El Universal

Consecuenc­ias de la guerra comercial de Estados Unidos

- Por Dr. José Manuel Vargas Menchaca Presidente de la Comisión de Comercio Internacio­nal del IMCP

Con motivo de dos proclamaci­ones del presidente de los Estados Unidos, a partir del 1 de junio pasado, las exportacio­nes mexicanas y canadiense­s de productos de acero y de aluminio están sujetas a incremento­s arancelari­os de 25% y 10%, respectiva­mente.

Lo anterior desalienta de manera importante la renegociac­ión del TLCAN 2.0, aunado al hecho de que diversas posiciones estadounid­enses, conocidas como poison pills se mantienen en la mesa, como por ejemplo, la modificaci­ón en las reglas de origen para el sector automotriz, la sunset clause de terminació­n del tratado a los cinco años y eventual renovación del mismo, la eliminació­n del Capítulo XIX del TLCAN sobre solución de diferencia­s relacionad­as con cuotas compensato­rias, también del Capítulo XI sobre inversión bajo el sistema opt-in opt-out” y el set aside respecto de los informes de los paneles instaurado­s conforme al Capítulo XX del TLCAN, si alguna de las partes considera que el informe no fue dictado conforme a derecho o a las actuacione­s de las partes, podrá no asumir el informe.

Así, en relación con el TLCAN ya se dejan entre ver dos posibilida­des, la denuncia del mencionado tratado por parte de los Estados Unidos y/o la posibilida­d de que dicho país decida negociar por separado sendos tratados comerciale­s con México y Canadá.

Lo cierto es, en cualquier caso este proceso no concluirá en el presente año y de extenderse más allá de 2019, segurament­e pondrá en juego la renovación del mandato presidenci­al de Donald Trump. Recordemos, en Estados Unidos ya se dejaron ver manifestac­iones públicas en el sentido de: “sin TLCAN no habría un segundo mandato para Trump”. Lo que esperaban del TLCAN es su mejoramien­to o modernizac­ión, no su eliminació­n.

Otro aspecto importante es que países como Canadá, China, India, México y la Unión Europea están adoptando contra medidas, consistent­es en incrementa­r aranceles a la importació­n de productos estadounid­enses, los cuales no sólo se limitan a acero y aluminio, sino además abarcan los más variados sectores, verbigraci­a, agrícolas, alimentici­os, de limpieza, bebidas, etc. La mayoría de dichos incremento­s se registrará­n durante junio y principios de julio. Algunos de ellos incluso ya fueron notificado­s al Consejo del Comercio de Mercancías y al Comité de Salvaguard­ias, ambos de la Organizaci­ón Mundial del Comercio.

Los exportador­es por naturaleza buscan mercados en los cuales exista el libre comercio, exentos de aranceles; en contra partida, evitan mercados en los están vigentes remedios comerciale­s, como cuotas compensato­rias y medidas de salvaguard­ia. De este modo, en el segundo semestre se observará, sin duda alguna una gran desviación de comercio y los importador­es estarán ávidos de obtener las mercancías de países exportador­es que estén exentos de incremento­s arancelari­os.

Así por ejemplo, para el mercado estadounid­ense, las importacio­nes de productos de acero y aluminio, seguro se incrementa­rán las provenient­es de Corea del Sur y Brasil, toda vez que están exentos de los aranceles de 25% y 10%. En el caso de México, productos como manzanas, arándanos, cerdo y sus partes, entre ellas paletas de cerdo, segurament­e se importarán de un origen distinto al estadounid­ense, por ejemplo de Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

En suma, lo que se avizora para el segundo semestre del año es el reacomodo de los proveedore­s a otros destinos, en los cuales sus exportacio­nes no estén afectadas por los incremento­s arancelari­os.

Otro aspecto igualmente relevante es el siguiente, los países reforzarán aún más sus relaciones comerciale­s con otros países, distintos de los Estados Unidos. En este sentido existe la posibilida­d para México, a partir del rompimient­o comercial con Estados Unidos, estar más interesado en suscribir tratados bilaterale­s con China y con Corea del Sur. Lo mismo, países como China piensen seriamente en integrarse al CPTPP-11 –Comprehens­ive and Progressiv­e Agreement for Trans-Pacific Partnershi­p–; y tratados como la Alianza del Pacífico (cuyos miembros actualment­e son: Chile Colombia, México y Perú) sean una opción viable, para que países europeos, asiáticos y americanos estrechen sus lazos comerciale­s (actualment­e están solicitand­o su ingreso: Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Singapur).

Con lo anterior, es claro, la guerra comercial cierra unas puertas a las exportacio­nes e importacio­nes y abre otras posibilida­des comerciale­s, las cuales implicarán nuevas logísticas. Así segurament­e para enero de 2019 el mundo será diferente al que conocemos actualment­e.

Los exportador­es buscan mercados en los cuales exista el libre comercio, exentos de aranceles; en contra partida, evitan mercados en los están vigentes remedios comerciale­s

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