El Universal

DESTRUCTOR DE LA VIDA

La irresponsa­bilidad de los seres humanos tiene en crisis el equilibrio ecológico. La Tierra nos demanda una solución urgente.

- KARLA PINEDA ROMÁN karlamroma­n@gmail.com

El uso indiscrimi­nado de recursos naturales, la falta de conscienci­a, la avaricia de la sociedad y el pensar que la gran variedad de especies era inagotable o que representa­ría un problema en un futuro muy lejano nos coloca en una realidad donde el cambio climático ya ha favorecido y aumentado la extinción de ciertas especies, siendo el hombre el principal partícipe de estos drásticos sucesos.

Desde la extinción de los dinosaurio­s, hace 65 millones de años, el mundo no enfrentaba tal desafío. Por eso, es imperativo tomar acciones inmediatas.

El ser humano ha desapareci­do y destruido gran cantidad de mamíferos, aves, reptiles y plantas. Actualment­e, quizá la vaquita marina o los ajolotes son los animalitos que tenemos más presentes. No obstante, no podemos olvidar a los murciélago­s, mariposas, pájaros carpintero­s, leones o mangabeys, entre otros.

“Existen diversos factores para la extinción de especies. Por ejemplo, las principale­s causas son pérdida de hábitat, especies invasoras, contaminac­ión, sobreexplo­tación de especies y cambio climático, con el cual perdemos hábitat y ecosistema­s; tal es el caso del círculo ártico. Asimismo, el cambio climático beneficia la

Ecosistema­s en el radar

De acuerdo con la experta, los bosques mesófilos de montaña ofrecen una amplia biodiversi­dad. Sin embargo, por desgracia, son de los ecosistema­s más amenazados en nuestro país.

“En estos bosques, con neblina y húmedos, queda un 10% de los anfibios gracias al cambio acelerado que estamos viviendo. En el caso de las ranas, dependen de la humedad y, con el cambio climático, las altas temperatur­as ocasionan que sus huevos se sequen.

“Otro aspecto alarmante es lo que sucede en los mares, ya que el aumento de dióxido de carbono en el ambiente, al entrar en contacto con el agua, provoca una acidificac­ión en el mar; los más afectados son los moluscos y corales con esqueleto calcáreo”, subraya Quintero.

Los corales se vuelven más sensibles a la exposición del sol y, al subir la temperatur­a, expulsan a las algas que viven dentro de ellos, las cuales son responsabl­es de presencia de especies invasoras, que lleguen y se establezca­n”, afirma la doctora Esther Quintero, coordinado­ra de Especies Prioritari­as de la dirección general de Análisis y Prioridade­s de la Comisión Nacional para el Conocimien­to y Uso de la Biodiversi­dad (Conabio). dar color y hacer la fotosíntes­is. De este modo, los corales sufren un blanqueami­ento y, al quedar sin color, mueren.

Otros grandes enemigos de los corales son los cruceros y la construcci­ón de puertos más grandes, pues muchas veces los arrancan. Asimismo, están implicadas la alta contaminac­ión en mares a causa del plástico y la destrucció­n de manglares.

“Es necesario cuidar los ecosistema­s, que lleven su curso natural y no manipularl­o o erradicarl­o. Debes preservar y conservar a las especies, ser consciente­s que el agua, aire limpio, la comida y los recursos vienen de la naturaleza, no del supermerca­do. También es fundamenta­l cuidar el polinizado­r, ya que el 80% de las frutas vienen de ahí”, indica.

Negación de la extinción

Aunque gran parte de la sociedad muestra preocupaci­ón y toma cartas en el asunto para detener el daño que le hemos causado al planeta, aún existe un porcentaje que vive en la negación y no cree que el cambio climático ya esté aquí, sino que lo ve como algo lejano.

Debemos partir de la idea que nuestras decisiones adoptadas a diario repercuten en el planeta. Por ejemplo, Elizabeth Kolbert, autora del libro La sexta extinción, enlista cinco eventos que acabaron con la flora y fauna de la Tierra. Además, analiza qué provocó esa desaparici­ón y lo compara con las modificaci­ones que estamos viviendo hoy.

“Kolbert nos recuerda cómo la humanidad se resistió, por mucho tiempo, a creer en el concepto de extinción, así como ahora muchas personas se niegan a creer en el cambio climático y en la sexta extinción de la que se habla en ese libro.

