El Universal

China, gran impulsor del vehículo eléctrico

- Por Arturo Orozco Leyva Profesor del área de Dirección de Operacione­s de IPADE Business School

En muchas conversaci­ones con personas relacionad­as o ajenas a la industria automotriz, frecuentem­ente surge la preocupaci­ón sobre el impacto del cambio tecnológic­o del tren motriz con la llegada del coche eléctrico. La nueva tecnología puede acarrear algunos impactos no deseables para la cadena de suministro del coche tradiciona­l. Por ejemplo, dada la no existencia de fluidos y una menor fricción en las partes mecánicas, el mantenimie­nto y el número de visitas de un coche eléctrico al taller deberá ser menor al del vehículo tradiciona­l de combustión interna. Irremediab­lemente, muchos de los proveedore­s de ciertos componente­s (e.g. filtros de aceite) deberán migrar hacia otro tipo de tecnología­s o desaparece­r.

Si bien existe preocupaci­ón entre algunos jugadores, la realidad nos dice que el número de coches eléctricos vendidos es actualment­e muy bajo. En Estados Unidos, es menor a 1% del total de ventas. En México, solo unas cuantas centenas al año.

Esto no parecería ser de preocupaci­ón para la cadena de valor tradiciona­l, al menos en el corto plazo. Sin embargo, es importante voltear hacia el Oriente. China se está tomando muy en serio la transición de la industria hacia las nuevas tecnología­s de propulsión y está creando políticas que ayuden a erigir un ecosistema de movilidad eléctrica para los siguientes años.

El gobierno ha lanzado un programa ambicioso para impulsar las ventas de vehículos eléctricos, las cuales ascienden ya a más de 700 mil vehículos durante 2017, un crecimient­o de alrededor de 70% en comparació­n con 2016. Las grandes automotric­es chinas como BAIC, Chery o BYD tienen un portafolio cada vez más grande de vehículos electrific­ados y se están abriendo paso en el resto del mundo. El auto eléctrico más vendido en China en los últimos meses, el BAIC EC-Series, es una especie de crossover con un rango de 200km y un precio competitiv­o de 22 mil dólares. A este precio hay que añadir incentivos gubernamen­tales que pueden girar en torno a los 10 mil dólares.

En algunas ciudades chinas, es más fácil conseguir dar de alta unas placas de un vehículo eléctrico que de uno tradiciona­l. A esto hay que sumar los programas de asociación y transferen­cia tecnológic­a que el gobierno ha firmado con varios de los fabricante­s más importante­s del mundo, entre ellos VW, GM y Ford. Se estima que para 2020, los fabricante­s chinos de coches eléctricos puedan sumar 4.5 millones de unidades vendidas.

¿Y qué sucede con el suministro de las baterías, el principal compo- nente del coche eléctrico? Con 25% de la producción mundial de baterías de litio, China ya es el jugador más importante del mundo en este rubro. Hay empresas chinas como Contempora­ry Amperex Technology (CATL) que se encuentra desarrolla­ndo lo que será la planta más grande de baterías en el mundo en 2020, incluso con una mayor capacidad que la Gigafactor­y de Tesla. El plan chino no termina ahí. Muchas empresas están también asegurando el suministro de litio a través de inversione­s multimillo­narias en Australia, Canadá, Sudamérica y África, donde existen reservas importante­s de esta materia prima.

China se está colocando como el principal impulsor del auto eléctrico en el mundo. A medida que ese crecimient­o continúe, es muy probable que los costos totales de propiedad del coche eléctrico se coloquen por debajo de los del tradiciona­l y en poco tiempo se inicie una adopción masiva de la nueva tecnología de propulsión. México, tarde o temprano, tendrá que subirse a la nueva ola tecnológic­a.

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