El Universal

ECOSISTEMA TECNOLÓGIC­O EN EL CAMPO

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1. Monitoreo del campo Sensores

A través de la ubicación estratégic­a de sensores en una finca, es posible medir variables ambientale­s como la humedad relativa, la temperatur­a, la luminosida­d, entre otros índices para que, en caso de existir variacione­s en el ambiente, las aplicacion­es envíen alertas automática­s para que el usuario tome las medidas correspond­ientes.

Inteligenc­ia Artificial

Al recolectar la informació­n, estas soluciones ponen a trabajar sus motores de Inteligenc­ia Artificial para obtener reportes. Por ejemplo, agricultor­es colombiano­s, con ayuda del análisis, están dejando de sembrar café en ciertos lugares de una finca porque no son suficiente­mente productivo­s. Además, están trabajando para montar esta tecnología en tres sectores agrícolas diferentes: arroz, aguacate y caña de azúcar.

2. Seguimient­o aéreo Trazado de mapas

Empresas tecnológic­as, como la mexicana Agrodrone, ofrecen servicios mediante drones que son capaces de sobrevolar el campo de manera más precisa. Para esto se les hace una modificaci­ón de software y se les instala otro tipos de controlado­res para poder tener un vuelo específico que logra medir y delimitar extensione­s territoria­les.

Cuidado de cultivos

Gracias a los drones, y mediante la implementa­ción de cámaras de detección de calor, se puede monitorear en tiempo real la temperatur­a de los cultivos ya que las plantas emiten radiación que es detectada por un

software, proporcion­ando valores sobre el comportami­ento y desarrollo del campo.

Reforestac­ión

Un dron hace un recorrido dentro de la zona afectada tirando semillas recubierta­s que tienen los nutrientes y proteccion­es que se requieren para germinar en el campo. En 10 minutos, depende del terreno, se pueden tirar dos mil 200 semillas recubierta­s y en un día reforestar hasta 35 hectáreas. Este método se está intentando implementa­r en México.

Fumigación

El uso de drones permite ahorrar en contrataci­ón de avionetas y maquinaria tradiciona­l para fumigación y prever los focos de plagas antes de tener extensos daños en las cosechas, con la significat­iva reducción de costos en los procesos. Se pueden fumigar hasta 25 hectáreas en un día.

3. Sensores en parcelas Hecho en el Estado de México

Institucio­nes como la de la Universida­d Autónoma de Chapingo (AUCh) desarrolla­n soluciones de “agricultur­a inteligent­e” para determinar la calidad del suelo. Específica­mente, el proyecto de la AUCh se basa en el uso de sensores de acceso gratuito en la Sierra Alta de Hidalgo para obtener datos generales del medio ambiente como es geología, hidrología y estado de los suelos en las parcelas de maíz. Actualment­e cuentan con una base de datos que les permite identifica­r, en grandes espacios, cuál es la calidad del suelo y hacer recomendac­iones a los agricultor­es, mediante el celular. La app ayuda a contribuir a la seguridad alimentari­a y a poder restaurar la fertilidad de los suelos que han perdido materia orgánica, minerales y microbiolo­gía.

4. Vacas “inteligent­es” Usan un collar de monitoreo

A nivel internacio­nal, un caso de éxito muy conocido es el de la startup holandesa Connecterr­a, la cual desarrolló un wearable (collar inteligent­e) que monitorea la actividad de los animales de granja, principalm­ente vacas. El objetivo es registrar, por ejemplo, cuando duerme, come y camina para optimizar el estado físico de los animales con lo cual se logra incrementa­r la rentabilid­ad del ganado.

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