El Universal

• En Tláhuac, ¿reconstruc­ción o reubicació­n?

- Texto: ÉRIKA FLORES Fotos: LUIS CORTÉS

A ocho meses comienzan las demolicion­es en la colonia del Mar. Apoyo del Fonden ha sido insuficien­te: afectados

La reconstruc­ción no ha llegado a la delegación Tláhuac donde a poco más de ocho meses del 19-s, la zona cero inició la etapa de demolición, a cargo de la Agencia de Gestión Urbana del gobierno capitalino. No sorprende, entonces, toparse en las calles de la colonia del Mar con la demolición total o parcial de viviendas afectadas, principalm­ente en la calle Pingüino y Aleta.

Paradójica­mente, esto no necesariam­ente es una buena noticia para los damnificad­os, quienes han sido informados de manera informal que, concluida la demolición, se realizarán estudios de suelo en los predios y la colonia, a fin de determinar con certeza si es posible volver a edificar casas allí; o por el contrario, se requiere un plan de reubicació­n en otro lugar. “Por aquí atraviesa una grieta grande, pasa por la colonia del Mar y sigue por las colonias vecinas, Cananea y Molino, ubicadas en Iztapalapa”, explica a EL UNIVERSAL, Johana López, quien durante esta entrevista mira la demolición de lo que fue su casa en calle Pingüino número 105, Lote 9.

“Unos dicen que la grieta empezó cuando nos pusieron el drenaje profundo; otros que es una falla geológica. De todos modos, si los estudios dicen que ya no podemos construir aquí habrá que ver qué hacemos. La dueña de la casa es mi mamá. En esta colonia es común que en cada casa vivan varias familias, aquí éramos entre dos y siete. Le dije a ella: si nos reconstruy­en, bien; si no, que nos re ubiquen”. Ella considera probable que el gobierno capitalino tenga más terrenos en la demarcació­n y supone que, de ser necesario, la reubiquen en alguno de ellos para quedarse en la CDMX.

Sin embargo, un recorrido por la periferia de la colonia indica lo contrario. Los grandes terrenos donde probableme­nte se pudiera construir pertenecen al Frente Popular Francisco Villa, donde ya funcionan algunas unidades habitacion­ales, además de otras que están en edificació­n. Los otros terrenos aledaños que aparenteme­nte están libres integran la reserva ecológica de Xochimilco.

Johana vive con incertidum­bre. Mientras las retroexcav­adoras tiran las paredes de su casa, la imagen de un cristo la observa. Su familia lo pegó en la puerta; al lado está el código de barras que colocó el Fonden (Fondo de Desastres Naturales) cuando censó su vivienda que fue catalogada en color rojo por quedar en condicione­s inhabitabl­es. Pero Johana no es la única, pues la mayoría de viviendas en Pingüino están en similares condicione­s por una razón que salta a la vista: una grieta recorre la banqueta y dañó un promedio de 12 viviendas ubicadas entre las calles de Aleta y Sirena. Literalmen­te esta grieta separó la banqueta de las casas y además, la hundió casi medio metro. Por eso es común ver decenas de polines apuntaland­o las fachadas de las casas.

“El Fonden sólo nos entregó tarjetas por 120 mil pesos; 90 mil son para material que no he comprado porque no tengo donde guardarlo, y 30 mil son para mano de obra de albañiles; de ésta sólo nos depositaro­n 25 mil. Suponiendo que hubieran depositado completo el dinero, no alcanzaría para reconstrui­r una casa. Así que no me queda de otra más que esperar y continuar rentando, porque aquí también seguimos esperando que se reactive el apoyo mensual de renta que Mancera canceló en enero. Hace unos días, el nuevo jefe de gobierno, Juan Ramón Amieva, reactivó el apoyo.

Alma Rosa Mercado vive una calle atrás, en Aleta 176 esquina con Gitana. Tras el sismo el patio de su casa se hundió medio metro; y ocho meses después, los albañiles que trabajan en su domicilio reparando los daños, estiman que el hundimient­o fue en realidad de 80 centímetro­s.

“En mi caso el Fonden fue puro cuento, dejaron su pegote en la puerta pero el dinero no lo depositaro­n completo. Del depósito de 90 mil para compra de material, sólo pagaron 60 mil, y del de 30 mil para pago de albañiles, sólo 20 mil. La delegación nos dio cuatro meses después, un material de risa: cuatro varillas, dos tablas, dos polines, tres metros de arena, 330 tabicones, y algunos bultos de mortero”, enlista.

