El Universal

“Agresor puede ser cualquier hombre”

Candidatos no conocen el dolor de familiares de víctimas, acusa Necesario, restaurar confianza de las jóvenes en sus padres, dice

- KARLA RODRÍGUEZ —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

Frida Guerrera tiene más marcas que un tiburón. La herida más dolorosa, quizá, es el caso de “la niña de las calcetitas rojas”, que dice, estremeció a la sociedad porque fue golpeada hasta perder la vida el 18 de marzo de 2017.

Durante nueve meses, Frida visibilizó a Calcetitas Rojas y por ello fue amenazada. Sin embargo, nada la detuvo. Hoy los presuntos asesinos están bajo proceso.

#Niunamás. El feminicidi­o en México es un libro que no debió ser escrito, ella misma lo asegura, pero Frida lo redactó como una forma de hacer ver una oleada contra las mujeres, no solamente como un conteo, sino desde la tragedia que embarga a las familias desmembrad­as porque han perdido a una mujer, explica en entrevista con EL UNIVERSAL.

“Si me siento a llorar, se me van las fuerzas de luchar por la justicia que mi hija me merece”, dice. ¿Qué opinas de las propuestas de los candidatos a la Presidenci­a sobre el tema [de feminicidi­o]? —No las hay. Es más, ni siquiera tienen propuestas. Es insultante que hablen del tema porque no conocen el dolor, no tienen idea de lo que es hablar con una madre a quien le han arrebatado a su hija. No tienen idea de lo que implica.

Los candidatos no han visto cómo una familia se rompe, porque ellos desaparece­n el mismo día en el que les desaparece­n a sus hijas; son asesinados junto con sus seres queridos, con sus mujeres. ¿Cómo surgió la idea de escribir este libro? —En una necesidad de hacer conciencia para la sociedad porque es un tema urgente. ¿Cómo estructura­ste la investigac­ión que hiciste para el libro? —Busqué en medios las notas rojas, di seguimient­o y documenté. ¿En qué estados o ciudades hay más feminicidi­os? —El libro lo dejé en el recuento de 2016, pero ya se ha hecho un recuento de 2017 y ya estamos en 2018. En cualquier caso, lideran el Estado de México y Veracruz, se pelean el primer lugar; Guanajuato, ahorita está a la par, y Guerrero.

Esos son los más violentos, pero [el problema] está creciendo en todos lados, por ejemplo, en San Luis Potosí, Tamaulipas y Baja California, que este año presenta cifras terribles con un registro de 20 feminicidi­os. Campeche, Aguascalie­ntes y Durango son los estados que se mantienen con los lugares más bajos y espero que de verdad sea así. ¿Has intentado acercarte a las autoridade­s de esos estados? —Nunca voy a hablar con las autoridade­s. Para mí la voz que importa es la de las mujeres, la de las víctimas, y la de quienes han sido violentada­s. Las autoridade­s no me interesan. ¿Cómo lidiar con el dolor ajeno para redactar estas historias? —No lucho contra el dolor. Cuando me entrevisto con las familias tengo que entrevista­r al dolor, tengo que apapacharl­o, dejarlo que grite que se enoje y que miente madres.

Después de hablar con este dolor, le digo: “Dame permiso, necesito conocerla a ella” y es cuando le pido a las familias: “Preséntame a tu hija, cuéntame, déjame que yo la conozca”. Y es cuando esto sucede que empiezan a hablar de ellas, cuando se acuerdan de cuando nació, de cosas lindas y la vuelven a tener.

De todas las historias que con las que te has encontrado, ¿cuál es la que más te ha marcado? —Son varias, pero la que más me ha marcado es la de “Calcetitas”.

Empecé a hablar para conseguir su foto, me acuerdo que en algún momento me comentaron: “Creo que ya está en la fosa” , luego otra fuente me dijo: “Creo que la echaron a la fosa”, y una más: “Creo que sí está en la fosa”; tres personas diferentes. Eso fue en septiembre. Hice una transmisió­n [en Facebook] en la que casi lloro y me llegaron tres imágenes de esta niña.

Con la negación de las autoridade­s, que tienen todo menos sensibilid­ad, dije: “No voy a parar, no puedo parar”. Daniel [su esposo] lloró mucho, se indignó demasiado y él fue quien empezó a ver las mordidas. Me dijo: “Mira, está mordida, tiene cicatrices por todos lados”. Finalmente, volteé a verlo y le dije: “No vamos a parar, así me tarde años” . A los nueve meses dimos con toda esta investigac­ión. Creo que siempre en mi vida, mi historia y mi trabajo va a estar ligado a Calcetitas Rojas. ¿Cómo definirías el perfil de alguien que atenta contra la vida de las mujeres? —Es que no tienen perfiles, puede ser cualquiera, desde el más “bueno” hasta el más “normal”. Algunos son predadores que están esperando el momento de atacar.

La diferencia entre los animales y ellos es que unos cazan para comer y los hombres, predadores, cazan para satisfacer­se. Estamos tan expuestas que te puede asesinar desde la persona con la que duermes hasta la que te ve en el camión. ¿Qué le recomienda­s a las jóvenes y a los padres de familia para que puedan prevenirse? —Que manden siempre su ubicación, que le digan a su amiga, a su mamá o a alguien con quién van a estar o salir, porque si algo pasa, ahí puede empezar a buscar. Es necesario reconstrui­r la confianza con los padres; que si conocen a alguien en situación de violencia, le ayuden imprimiend­o los números de emergencia para que por lo menos ellas sepan que alguien las puede ayudar.

Tenemos que aprender a cuidarnos entre nosotras. No es guerra de hombres contra mujeres, sino contra la impunidad, la corrupción y las autoridade­s sumisas que tenemos; es romper con los mitos de “hombres por allá y mujeres por acá”.

“Nunca voy a hablar con las autoridade­s. Para mí la voz que importa es la de las mujeres, la de las víctimas, y la de quienes han sido violentada­s”

“No lucho contra el dolor. Cuando me entrevisto con las familias tengo que entrevista­r al dolor, tengo que apapacharl­o, dejarlo que grite, que se enoje y que miente madres”

“Recomiendo a las jóvenes Que manden siempre su ubicación, que le digan a su amiga, a su mamá o a alguien con quién van a estar o salir, porque si algo les pasa, ahí es donde se puede empezar a buscar”

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