Del Senado a la boca se cae la sopa
En las oficinas del INBA aún no se les acababa el júbilo por el premio recibido en Buenos Aires a la producción de Rusalka, cuando les entraron los malos aires por la ventana. Resulta que doña Lidia Camacho, directora general de la institución, tuvo que renunciar a la candidatura suplente al Senado, por la vía plurinominal que compartía con Vanessa Rubio, coordinadora de la oficina del candidato a la presidencia José Antonio Meade, porque especialistas en el tema comenzaron a debatir en medios si por ley la funcionaria debía o no renunciar a su cargo 90 días antes de la elección. Durante semanas ella juró que sí podía y así se lo hizo a saber a mucha gente en público y en privado. ¡Pésimos asesores! ¿Acaso no le dijeron que el Artículo 55 Constitucional está sujeto a interpretaciones en cuanto a suplencias se refiere? Quienes le dijeron que se lanzara sin problemas, no sólo no la ayudaron, la expusieron. Todo este asunto se pudo convertir en un problema institucional para el INBA y para el PRI. De hecho, el Revolucionario Institucional escondió a piedra y lodo la misiva que Camacho envió al presidente del CEN del partido, René Juárez. ¿Qué podían hacer?, ¿exhibir que una figura importante se les bajó del tren que parece dirigirse a la barranca? ¿Y en todo este relajo qué papel jugaron los departamentos jurídicos del INBA y de la Secretaría de Cultura?