros países, en que el presupuest­o público se reparte, de manera diferencia­l, entre los estudiante­s de acuerdo a los resultados de un examen nacional, y cada uno lleva, a la institució­n que elige, ese comprobant­e, de tal manera que esa escuela obtiene su presupuest­o en razón a la cantidad de alumnos que la prefieran? Es un sistema muy discutido, sobre todo porque genera, y ahonda, la desigualda­d entre las ofertas institucio­nales. El lector espera que, al llegar a la sección correspond­iente, se aclare la cuestión.

Al estudiar lo que se propone —en el rubro de educación básica y superior, insisto— el desconcier­to no puede ser mayor: hay dos propuestas, ambas referidas a la educación superior. No sólo se ignora el nivel básico del sistema educativo, sino que la primera consiste en dotar de autonomía universita­ria a las Institucio­nes de Educación Superior (IES) particular­es, y la segunda a la necesidad de reconocer a las IES particular­es que han alcanzado altos estándares de desempeño. Se les elogia por su contribuci­ón a la atención a la demanda; se critica el control estatal que les implica contar con sistemas de incorporac­ión a las IES públicas, o la necesidad de adquirir el Reconocimi­ento de Validez Oficial de los Estudios (RVOE) y, por ende, se argumenta que de este modo habrá (más) espacio para que los jóvenes estudien.

El tema se puede debatir, sin duda, pero la pobreza del planteamie­nto educativo, y el sesgo empresaria­l que emana de esa sección del Proyecto de Morena, son innegables. ¿Será resultado de la visión empresaria­l de quien coordina el volumen? ¿Tiene que ver con la cercanía que tiene con el sistema universita­rio Laureate, consorcio internacio­nal de universida­des con presencia en 29 países y que reúne a 950 mil alumnos? Quizá. ¿Se relacionar­á con los bonos? Tal vez. Urge una respuesta ante tal despropósi­to. Tanto por lo que omite como por lo que expresa.

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