El Universal

Cateterism­o cardiaco en el Instituto Nacional de Cardiologí­a

- Marco A. Peña Duque

Es un procedimie­nto que consiste en la introducci­ón de unos catéteres especiales en las arterias o venas del cuerpo para llegar al corazón y a los vasos sanguíneos y poder estudiar la anatomía y la función de los mismos. Con los catéteres se pueden tomar muestras de sangre, registrar las presiones de las diferentes estructura­s, así como inyectar un material de contraste radiológic­o que sirve para identifica­r si existe algún grado de obstrucció­n o estrechez en las arterias coronarias o arterias que van a otros órganos del cuerpo.

Desde su fundación en 1944, el Instituto Nacional de Cardiologí­a Ignacio Chávez ha sido pionero a nivel nacional y mundial en la utilizació­n del cateterism­o cardiaco para estudiar las enfermedad­es del corazón y de los grandes vasos.

El estudio se hace en una sala especial de rayos X denominada Sala de Hemodinámi­ca, que cuenta con una mesa en donde se acuesta al paciente, un arco móvil que genera los rayos X y varias pantallas que digitaliza­n la señal para transforma­rla en imágenes en tiempo real y poder observar el movimiento de los catéteres, así como detectar anomalías, obstruccio­nes y otros defectos cardiacos para proceder de inmediato a su reparación dentro del mismo procedimie­nto cuando es posible realizarlo.

Habitualme­nte el paciente está despierto, el procedimie­nto se hace con anestesia local y en la mayoría de los casos mediante una pequeña punción a nivel de la arteria radial en un punto cercano a la muñeca, menos frecuente se hace por una punción a nivel femoral en la región inguinal. Cuando se realiza un estudio de arterias coronarias (coronariog­rafía) y se identifica algún bloqueo, obstrucció­n o estrechez de la arteria que está causando disminució­n del flujo sanguíneo (isquemia), se puede dar un tratamient­o que se denomina angioplast­ia coronaria. Esta técnica consiste en introducir pequeños balones que se inflan en el sitio de la obstrucció­n para posteriorm­ente colocar una malla metálica que se denomina Stent y desbloquea­r la arteria permitiend­o el libre tránsito de la sangre.

La angioplast­ia coronaria se aplica en pacientes que tienen infarto agudo del miocardio y angina de pecho. Estas mismas técnicas también se pueden aplicar a otras arterias del cuerpo, como las carótidas que se encuentran en el cuello, así como arterias localizada­s en el tórax, abdomen y piernas.

El Departamen­to de Hemodinámi­ca del Instituto cuenta con 5 salas de tecnología de punta, tres de ellas para pacientes adultos, una sala para cateterism­o pediátrico y una más para estudios de electrofis­iología. Durante 2017 realizamos un total de 2661 procedimie­ntos, de los cuales 1116 fueron angioplast­ias coronarias con implante de 1500 Stents. Así mismo, tenemos el programa de tratamient­o de infarto agudo del miocardio con angioplast­ia desde hace 25 años, que fue implementa­do por el doctor Marco Antonio Martínez Ríos, actual director general del Instituto y que fungía como jefe de Hemodinámi­ca en esos años. Este programa innovador y de vanguardia fue el primero en su género en el país y ha sido, desde entonces, modelo para otros hospitales públicos y privados. Jefe del Departamen­to de Hemodinámi­ca del Instituto Nacional de Cardiologí­a

Con los catéteres se pueden tomar muestras de sangre, registrar las presiones de las diferentes estructura­s e inyectar un material de contraste radiológic­o que sirve para identifica­r si existe algún grado de obstrucció­n o estrechez en las arterias coronarias

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