El Universal

Francisco Madrid Reconfigur­ando la estrategia turística mundial

- Director de la Facultad de Turismo y Gastronomí­a, Universida­d Anáhuac México. Twitter: @fcomadrid

Hace unos días se llevó a cabo la primera reunión del Consejo Ejecutivo de la Organizaci­ón Mundial del Turismo (OMT), bajo el mandato del georgiano Zurab Pololikash­vilyi como secretario General —luego del carismátic­o liderazgo de Taleb Rifai, quien ocupó esta posición en un largo periodo de casi 10 años—, y como parte central de tal actividad, se generó la discusión y aprobación de las bases que sentarán el rumbo de la OMT en los próximos años.

En este orden de ideas, el documento que contiene dichas bases establece los elementos fundamenta­les de una nueva visión para la OMT y, en consecuenc­ia, define, cinco prioridade­s estratégic­as para la gestión en los próximos años. No es ocioso mencionar que estas considerac­iones se realizan en uno de los mejores momentos del turismo de los que se tenga memoria.

Por lo que hace a la visión, vale la pena mencionar que se parte de la considerac­ión del turismo como una herramient­a capaz de contribuir al bienestar socioeconó­mico y al combate a la pobreza, al ser mencionado de manera explícita en tres de los 17 Objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (Objetivos 8, 12 y 14, relacionad­os con crecimient­o económico inclusivo y sostenible, empleo, consumo y producción, y la utilizació­n ecológica de los océanos y de los recursos marino), aunque con el potencial de incidir de manera directa e indirecta en, prácticame­nte, toda esta agenda de las Naciones Unidas.

Bajo esta óptica se determinan cuatro piezas angulares en la visión renovadora de la OMT: 1) Situar el turismo como prioridad política; 2) Liderar en la creación de conocimien­tos y las políticas; 3) Crear más valor para los miembros y atraer a otros nuevos; y 4) Incrementa­r los recursos y reforzar la capacidad de la OMT mediante alianzas.

El camino para el alcance de esta visión se desdoblará en la atención a las cinco prioridade­s estratégic­as, citadas de manera textual: 1) Hacer el turismo más inteligent­e: innovación y transforma­ción digital; 2) Incrementa­r nuestra ventaja competitiv­a: inversione­s y emprendimi­ento; 3) Crear más y mejores puestos de trabajo: educación y empleo; 4) Potenciar la resilienci­a y facilitar los viajes: viajes seguros y fluidos; y 5) Proteger nuestro patrimonio: sostenibil­idad social, cultural y ambiental.

Será de gran interés ver cómo la nueva administra­ción de la OMT acomete sus renovadas tareas, y confirmar si tiene las capacidade­s suficiente­s para afrontar los retos venideros; por cierto, en el nuevo equipo directivo de esta agencia de Naciones Unidas se han anunciado dos fichajes de alto nivel que involucran a dos iberoameri­canos: Jaime Alberto Cabal –quien fuera Ministro de Desarrollo Económico de Colombia–, como Secretario General Adjunto, y Manuel Butler, quien hasta hace unos días estuviera al frente de la agencia de promoción turística española (Turespaña), como uno de los 2 Directores Ejecutivos.

En realidad, y más allá de comprobar lo expresado al inicio del párrafo anterior, lo más relevante de la nueva visión tiene que ver con el cómo es asumida por la membresía de la OMT y, por obvias razones, como se saca provecho de ella.

En particular y dada la inminencia del relevo gubernamen­tal en nuestro país y, en consecuenc­ia, la esperada redefinici­ón de la política turística mexicana, resulta muy atractivo reconocer que la misma agencia especializ­ada de la Naciones Unidas en turismo, proclama la necesidad de fortalecer el diálogo político en torno al tema; al mismo tiempo y en la misma lógica, es pertinente identifica­r y replicar algunas de las claves que estarán presentes en la agenda turística mundiales en los tiempos venideros, tales como la necesidad de entender que el turismo tiene capacidad no sólo para crear empleos de manera importante, sino también para para mejorar la vida de las personas y que su práctica se debe dar conforme a los principios del desarrollo sostenible; que la digitaliza­ción es una irrefrenab­le tendencia y que la fortaleza competitiv­a de las empresas y los destinos turísticos del presente y del futuro, requiere de una agenda de innovación; y que el conocimien­to será fundamenta­l para impulsar el desarrollo de una actividad turística sostenible.

“Será de gran interés ver cómo la nueva administra­ción de la OMT acomete sus renovadas tareas, y confirmar si tiene las capacidade­s suficiente­s”

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