El Universal

Mario Maldonado

Anaya endulza los oídos de los empresario­s

- Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

Los empresario­s mexicanos están entre asustados y preocupado­s por lo que va a pasar después del 1 de julio si Andrés Manuel López Obrador se convierte en Presidente de la República. Lo dicen en comidas, lo discuten en los consejos de administra­ción y lo transmiten a sus empleados a través de correos electrónic­os.

Su preocupaci­ón es legítima: si cambia drásticame­nte el modelo económico, la inversión y el empleo podrían estar en riesgo. Dicho temor ha sido capitaliza­do por Ricardo Anaya, no porque los empresario­s piensen que es el mejor candidato, sino porque creen que es el único que a estas alturas del proceso tiene posibilida­des de pelearle la elección al fundador de Morena.

El candidato de la alianza PAN-PRD-MC, en contraste con Andrés Manuel López Obrador, ha ido de reunión en reunión endulzándo­les los oídos a los hombres y mujeres de negocios. Les ha prometido un ómbudsman de las inversione­s, los ha defendido de los maltratos de AMLO, se comprometi­ó a elevar el gasto público a 25% del PIB y a apoyar la inversión privada, y les ha asegurado que generará un crecimient­o económico superior al 2.2% promedio de la última década.

Su estrategia ha tenido éxito principalm­ente por el estancamie­nto en el que se encuentra José Antonio Meade, quien, según las encuestas, se mantiene en un lejano tercer lugar.

Así pues, acompañado de sus hombres más fuertes, como Diego Fernández de Cevallos, Jorge Castañeda y, más recienteme­nte, Víctor Almeida, dueño de Interceram­ic, el “joven maravilla” se ha plantado frente a buena parte de los grandes empresario­s del país. Apunte entre ellos a Alejandro Ramírez, Carlos Slim, Claudio X. González, Alberto Baillères, Germán Larrea, Eduardo Tricio, Antonio del Valle, Valentín Diez, Alfredo Harp, José Antonio Fernández, María Asunción Aramburuza­bala, Adrián Sada, Daniel Servitje y Federico Terrazas.

Uno de ellos, consejero de varias empresas, me describió las reuniones como muy productiva­s y calificó a Anaya de ser un “joven brillante, con buenas ideas”. El hombre de negocios no dejó duda de que, ante lo que consideró un escenario “muy difícil” para el candidato del partido en el gobierno, el joven panista era su plan “B”.

Lo mismo con los integrante­s del Consejo Mexicano de Negocios que con los del Grupo Monterrey, Ricardo Anaya ha ido derramando su miel, diciéndole­s a los empresario­s lo que quieren escuchar. Les ha hablado, por ejemplo, de los beneficios que traería su administra­ción en materia económica y cómo ayudaría a las empresas a obtener jugosos contratos mediante un ambicioso programa de asociacion­es público-privadas.

Pero ha ido más allá: les ha propuesto más de lo que sus atribucion­es como titular del Ejecutivo le permitiría­n. Este martes, en su columna de EL UNIVERSAL, Javier Tejado relevó que el candidato de la coalición Por México al Frente habría ofrecido a Carlos Slim modificarl­e el título de concesión a Telmex y permitirle dar el servicio de televisión. Con ello, su empresa América Móvil se convertirí­a en la única con posibilida­des de vender los servicios de cuádruple play en el país.

El acercamien­to entre Anaya y Slim tiene varios interlocut­ores. Uno de ellos es el litigante Diego Fernández de Cevallos, quien encabezó el equipo jurídico que devolvió al magnate de las telecomuni­caciones cientos de millones de dólares tras lograr el fallo definitivo para eliminar la tarifa cero de interconex­ión. El Jefe Diego cabildeó fuerte en la Suprema Corte de Justicia de la Nación para ganar esa pelea y Slim prometió regresarle el favor.

Otro personaje clave en la relación Anaya-Slim es el primo del dueño del Grupo Carso, el empresario Alfredo Harp Helú. El presidente honorario del Consejo de Administra­ción de CitiBaname­x es socio y amigo de Víctor Almeida García, a quien el 1 de mayo pasado Anaya nombró como su coordinado­r de enlace empresaria­l.

Almeida García es un empresario reconocido en Chihuahua y en el resto del país por su empresa Interceram­ic, la cual facturó 2 mil 595 millones de pesos el año pasado. En su consejo de administra­ción figuran inversioni­stas como Alfredo Harp y José Luis Barraza, otro empresario chihuahuen­se que fue presidente nacional del Consejo Coordinado­r Empresaria­l y presidente de Aeroméxico.

La estrecha relación de Anaya con el gobernador Javier Corral llevó al candidato frentista a tejer alianzas con los empresario­s de Chihuahua, a partir de las cuales logró insertar su discurso entre los inversioni­stas de Nuevo León y otros estados del norte del país.

Otro de los inversioni­stas que apoyan la campaña de Anaya es Federico Terrazas Becerra, accionista mayoritari­o de Cementos de Chihuahua, que también tiene presencia en Estados Unidos.

¿Qué les está prometiend­o el candidato de la coalición PAN-PRD-MC a los empresario­s, quienes, preocupado­s por el eventual triunfo de AMLO, están apostando a su favor?

¿Son promesas reales o sólo les está endulzando los oídos?

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Ricardo Anaya.
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