“Estamos acostumbra­dos a leer de megaextinc­iones como si fueran eventos fortuitos y lejanos a nosotros, pero este libro nos advierte de la verdadera cercanía”, reconoce Jazmina Barrera en la Revista de la

Universida­d de México, número 830.

Por su parte, la autora de La sexta extinción recalca que su libro se enfoca en especies no tan mediáticas como los osos polares o los pandas sino en aquellos que no están en el ojo del huracán, como los corales o las ranas.

“Toda esa espléndida diversidad se está desvanecie­ndo tan rápido que habrá incontable­s especies que ni siquiera llegaremos a conocer”, lamenta Barrera.

Reacción en cadena

Todas las especies son necesarias para mantener el balance en cada ecosistema. Si pensamos en los murciélago­s, éstos son indispensa­bles para tener agave, ya que polinizan las flores y esto ayuda a que se reproduzca­n: de no existir, no tendríamos tequila o mezcal.

Otro ejemplo es el que hizo George Monbiot, ecologista británico, sobre el parque de Yellowston­e, en Estados Unidos: cuando los lobos llegaron, cambiaron el curso de los ríos. Primero, hicieron que los venados ya no se acercaran a la orilla y, de ese modo, hubo vegetación con sus respectivo­s frutos, los cuales atrajeron a las aves. Luego, el río se llenó de peces, los cuales pescaban las comunidade­s cercanas.

En tanto, Rachel Carson, bióloga estadounid­ense, abordó en Primavera silenciosa cuando en su país rociaron diversos

productos para hacer crecer trigo y maíz en zonas que no eran propicias o que deseaban incrementa­r el volumen de producción. Tal acción ocasionó que aves y plantas de la región murieran a causa de los químicos.

Se tienen registros de las especies extintas en los siglos XVIII, XIX y XX. Sin embargo, actualment­e se extinguen a un nivel donde no se documentan todas. Sin duda, existen diversas especies perdidas, ya que no se monitorean todas.

“México tiene una lista roja con dos mil 606 especies que abarcan categorías como: medio silvestre, amenazadas, en peligro de extinción y protección especial.

“Aún falta mucho por empaparnos sobre el tema de cuidar el medio ambiente. La gente se preocupa por el rinoceront­e, el jaguar o el elefante, pero también es necesario pensar en las especies microendém­icas”, exhorta la doctora Quintero.

En este sentido, la coordinado­ra de Especies Prioritari­as de la dirección general de Análisis y Prioridade­s de la Conabio reitera que el cambio climático no solo amenaza a los animales y plantas, sino a los humanos, a través de algunas enfermedad­es, pues al modificar los ambientes, se presentan ciertos padecimien­tos que no existían y no estaban contemplad­os.

Analizar y prevenir

Jazmina Barrera celebra que Kolbert recorra el planeta Tierra para recopilar informació­n, datos e investigac­iones y, así, mostrar el deterioro en el que se encuentra nuestra única morada.

“A través de entrevista­s, viajes y crónicas demuestra hasta qué punto y a qué velocidad nuestros patrones de consumo están acabando con la diversidad biológica de todos los ecosistema­s, tanto terrestres como marinos”, señala Barrera.

Al respecto, la Revista de la Universida­d de México, número 830 (bajo la temática ‘Extinción’), sostiene que los factores se dividen en dos tipos.

Por un lado tenemos a los abióticos, donde se agrupan los procesos químicos y físicos que dañan a un ecosistema, es decir, las altas temperatur­as en el mar, los deshielos, las tormentas, las sequías o el aumento catastrófi­co en el gasto metabólico, entre otros.

En el otro punto, encontramo­s a los factores bióticos, que son los organismos o sus restos. En esta categoría entran la desaparici­ón de nichos ecológicos, fragmentac­ión de hábitats, escasez de alimento, poca resistenci­a a enfermedad­es o aumento del rango de vectores de padecimien­tos, por mencionar algunos.

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Alarma la pérdida de hábitats en el orbe.
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México tenemos una lista roja que incluye a dos mil 606 especies clasificad­as en medio silvestre, amenazadas, en peligro de extinción y protección...
ser humano es el mayor responsabl­e de la desaparici­ón de mamíferos, aves, reptiles y plantas. México tenemos una lista roja que incluye a dos mil 606 especies clasificad­as en medio silvestre, amenazadas, en peligro de extinción y protección...
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Sequía, factor de extinción abiótico.
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Sequía, factor de extinción abiótico.

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