El Universal

El narco como aspiración

- Héctor de Mauleón @hdemauleon demauleon@hotmail.com

Les gustaba vestirse del mismo modo. Llevaban la cabeza rapada y usaban barbas. Se auto nombraron Los Demonios. Ninguno de ellos pasaba de los 30 años.

Bajo las órdenes de Ismael El Mayo Zambada, y con la protección de la policía municipal, comenzaron a manejar desde Nogales, Sonora, el trasiego de cocaína, heroína, mariguana y metanfetam­inas hacia varias ciudades del sur de Estados Unidos.

Una serie de detencione­s realizadas del otro lado de la frontera por la Oficina de Investigac­iones de Seguridad Nacional (HSI por sus siglas en inglés) inició el registro de sus actividade­s. Cerca de veinte integrante­s de Los Demonios fueron detenidos en los últimos meses en distintos lugares de Estados Unidos.

El líder del grupo es José Juan Jacobo Álvarez, El J-3. Sustituyó a Edgar Omar Anaya, El 7, luego de que éste muriera en un enfrentami­ento.

Desde que quedó al frente de la célula, El J-3 publicitó sus actividade­s en las redes sociales. Para empezar, se mandó a hacer varios corridos. Hoy se sabe que lo que se narraba en ellos era absolutame­nte real.

Esos corridos hablaban de las ciudades en las que El J-3 se movía; señalaban los apodos de sus principale­s colaborado­res, narraban su pasión por “los carros”, las armas, las mujeres. Daban una serie de detalles sobre su vida:

“De muy joven le entré al ruedo, me agarraron cuando iba agarrando vuelo”, dice una de las letras —mientras se observan escenas hollywoode­nses de un asalto bancario.

“Ese tiempo encerrado me sirvió pa’ madurar y alivianarm­e”, informa el corrido: “Salí muy maleado y listo pa’ rifarme”.

Los corridos de El J-3 son cantados por el grupo Eficaz, Los del Jefe y Alfredo Castañeda y su 5º patio. A lo largo de ellos desfilan avionetas, camionetas de lujo, armas y joyas.

“Me la llevo en Culiacán, Tucson, Phoenix con El Pecas, El David y El Iván”, “el compadre Negro no se ha de rajar”, “los carros son mi fuerte y mi pasión, de los mejores he tenido yo”.

En uno de los temas se mencionan “envidias” y una emboscada en la que a Jacobo Álvarez le tiraron 80 balazos.

“Los Demonios nos apodan ya”, relata una de las canciones, “y si tengo estrés, pues me voy a las playas”.

Las fotos que Jacobo subía revelan un cambio radical en su perfil. Al muchacho inicial, con aspecto de cholo, le siguió la construcci­ón del “narquillo”, vestido a la moda y rodeado de riqueza.

Los miembros de su grupo se parecen todos.

A partir de dos números telefónico­s entregados por la HSI, la Agencia de Investigac­ión Criminal, AIC, realizó el rastreo de esta célula.

En los últimos años, Nogales siguió la ruta de violencia del resto del país: 46 homicidios en 2015, 70 en 2017. Muertos, balaceras, persecucio­nes se volvieron parte de la vida diaria.

Según la PGR, Nogales, Sonora, se halla partida en dos. En una parte de la ciudad opera la célula de El Mayo; en la otra, la encabezada por un sujeto apodado El 50, quien milita en la rama del Cártel de Sinaloa que encabezan los hijos de El Chapo Guzmán.

Ambos grupos tienen en la nómina a las policías locales y, de acuerdo con la PGR, contaron al menos con la protección de un subdirecto­r de la municipal.

Hace unos días más de 90 elementos de la Sedena y la AIC realizaron un operativo en Nogales. El segundo al frente de Los Demonios, Josué Iván Torres, El Chango, fue aprehendid­o en compañía de otras dos personas.

El J-3 logró escapar. No tardará en subir a las redes el corrido que cuente su nueva hazaña. Un joven lo escuchará y lo tomará como modelo.

Y es que El J-3 expresa, como pocos, el narcotráfi­co como aspiración.

En el teléfono de uno de sus colaborado­res, las autoridade­s hallaron un video en el que Jacobo lanza al aire una ráfaga de metralleta: le gustaba ser grabado de ese modo, y al volante de lujosas camionetas que él hacia girar, para “quemar llanta”.

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