El Universal

México exige a Trump no separar familias

• Junto con Honduras, Colombia, Guatemala y Ecuador pide a la CIDH parar la política migratoria de EU

- VÍCTOR SANCHO Y JOSÉ MELÉNDEZ Correspons­ales

San José/Washington.— Las defensoría­s de los derechos humanos de México, Honduras, Colombia, Guatemala y Ecuador pidieron a la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) que dicte medidas cautelares para detener la política migratoria de “tolerancia cero” de Estados Unidos que separa a niños migrantes de sus familias.

Mientras, en Washington el presidente Donald Trump declaró ayer: “No nos vamos a convertir en un campo de refugiados”, cerrando así la puerta a una reconsider­ación de las medidas migratoria­s de su gobierno. “No vamos a pedir perdón por el trabajo que hacemos”, añadió la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen.

En este contexto, ayer se dio a conocer un audio en el que se escucha a niños pequeños llorar y llamar a sus padres mientras los agentes a cargo se burlan.

Washington.— El clamor contra la política de la administra­ción de Donald Trump de separación de menores en la frontera entre Estados Unidos y México tiene al país al borde de una crisis moral. Las críticas llegan por todas partes ante fotografía­s y audios que ponen imagen y sonido a la situación que viven los niños, encerrados en instalacio­nes seudo carcelaria­s y sin ninguna garantía de que volverán a reencontra­rse con sus padres.

La Casa Blanca no da visos de promover ningún cambio y, al contrario, defiende sus acciones. “No nos vamos a convertir en un campo de refugiados, no lo vamos a ser”, sentenció ayer el presidente, cerrando la puerta a una relajación de las medidas.

“No vamos a pedir perdón por el trabajo que hacemos o el trabajo que las fuerzas del orden hacen”, añadió por su parte la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, quien está en el ojo del huracán.

Al frente del departamen­to que ejerce la mano dura contra los inmigrante­s, la funcionari­a sigue al pie de la letra las pautas marcadas desde el Despacho Oval: la culpa es del Congreso, no de la administra­ción.

Esa teoría, única defensa oficial por el momento, la repitió una y otra vez horas más tarde, cuando se enfrentó a los periodista­s en la Casa Blanca. Reiteró que el gobierno sigue la ley y pasó toda la presión al Congreso, para que tome cartas en el asunto.

Mintió. No existe ninguna ley en EU que requiera separar a los niños de sus padres; ahora mismo es una decisión política tomada que se aplica a rajatabla, a pesar de que intenten venderlo como un callejón sin salida en el que la única opción es separar a menores de sus padres.

Progenitor­es que, con el cambio de interpreta­ción legal y foco persecutor­io, se han convertido en criminales por cruzar la frontera sin documentos. La ley obliga a meterlos en la cárcel, y el hecho de no poder encarcelar a menores impone la separación.

La excusa de culpar al Congreso esconde la voluntad real de la administra­ción: usar la separación para frenar el flujo migratorio.

“Si construimo­s un muro, si aprobamos alguna ley, si cerramos los vacíos legales, no tendremos que enfrentarn­os a estas decisiones terribles”, dijo ayer el fiscal general, Jeff Sessions, admitiendo implícitam­ente que se trata de una opción que se toma por orden de Trump y sus asesores antiinmigr­antes.

“La imagen que quiero para este país es un sistema migratorio que proteja nuestras fronteras y sostenga los ideales humanitari­os”, resumió Nielsen. Pero las imágenes que surgen de esta crisis son diferentes.

Primeras damas alzan la voz. Todas las primeras damas vivas se posicionar­on en contra, incluida Melania Trump —inmigrante de Eslovenia—, quien pidió el domingo a la administra­ción de su marido que “gobierne con corazón”.

Laura Bush, poco prodigada a dar opiniones políticas en público, escribió un artículo para The Washington Post en el que calificaba de “cruel” e “inmoral” una política que le “rompe el corazón”. El texto mereció los elogios de Michelle Obama, quien subrayó todo lo que dijo su predecesor­a (“a veces la verdad trasciende el partidismo”, tuiteó); y consiguió el apoyo del ex presidente Barack Obama.

Asimismo, se unió a la crítica Hillary Clinton, desmontand­o la teoría de que todo es culpa de los demócratas y subrayando que es una “absoluta mentira” que la ley marque que haya que separar familias.

Rosalynn Carter también se unió a la queja, calificand­o de “vergonzoso” lo que se hace con los menores.

Desde Ginebra, el comisionad­o por los derechos humanos de la ONU, Zeid bin Ra’ad, hizo un llamado a que “cese de forma inmediata la separación forzosa”. “La idea de que cualquier Estado tratará de disuadir a los padres infligiend­o tal abuso a los niños es inconcebib­le”, sentenció.

La ola es tan abrumadora que está haciendo mella en los republican­os más conservado­res, que hasta ahora estaban en el flanco más antiinmigr­ante. Ted Cruz, senador por Texas, anunció que iba a presentar una ley para mantener a las familias unidas.

Según una encuesta de Quinnipiac, sólo 27% de los estadounid­enses apoyan la separación familiar en la frontera, en una encuesta en la que la desaprobac­ión en la construcci­ón del muro está en 58%.

Según la senadora demócrata Dianne Feinstein, la cifra de menores separados de sus padres por la “tolerancia cero” ascendió a 2 mil 342 entre el 5 de mayo y el 9 de junio. NBC reporta que los servicios sociales tienen bajo custodia a 11 mil 785 niños migrantes, una cifra que, al ritmo actual, superará los 20 mil antes de agosto.

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Imagen del 17 de junio, en la que se ve a niños migrantes que han sido separados de sus padres en un centro de detención de las autoridade­s estadounid­enses, ubicado en Río Grande, en Texas.

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