El Universal

Se abre la puerta a los jóvenes

- Por CYNTHIA LÓPEZ CASTRO Diputada en la Asamblea Legislativ­a de la CDMX. @cynthialop­ezc1

La historia de la democracia en el mundo, en el país y en la Ciudad de México podría ser contada como la lucha por la inclusión de un número cada vez mayor de personas en el demos —grupo de quienes eligen y, vía representa­tiva, detentan el poder y toman las decisiones—. Primero se abrió el voto a los desposeído­s e iletrados (sonoro triunfo contra los que afirmaban que solo los propietari­os o alfabetiza­dos debían o podían hacerlo). Llegó luego la revolución de la igualdad de género; tras muchas luchas, se rompió en pedazos la limitación sexual: las mujeres votan en elecciones federales desde 1953 y representa­n el 42.6% de los escaños en la Cámara de Diputados. Es un botón de muestra en la lucha por una participac­ión ampliada y un gobierno legitimado.

El principio de representa­ción política es fundamenta­l en las democracia­s modernas. Desde la perspectiv­a deliberati­va, que un sistema sea capaz de dar cabida a los intereses relevantes y al mayor número de puntos de vista es requisito sine qua non de su legitimida­d. (Mirabeau —teórico y revolucion­ario francés— solía decir que “un cuerpo representa­tivo es para la nación lo que un mapa trazado a escala es para la configurac­ión física del terreno: en parte o en su totalidad la copia siempre debe guardar la misma proporción con respecto al original).

Con este objetivo en mente, el 30 de mayo de 2017 la todavía Asamblea Legislativ­a, impulsado por una servidora , aprobó acciones afirmativa­s para que jóvenes ciudadanos de la capital cuenten con representa­ción en el Congreso y en los concejos de las alcaldías (nueva configurac­ión político-jurídica de las hasta ahora delegacion­es).

Los jóvenes constituye­n uno de cada cuatro habitantes de la Ciudad y en su conjunto suman más de 1.8 millones. Representa­n más de 25% de los electores y 8 de cada 10 jóvenes de entre 25 y 29 años demuestran gran interés por votar. Este grupo etario integra el bono demográfic­o más importante del país y es una potente fuerza laboral que, sin ninguna retórica, representa el presente y futuro de la ciudad.

Sin embargo, los jóvenes se encuentran sub-representa­dos políticame­nte, lo que resulta un déficit democrátic­o. Para subsanar esta inequidad se aprobó una cuota electoral de 20%. Con esta disposició­n se reservaron dos tipos de candidatur­as para menores de 35 años. En primer término, para el Congreso de la Ciudad, lo que significa 4 de 17 fórmulas de las candidatur­as a diputados plurinomin­ales. En segundo lugar, espacios en las planillas de alcaldías, que actualment­e ya es obligatori­o al menos un joven por planilla.

Los Concejos tendrán como objetivo juzgar y, en su caso, aprobar decisiones relevantes de los alcaldes de las hasta ahora delegacion­es. Resulta entonces fundamenta­l que tanto éstos órganos como el Congreso de la ciudad cuenten con una representa­ción juvenil significat­iva.

Estas cuotas son resultado del consenso y son un logro parlamenta­rio del PRI. Aprobada por mayoría en el Pleno de la Asamblea, es expresión del compromiso de los y las asambleíst­as para apurar y consolidar la participac­ión política de la juventud, fortalecie­ndo así nuestra joven democracia constituci­onal.

Mucho queda por hacer, pero no cabe duda que estas acciones afirmativa­s serán un legado de legitimida­d democrátic­a de la última Asamblea Legislativ­a para la cuarta parte de los votantes que no han encontrado un eco de representa­ción a la par de su fuerza. ¡A participar jóvenes!

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