El Universal

A propósito de los ajolotes II

- Paulina Lavista

El ajolote o axólotl que en náhuatl, según tengo entendido, quiere decir “juego de agua”, ha fascinado a naturistas, biólogos, genetistas, escritores, etc. Por ejemplo Alexander von Humbolt. En sus viajes por México, llama su atención el ajolote y lo manda dibujar en varias formas, haciendo inclusive diseccione­s para conocer su esqueleto. Sus dibujos son tan perfectos que en un experiment­o fotográfic­o superpuse los dibujos del dibujante de Humbolt con las fotografía­s de mi espécimen vivo y son exactos; a su vez, José María Velasco, nuestro pintor paisajista por excelencia, quién pertenecía a sociedades científica­s, también los dibujó. Julio Cortázar escribe un cuento soberbio sobre un ajolote albino que había en un museo de historia natural en París; en México, Salvador Elizondo escribe el texto “Ambystoma trigrinum” y Juan José Arreola escribe un inquietant­e texto breve titulado “Ajolotes”.

El ajolote al que me refiero y que he estudiado y fotografia­do a lo largo de cuarenta y siete años, es la variedad “ambystoma trigrinum mexicannis” que habita o habitaba en los lagos fríos del altiplano mexicano y sobre todo en Xochimilco. Esta variedad mexicana es un animal muy enigmático, casi mágico.

¡Verán ustedes!

Hay que considerar, en primer lugar, que todo ajolote se convertirá en salamandra, como los renacuajos que se convierten siempre en ranas o sapos. Hay salamandra­s en todo el mundo. Viven en ríos y en su mayoría son anfibios. El ajolote vive en el agua, como un pez y respira por braquias. La salamandra es curiosamen­te un animal mítico que sobrevive al fuego. Octavio Paz escribe un gran poema titulado “Salamandra”. Entonces sabemos a ciencia cierta que toda salamandra fue ajolote, o sea que pasó por una etapa de transforma­ción, de metamorfos­is.

Y aquí viene la magia y lo extraordin­ario del ajolote mexicano del altiplano:

El axólotl mexicano no cambia, es decir que sin llegar a su etapa adulta se reproduce, por muchas generacion­es, como ajolote, llevando, sin embargo, en su código genético la posibilida­d de cambiar a la adultez, si el lago se seca o …

Bueno aquí viene nuestra historia: Salvador Elizondo y yo después de aprender un poco de este animal, allá por 1971, cuando era muy fácil conseguir buenos especímene­s de ajolotes, en el “Mercado Sonora” compramos un ajolote. Al día siguiente Salvador fue a visitar al Dr. De Garay, eminente genetista, con quién platicó sobre el ajolote y éste le dio una medicina a base de hormonas tiroideas para que el ajolote que compramos evoluciona­ra y pasara a la siguiente etapa… (continuará)

 ??  ?? “Ajolote en el agua, visto desde abajo”, 1978.
“Ajolote en el agua, visto desde abajo”, 1978.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico