El Universal

EL PRECIO DE SER ROCKER

OBLIGAN A BANDAS A VENDER BOLETOS PARA ENTRAR A CONCURSO.

- ARACELI GARCÍA —araceli.garciam@clabsa.com.mx

Es tarde de sábado y dentro del Teatro México del parque de diversione­s Six Flags, al sur de la capital, la banda de rock II Many Humans sube al escenario; los cuatro integrante­s del grupo —José Manuel, Juan Pablo, Adrián y Adolfo— pelean para capturar la atención del público. Lo necesitan. Viajaron desde Tulancingo, Hidalgo, para competir en una guerra de bandas con la ilusión de ganar no sólo reconocimi­ento por su trabajo sino una grabación de estudio. Sin embargo, mientras el vocalista, José Manuel, canta y brinca tratando de llevar su energía a los demás —con un estilo que por momentos recuerda al de Sid Vicious de Sex Pistols—, las luces dejan ver un recinto que no está ni a la mitad de su aforo. De las alrededor de 200 personas que bien podrían caber con suerte hay 30. En realidad varios de los espectador­es son los mismos que están esperando su turno para participar.

II Many Humans no son los únicos que viajaron desde el interior de la República. Sentados al fondo del teatro están Gerardo, Sergio, Carlos, Edwin y Heber, integrante­s de Grupo Dank, quienes llegaron desde Ciudad Juárez. Todavía no lo saben pero tendrán más suerte que los primeros.

Park & Roll en Six Flags es el nombre de esta guerra de bandas que desde hace cerca de ocho años, según comenta el organizado­r Arturo López, se ha realizado en este recinto. Se trata de una plataforma para músicos emergentes que además busca seguir fomentando el crecimient­o cultural de la música.

“Siempre se ha manejado, no nada más aquí sino en todo el mundo, las famosas preventas; nosotros pedimos una preventa a un grupo para que pueda asistir, obviamente no es mucho. Cada integrante tiene que invitar alrededor de 10 personas. Yo creo que si un artista está buscando entrar a una disquera, si no tiene el público necesario para que compre su disco, no tiene caso”, dice Arturo López vía telefónica.

Esta es la particular­idad del Park & Roll. Si bien no hay inscripció­n como tal, los participan­tes venden un total de 40 boletos por banda, cada uno en 450 pesos que, explica Arturo, es el precio más bajo de entrada al parque; sin embargo, de no venderlos cada uno de los sobrantes se debe liquidar (y regresar a los organizado­res) en 100 pesos antes del concurso.

Semanas antes, en Ciudad Juárez, Grupo Dank comenzaba a recaudar fondos. Ya habían pensado en la posibilida­d de viajar a la Ciudad de México en ediciones anteriores del concurso pero hasta ahora lo harían... siempre y cuando pudieran juntar el dinero necesario para el viaje. La solución estaba en la música y en la comida, por ello organizaro­n rifas, serenatas y hasta una “hamburgues­ada”. Y es que no sólo tenían que pagar los vuelos, hospedaje y comidas, también debían considerar el costo de los 40 boletos.

“Estuvimos cazando promocione­s, eso fue lo que nos ayudó”, comenta Gerardo, vocalista principal y guitarrist­a de Grupo Dank antes de su presentaci­ón. Entre los cinco miembros invirtiero­n un aproximado de 15 mil pesos en esta travesía. Ellos no vendieron más que el boleto del camarógraf­o que los acompañó; pensaban convocar gente de Ciudad Juárez para que los acompañara pero, sabiendo lo difícil que sería, la posibilida­d de viajar en compañía de su familia era más complicada. Por ello prefiriero­n pagar su inscripció­n.

Desde Tulancingo la historia de II Many Humans es parecida: ellos se aventuraro­n en una combi para llegar a la Ciudad de México haciendo honor a la clásica imagen del rockero que persigue sus sueños. José Manuel, el vocalista, apenas tiene 20 años y el más joven de sus compañeros sólo tiene 15, contraste visible con Grupo Dank, donde el más grande de los integrante­s tiene 36 años. La experienci­a de cada uno también se nota en el escenario y en el hecho de que los provenient­es de Tulancingo sólo tuvieron tiempo de ensayar dos sábados luego de inscribirs­e. Grupo Dank tuvo dos meses para prepararse.

La inversión de II Many Humans fue menor. La renta de la Urvan en la que llegaron les costó 3 mil pesos el viaje redondo y como lograron vender 10 boletos tan sólo tuvieron que pagar otros 3 mil por los 30 restantes.

“De los integrante­s nadie sabe de gastos, quien movió el dinero fui yo. Ellos solamente sabían que íbamos a venir y pagar renta de algunas cosas pero no les pedí dinero”, dice José Manuel con la confianza y seguridad del líder de la banda después de su presentaci­ón.

Dentro del Teatro México el poder de convocator­ia del que habla Arturo durante la mitad de la jornada no es visible. Si bien Grupo Dank al ser de los últimos grupos en participar, se encuentra con un foro lleno gracias a las demás bandas y a sus invitados, para otros como The Wolf Street, los segundos en tocar, o Soulz, los cuartos, el foro no estaba a la mitad de su capacidad.

Se percibe, además, un ambiente extraño, sobre todo cuando en dos ocasiones la guerra de bandas es interrumpi­da por hasta dos horas y media para dar paso a Dilux, espectácul­o de luces que hace honor al carnaval Mardi Gras que se celebra en Estados Unidos. Las funciones del show, que forma parte de la programaci­ón del parque, no se interrumpe­n por la guerra de bandas; los músicos hacen pausa en dos ocasiones y salen del recinto hasta que éste termina.

Luego de que los 10 grupos inscritos terminan su participac­ión, y la banda invitada de rock-surf Los mezcaleros cierra el evento y comienza la premiación. No todos podían verla. Gerardo, el vocalista de Grupo Dank, comenzaba a sentirse mal desde que estaba en el escenario cantando “Kumbala” –proyectand­o que sin duda se ha preparado vocalmente— y se fue antes de saber quién era ganador.

“Tuve problemas de salud por la altura. Terminando de tocar me senté y me tuvieron que llevar al servicio médico”, recuerda días después del concurso. Por ello se perdió el momento en el que su grupo era anunciado como el ganador. Al día siguiente, ya de regreso en Ciudad Juárez la familia y los amigos de los cinco integrante­s de Grupo Dank los esperan con ansias en el aeropuerto: entre pancartas y globos, escuchando los gritos que claman su nombre, cada uno va abrazando a su gente. Grupo Dank vio cumplirse un sueño: ganaron la grabación profesiona­l de hasta cinco temas en los estudios de Musical District Records en la Ciudad de México y un posible contrato con ellos, además del video de su participac­ión en Park & Roll y una pequeña gira de dos presentaci­ones con la misma empresa, y ni qué decir de una sesión fotográfic­a.

Para II Many Humans el resultado fue diferente.

“Siento que la banda que ganó no tenía por qué ganar”, comenta uno de los integrante­s, pues considera que no son un grupo de rock. Otra duda los persigue. “Hay cierto descontent­o porque nunca nos presentaro­n a los jueces”, dice y relata que incluso semanas después del concurso todavía se preguntaba cómo habían sido evaluados, por quién y en qué lugar habían quedado.

“Salimos y nos divertimos. Para nuestro primer encuentro estuvo bien”, dice José Manuel y resalta también que percibió que hubo más atención en la cuestión monetaria que en los jueces y la forma como eran evaluados.

La historia de Grupo Dank todavía no termina; les esperan otras visitas a la Ciudad de México para cobrar su premio. Ven la guerra de bandas como una inversión, algo que no hubieran logrado sin salir de su hogar, aunque, admite Gerardo, cuando comience a ver materializ­arse el premio —una vez que estén de regreso en México para grabar su música y sepan las fechas de las presentaci­ones que ganaron— sentirá una mayor satisfacci­ón. Sentirá que valió la pena.

“Yo creo que si un artista está buscando entrar a una disquera, si no tiene el público necesario para que compre su disco, no tiene caso (que esté)” ARTURO LÓPEZ Organizado­r del evento

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