Denuncian víctimas indiferencia de Corral
• Familiares acusan que gobernador no les da audiencia, a 2 años de su gobierno • Norma Andrade lleva 17 años buscando a quien violó y asesinó a su hija Lilia
La Caravana de la Realidad del Norte, liderada por familiares de personas desaparecidas o víctimas de feminicidio, llegó a la Ciudad de México el pasado 24 de mayo, buscando la atención de las autoridades federales ante la indiferencia del gobierno de Chihuahua, encabezado por el panista Javier Corral, denunciaron.
“A casi dos años del gobierno de Javier Corral, ni siquiera nos ha recibido”, señaló José Luis Castillo, padre de Esmeralda Castillo, desaparecida a los 14 años, el 19 de mayo de 2009.
En el aniversario nueve de su desaparición, la caravana partió de Ciudad Juárez, integrada por familiares de víctimas y activistas en contra de la militarización, así como de los proyectos de explotación de recursos naturales en el Valle de Juárez, a fin de exigir a las autoridades federales su intervención.
Alrededor de 30 personas en dos camionetas recorrieron 2 mil kilómetros en seis días. Pasaron por Chihuahua, Saucillo, Jiménez, Torreón, Zacatecas, San Luis Potosí y Querétaro antes de arribar a la CDMX. En cada ciudad pegaron las pesquisas con los rostros de sus hijos y otros desaparecidos, tuvieron ruedas de prensa y reuniones con otras agrupaciones.
En la capital del país, los integrantes de la caravana se reunieron con autoridades de la Comisión Nacional de Búsqueda, quienes se comprometieron a acompañar sus casos.
Luchar contra la indiferencia. Jade también sabe de indiferencia y ha visto en dos ocasiones cómo intentaron asesinar a su madre, Norma Andrade. La primera vez, el 2 de diciembre de 2011 en Ciudad Juárez, cuando salían de su casa un hombre se acercó y le disparó en cinco ocasiones.
Una de las balas se detuvo en su pecho antes de lograr atravesar su corazón. Al hospital en el que la operaban llegó una llamada en la que dijeron que si la atendían asesinarían a los médicos de la institución.
La mujer fue trasladada a la Ciudad de México, donde se tuvo que quedar en condición de desplazada. Dos meses después, un hombre tocó a su puerta en la delegación Coyoacán y la apuñaló en el cuello. Jade, de entonces 12 años, fue quien pidió ayuda y llamó a los cuerpos de rescate.
Sin embargo, la mujer en realidad no es la madre de Jade, aunque ella, a sus 19 años, la mira y le dice “mamá”. Se trata de su abuela, a quien intentaron asesinar por buscar al responsable de matar, violar y torturar a su hija Lilia Alejandra García, de 17 años.
Lilia tenía dos hijos: Jade, de un año y ocho meses, y Caleb, de cinco meses. Ahora Jade es más grande que su madre y aún no tiene respuestas. No sabe por qué, ni quién la asesinó.
Norma, junto a su defensa aportó evidencia científica contundente para dar con uno de los responsables a través de la identificación del semen de uno de los agresores hallado en el cuerpo de Lilia Alejandra.
A la joven la mantuvieron en cautiverio una semana, antes de dejar su cuerpo enredado en una cobija, tirado en un terreno baldío el 21 de febrero de 2001. El cadáver tenía marcas de sujeción en las muñecas, escoriaciones en la cabeza, una fractura craneoencefálica, golpes en la nariz, en ambos pómulos, en los ojos, lesiones en el cuello, así como múltiples heridas en la región vaginal y anal. Uno de los registros que se logró identificar del semen encontrado en su cuerpo, coincide también con el que se halló en los cadáveres de otras cuatro menores de edad asesinadas, según David Peña, abogado del Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social.
Con el perfil genético del agresor se solicitó un cruce con la base de datos de empleados de Gobierno del Estado de Chihuahua. El 5 de junio de 2010, el Ministerio Público informó que: “Existe una coincidencia en el haplotipo del cromosoma y el cual corresponde a una muestra de sangre en la tarjeta del c. Enrique Castañeda Ogaz, agente ministerial de la Procuraduría de Justicia del Estado, que murió asesinado el 19 de febrero de 2010”.
A partir de esa información se determinó que el semen no era de Enrique Castañeda, pero sí de alguien de su familia paterna. Hasta el momento no han realizado las diligencias para investigar a todos los familiares.
La ineficiencia del Estado para resolver el caso llevó a Norma Andrade y al Estado Mexicano a enfrentarse en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
En la audiencia del 7 de mayo de este año el Estado mexicano aceptó su responsabilidad internacional. Ahí, en Puerto Rico, Norma Andrade, así como el abogado David Peña y la abogada Michel Salas conocieron al ministerio público Sergio Castro, encargado de la investigación, quien apenas tiene cuatro meses con la carpeta.
Dos semanas después, Sergio Castro dio con el presunto responsable, de acuerdo con un boletín de la Fiscalía General del Estado. Unos días después, luego de que el ministerio público hablara con Norma y su defensa para decirle que investigaría a fondo la relación real del detenido con los casos de las otras jóvenes, el boletín fue eliminado.
El sábado 19 de mayo, mientras la Caravana de la Realidad del Norte partía, Manuel Navarro era ingresado al Cereso luego de confesar, sin ser cuestionado por ello, que asesinó a 10 niñas entre 1994 y 2005.
Así, de pronto, fue detenida una persona que nunca había sido mencionada en la carpeta de investigación, mientras que el principal sospechoso en los últimos 10 años sigue sin ser llamado a comparecer.
Norma dice que no puede dar detalles de la presentación del presunto responsable para no entorpecer las investigaciones, pero, afirma, le queda claro que con Javier Corral la justicia estará peor si se pone a fabricar culpables. •