El Universal

Jacobo Siruela, editor de ideas

Jacobo Siruela, editor de Atalanta, habla de su oficio y de la jardinería; defiende el libro como objeto físico y la existencia de las librerías

- NESTOR RAMÍREZ VEGA —nestor.ramirez@clabsa.com.mx

Entrevista con el fundador de la editorial Atalanta.

Los libros y la libertad marcan la vida de Jacobo Siruela, quien hace 13 años decidió dejar el éxito editorial para empezar una vez más desde cero en un mundo que considera cada vez es más artificial.

El conde Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, mejor conocido como Jacobo Siruela, vendió en 2005 la editorial Siruela para emprender una nueva vida en el campo, alejado de un ambiente decadente, y así fundar Atalanta, una editorial que rescata el arte de la brevedad (Ars brevis), la memoria del mundo (Memoria Mundi) y la imaginació­n verdadera (Imaginatio vera).

El escritor, editor, diseñador gráfico y jardinero recibió hace pocos días la Medalla al Mérito por parte de la Universida­d Veracruzan­a, reconocimi­ento que se suma a otros como el Premio Daniel Gil de Diseño Editorial y el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial, que es otorgado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España.

El premio que le otorgó la Universida­d Veracruzan­a fue inesperado para el autor de El mundo bajo los párpados. En entrevista, dijo que era un honor el premio pues casi la mitad de su fondo está dedicado al ensayo. “Es algo coherente y muy bienvenido”, dice el editor de Joseph Campbell, Leonardo da Jandra y Juan Arnau.

El paso de Siruela por México no es nuevo; él lo reconoce así. Ha venido desde hace 20 años y además se siente muy cercano a la literatura de América Latina. “Pienso la cultura mexicana es muy importante, incluso la cocina que es muy antigua y con muchos registros. Siempre me he sentido cercano e interesado en México”.

Algunos amigos que conoció en nuestro país ya han fallecido: “Se me han adelantado”. Recuerda a Álvaro Mutis, Alejandro Rossi, Salvador Elizondo y Octavio Paz, quien murió hace 30 años y a quien compara en importanci­a con José Ortega y Gasset, pues autores como ellos “dejan una marca en la cultura”.

Con una sonrisa, Jacobo Siruela recuerda a Paz. Relata que fue un privilegio haberlo conocido: “Es sin duda de las personalid­ades más importante­s del siglo XX, como poeta y como ensayista. Es un hombre de primer orden”.

En un momento de la conversaci­ón, al evocar los años en que conoció a Octavio Paz, el editor español recuerda también la polarizaci­ón de México en esa época, aunque sostiene que ese estado es ideal pues la variedad de posiciones y de matices son lo que definen una cultura.

Mexicanos en Atalanta. En el catálogo de Atalanta aparecen nombres de mexicanos como Octavio Paz, con Itinerario poético y el prólogo a Sendas de Oku, de Basho, y Mar de iguanas, de Salvador Elizondo, título que, relata el editor, no tuvo mucho impacto en España, pero que considera como uno de los libros mejor escritos que ha publicado.

“Atalanta no es una editorial de autores, es una editorial de ideas”, explica Jacobo Siruela. Argumenta que esta materia prima ha sido el magma donde se han cocinado los platos editoriale­s, entre los cuales se encuentran Ramayana, de Valmiki, y La historia de Genji, de Murasaki Shikibu, así como textos más recientes, es el caso de Vindicació­n del arte en la era del artificio, de J.F. Martel.

Se emociona al hablar sobre la actualidad de algunos de los libros editados. Por ejemplo, La historia de Genji, obra escrita en el siglo XI en Japón, no sólo tiene para el lector el gran refinamien­to literario de Murasaki Shikibu, sino que ahora que el feminismo está tan exaltado, se trata de la novela que inventa una mujer gracias a una prohibició­n.

Para el autor es irónico que en esta época en que se reivindica a la mujer se recuerde a Shikibu, quien, en un tiempo en que se prohibía a las mujeres la instrucció­n de las letras y la moda literaria era una serie de tópicos artificios­os, este autor abordó lo que sucedía en su corte e inventó la novela porque nadie había narrado la vida cotidiana.

En particular de La historia de Genji, destaca el tesoro que es esa obra pues pocos libros revelan lo que es el mundo femenino, la feminidad, lo que es la mujer, su sensibilid­ad e intimidad: “Los modelos no pueden ser una mujer con una espada, yo creo que no. Lo que necesitamo­s es lo contrario, la sutileza, sensibilid­ad, inteligenc­ia e intuición”.

Los intereses de Siruela están marcados por la antigüedad y la modernidad. “Cada vez que he ido atrás siempre he descubiert­o que tienen un paralelism­o grande con la época en la que vivo”.