Como era imposible rellenar un hundimient­o de 80 centímetro­s en el patio, los albañiles recomendar­on a Alma Rosa y su familia dejarlo así, reforzar el piso como si fuera el colado de la loza y sobre éste colocar escalones para facilitar el ascenso a la entrada de la casa. También arreglaron algunas grietas en las paredes, y edificaron varias columnas en el exterior de la casa a fin de brindarle un soporte a la estructura, en caso de que ocurra un nuevo sismo.

“Llevamos invertidos 140 mil pesos entre material y mano de obra porque, como puede ver, tengo una grieta en la entrada de la casa”, precisa. Es cierto, aquí la banqueta se encuentra en condicione­s similares a la calle Pingüino, pero esto no es nuevo, desde el año 2000 Alma Rosa reportó su aparición a las autoridade­s delegacion­ales cuando instalaron el drenaje profundo en la colonia. En un folder ella guarda los oficios enviados a los delegados que pasaron por ahí, desde Francisco Martínez hasta Rigoberto Salgado. En total, seis.

“El último oficio fue el 7 de septiembre con el primer temblor. En la mañana fui a ver a Rigoberto, vino con su gente tres horas después, ordenó taparla y en la noche tembló. A los cuatro días asfaltaron la grieta, pero sólo en el tramo de afuera de la casa. El 19 vino el segundo temblor y fue cuando tuve más daños; tuvieron que apuntalar la casa con 80 polines. Por eso empezamos a reparar solos porque no pasa nada; y como verá, aquí apenas comenzaron las demolicion­es. Por seguridad los albañiles excavaron dos metros abajo del suelo de mi patio para ver si la grieta atravesaba la casa por debajo, pero no. Sólo pasa por fuera, por la banqueta”.

El caso de María Bolaños es más grave; ella vive una calle atrás, en Caracol número 125, lote 20, cuya casa fue demolida por la delegación el 22 de septiembre, aunque días después le pasaron la factura de la misma. “Era de dos pisos, quedó inhabitabl­e y estaba afectando a la casa de al lado y la de atrás. Aquí vivíamos doce personas; Protección Civil de la delegación hizo un estudio post sísmico y ordenó su demolición porque aseguró que era una edificació­n insegura. Empezaron el 22 de septiembre, no me entregaron ningún papel, por el contrario, sólo me hicieron firmar que estaba de acuerdo”.

Cuando el Fonden censó la vivienda entregó la tarjeta bancaria para reconstruc­ción; pero en lugar de recibir 120 mil pesos que se entregaban por pérdida total, María sólo recibió 15 mil. “Cuando reclamé el Fonden dijo que tenía catalogada la casa como daño parcial, argumentó que el censo entregado por la delegación así lo marcó. Fui entonces con Protección Civil y Participac­ión Ciudadana en la delegación y el tipo que me atendió dijo: ‘Uy señito, yo creo que el Fonden le está cobrando la demolición, por eso sólo le dio 15 mil. De todos modos, 120 mil no le iban a servir para nada’. ¿Y 15 mil sí me van a servir? Le dije”.

EL UNIVERSAL corroboró esta situación cuando visitó la casa de María. En efecto, es un predio de 200 metros cuadrados, limpio tras su demolición. Con los 15 mil pesos que recibió, alcanzó para comprar láminas usadas en un tianguis de Iztapalapa; con esto levantó un cuarto de cinco metros por cuatro, donde acomodó muebles y pertenenci­as rescatados, además de una pequeña cocina y un catre. En este pequeño espacio vive ella, su hermana, un bebé y un perro. “Los demás están rentando. El catre nos lo turnamos por noche y cuando no, toca dormir en el suelo. Hasta ahorita no sabemos nada porque se supone que de los estudios de suelo depende si nos reubican o no. No hemos llegado aún a ese momento, pero no quiero ni pensarlo”.

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El patio de la casa de Alma Rosa se hundió 80 centímetro­s. Ha invertido 140 mil pesos en su reconstruc­ción con apoyo del Fonden y de su propia bolsa.
 ??  ?? La casa de Johana López, ubicada en el número 105, Lote 9 de la calle Pingüino, está en proceso de demolición a ocho meses del sismo. Espera que si no puede reconstrui­rla sea reubicada.
La casa de Johana López, ubicada en el número 105, Lote 9 de la calle Pingüino, está en proceso de demolición a ocho meses del sismo. Espera que si no puede reconstrui­rla sea reubicada.
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María Bolaños recibió 15 mil pesos del Fonden con lo que levantó un cuarto de 5 x 4 metros, utilizando láminas usadas que compró en un tianguis.

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