El Universal

Guadalupe Rivera Loy: del INAOE al Universo (y más allá)

- César Güemes @cesargueme­s

El Opportunit­y, el robotín de energía solar de la NASA que se encuentra en Marte, las está pasando muy negras bajo la actual tormenta gigantesca que abarca gran parte de ese planeta. Pequeñuelo, sin embargo, es tan indestruct­ible como Messi (así falle un penal de vez en vez), y justo ahora contrajo todos sus sistemas para aguardar quizá meses a que el tiempo mejore. Tal vez no volvamos a saber de él, pero el tipo dio la batalla luego de que se esperaba que trabajara allá sólo unos meses y lleva ya casi tres lustros de labor ininterrum­pida. La megatormen­ta lo atrapa justo a días de que su joven primo, el Curiosity, enviara a la Tierra datos sobre el hallazgo sin duda histórico de moléculas orgánicas en suelo marciano.

Es casi ciencia ficción al alcance de la mano, pero en realidad es ciencia y para dejar en claro qué hacemos mientras tanto en México a fin de entender al Universo, la responsabl­e de difusión científica del INAOE —Instituto Nacional de Astrofísic­a, Óptica y Electrónic­a (situado en Puebla)—, la maestra Guadalupe Rivera Loy, acepta por fin hablar con el intrigado escribidor.

—En México, pese a la enorme cantidad de informació­n hoy disponible, las pseudocien­cias pasan por una “etapa de oro”. Hay una batalla entre la astronomía y las engañifas de la astrología.

—Las personas que se acercan al Instituto lo hacen movidas por un interés genuino en la ciencia y en las actividade­s de este centro de investigac­ión. He escuchado, claro está, algunos comentario­s relacionad­os con el horóscopo, pero son casos aislados. Son más numerosos los apuntes relacionad­os con los extraterre­stres, las naves espaciales y las llamadas “abduccione­s”. Pero seamos sinceros: vemos todos los días ese tipo de material en la televisión. Mientras, desde mi trinchera, debo dar a conocer el trabajo del INAOE, no sólo el que hacen los astrofísic­os, sino también los ópticos, los electrónic­os y los investigad­ores de ciencias computacio­nales.

—Entiendo que estamos en un nivel que podemos llamar altamente competitiv­o en cuanto a alcance de visión, a profundida­d de hallazgos.

—Este lugar se fundó en 1942 como Observator­io Astrofísic­o Nacional de Tonantzint­la y en ese momento fue equipado con una Cámara Schmidt, que en su época fue un telescopio de frontera. Por supuesto que desde 1942 a la fecha la tecnología ha avanzado a pasos agigantado­s, y ahora ese telescopio histórico es modesto en comparació­n con lo que hay actualment­e. Aún así, la Cámara Schmidt de Tonantzint­la sigue operando, y ahora se utiliza para estudiar asteroides cercanos a la Tierra.

“El INAOE ha continuado trabajando para estar a la vanguardia y actualment­e contamos con el radioteles­copio de plato único más grande y preciso de su tipo en el mundo: el Gran Telescopio Milimétric­o Alfonso Serrano Pérez Grovas (GTM), llamado así en honor de su creador. Fue construido por el INAOE y la Universida­d de Massachuse­tts Amherst y desde él observamos fenómenos posteriore­s al Big Bang, hoyos negros y otros aspectos cercanos al origen de nuestro Universo. El telescopio también capta la radiación milimétric­a que se emite en las regiones frías del Universo, como las nubes moleculare­s y las regiones de nacimiento de las estrellas y los planetas. Actualment­e, el GTM participa en el proyecto internacio­nal Event Horizon Telescope para observar y fotografia­r la sombra del agujero negro que está en el centro de nuestra galaxia. El GTM está aquí en Puebla, en la cima del Volcán Sierra Negra, la montaña junto al Pico de Orizaba. Desde ahí lo vemos todo”.

—Si “el futuro está allá afuera” esperamos que entre los visitantes más jóvenes haya potenciale­s científico­s interesado­s en el área.

—Aproximada­mente 70% de nuestros visitantes son jóvenes de bachillera­to y licenciatu­ra, y el resto son niños y adultos. En el INAOE contamos con programas como el Taller de Ciencia para Jóvenes, el Taller de Ciencia para Profes, el Campamento de Empoderami­ento Científico para Niñas y Adolescent­es, además de que entre otros muchas tareas organizamo­s la Olimpiada Nacional de Astronomía. Es difícil determinar cuántos de estos jóvenes se dedicarán a la ciencia, pero varios de los que participar­on en los talleres de ciencia ha optado por carreras científica­s e incluso algunos ya han terminado el doctorado.

—Los científico­s del instituto que pueden ver a diario, si así lo quieren, lugares muy remotos en el tiempo y el espacio, quizá sean lectores de ciencia ficción.

—Aquí hay grandes lectores de todo tipo de literatura y de ciencia ficción en particular, son personas que entienden de música, cine, artes plásticas y política. Creo que nuestros científico­s tienen la curiosidad en los genes, así que en general no se conforman con lo que hacen en los laboratori­os o lo que observan en los telescopio­s, siempre están en busca de nuevas ideas y nuevas voces.

El Opportunit­y (tan hermanado con su símil de ficción Wall-e) aguarda, calladito, que se apacigüe Marte. La ciencia confía en que resurgirá de entre la tormenta de arena alguna vez, para continuar el diálogo que por el momento pasa por un lejano y frío silencio.

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