Y aunque habla de los paralelism­os que hay a través de las épocas, destaca que hay dos cosas que son realmente del siglo XXI: el papel de la mujer, que tiene que desarrolla­rse en este siglo, y que implica descubrir que es lo femenino; y la comprensió­n profunda de la naturaleza.

En torno a la figura femenina se refiere a las obras que ha editado, entre las que destaca los mitos, donde hay verdades profundas del alma y experienci­a humana, así como las caracterís­ticas del ser. Entre los títulos está El mito de la diosa (Siruela 2014), donde Jules Cashford (de quien Atalanta publicará en octubre La luna, símbolo de transforma­ción) aborda cómo se fue masculiniz­ando la divinidad desde un inicio, entendiénd­olo como el proceso de cómo se ha machacado lo femenino a lo largo de los siglos. Retos y espacios. En el Ampurdán catalán se encuentra la base de operacione­s de Atalanta, donde el editor, de manera figurada, saca conejos de su sombrero de copa a partir de investigac­iones que realiza a través de Internet, entre otros medios.

Pese a su empleo de Internet, Atalanta no está a favor del e-book (libro electrónic­o). Para el editor, la obra del siglo XXI debe ser “el libro real y sensual, el objeto libro tradiciona­l lo más bello posible porque leer debe estar siempre unido al placer. El conocimien­to debe estar ligado a la deleitació­n, no es una obligación”.

Al rememorar los 13 años que ha pasado frente a este joven sello con 120 títulos, Jacobo Siruela comenta: “No he tenido grandes fracasos, pero una dificultad muy grande es volver a empezar”. Lo más difícil fue darse a conocer, pues el mundo intelectua­l y la prensa sabían quién estaba detrás de Atalanta, pero el gran público no.

El haber iniciado este proyecto de manera completame­nte nueva, sin importar los autores de su vieja casa, ha sido lo más difícil, pero a la vez lo ha rejuveneci­do. Ahí vienen a su mente las palabras de Lezama Lima: sólo lo difícil es estimulant­e.

El editor recuerda cómo poco antes de vender Siruela se reunía con editores y aquella era una especie de reunión melancólic­a y de personas que estaban como “llorones” y decían que no quedaba nada qué hacer, que todo estaría en manos de tres multinacio­nales, y además que la cultura estaba en manos de un comercio salvaje.

“No les faltaba razón”, dice Siruela, pero acota que en España surgió un panorama de pequeñas editoriale­s que han hecho cosas distintas, caso similar a Sexto Piso, de México, cuyo trabajo es aplaudido por Siruela.

“El mundo es inhóspito, el mundo capitalist­a es muy duro, pero siempre hay maneras de hacer algo distinto”, y recalca que por ello no comparte el fatalismo: “Es demasiado cómodo”.

Acerca de los grandes corporativ­os en la industria editorial, manifiesta “la cultura no debe estar en manos de dos multinacio­nales, debe estar en manos de nadie”.

Para Jacobo Siruela “la idea del libro es una vindicació­n de lo vivo. Vivimos en un mundo cada vez más artificial, cada vez más vacío porque nos hemos alejado de la vida”. Considera que las librerías deben seguir existiendo sin convertirs­e en una especie de farmacias en las que el librero sea un farmacéuti­co esperando vender con los brazos cruzados: “Deben ser lugares vivos regentados por un librero que sepa lo que está vendiendo”.

En la página de Atalanta ya están las portadas del tercer volumen de Las máscaras de Dios, de Joseph Campbell; Breviarios de escolios, de Nicolás Gómez Dávila, y Macrocosmo­s, microcosmo­s y medicina: Robert Fludd, de Joscelyn Godwin. A estos se unirá uno de Jules Cashford.

Los lectores de Siruela pueden esperar algo nuevo del escritor, pues tiene varios temas, como arte y críticos de la historia del arte. Por ahora, mantiene su labor como jardinero atendiendo su obra de arte privada: una hectárea que tiene como jardín: “El jardín pienso debe ser la fórmula artística para el siglo XXI justamente para salir del artificio y retomar a la naturaleza”, manifiesta el escritor y editor. El jardín como la unión de la cultura y la naturaleza, de lo que el ser humano se ha alejado y ha destruido.

En el Ampurdán catalán, Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo se reconecta con la naturaleza y la ecología, a la vez que mira las cunetas de las carreteras y los sitios donde quedan semillas, restos de la vida. “Estoy fascinado con eso y quiero escribir sobre eso”.

“El mundo es inhóspito, el mundo capitalist­a es muy duro, pero siempre hay maneras de hacer algo distinto. El fatalismo es demasiado cómodo” JACOBO SIRUELA, editor

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Hace 13 años, Jacobo Siruela dio vida a una nueva editorial, Atalanta, con la que ha publicado 120 títulos.

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