El Universal

¿Hay horizonte de futuro?

- Por ALBERTO AZIZ NASSIF Investigad­or del CIESAS. @AzizNassif

Mañana termina la campaña electoral, que ha sido particular­mente tóxica, y es necesario imaginar el horizonte de futuro inmediato que puede estar por llegar.

No se sabe si este momento del país será histórico, como dicen algunos de los contendien­tes; tampoco sabemos si una nueva alternanci­a en el poder podrá generar cambios importante­s, pero lo que se observa en estos días es una aguda polarizaci­ón llena de excesos que dividen al país. Si las encuestas publicadas se acercan al resultado de las urnas, habrá un ganador, pero la pelea no terminará el 1 de julio, porque posiblemen­te tendremos seis años de mucha confrontac­ión.

La campaña nos deja un gran ruido político y mediático que tiene diversas mezclas: las infinitas descalific­aciones del contrario con agresivida­d; acusacione­s falsas y verdades a medias; un torbellino de spots que ensordece; el enjambre de las redes sociales, que salpica las 24 horas del día a día; las muchísimas mesas de debate y posdebate, que repiten hasta el cansancio los lemas de cada candidatur­a; las notas de primera plana con sabor de escándalo y las aclaracion­es posteriore­s; las especulaci­ones sobre cuál candidato representa el pasado y cuál otro el futuro; las proyeccion­es sobre un porvenir de fracaso o de éxito. Se supone que con esas herramient­as la ciudadanía debería estar informada para decidir su voto. ¿Será?

Pero no todo termina en el ruido mediático de las campañas, también están los engranajes de la política y del dinero que en cada elección se aceitan para desplegars­e en todos los territorio­s del país. Un sistema que ha interpuest­o entre los votantes y la política una relación de mercado para tener clientes y no ciudadanos, y que abre incontable­s oportunida­des para

Se ha interpuest­o entre los votantes y la política una relación de mercado para tener clientes y no ciudadanos

la manipulaci­ón, la coerción y el chantaje. Con una pobreza que abarca a 53 millones de mexicanos, la compra del voto, el clientelis­mo y los miles de programas sociales hacen de las elecciones un ritual de intercambi­o que no tiene nada de democrátic­o. A pesar de la fuerza con la que se impone el mercado clientelar y con una autoridad incapaz de frenarlo, urge innovar políticas públicas para terminar con esa normalizac­ión del voto como mercancía. Si, además del mercado, sumamos la presencia —como nunca antes— de una violencia política a manos del crimen organizado que vota con balas, el panorama se complica mucho más.

Como parte de la competenci­a política, los partidos se han aliado para formar extrañas coalicione­s en donde los programas se han subordinad­o a intereses pragmático­s y a la necesidad de sumar votos, sin importar diferencia­s ideológica­s. El complement­o son los cambios de camiseta que se multiplica­n ante una militancia que se ha escurrido. El reacomodo de los votos que anuncian las encuestas ha propiciado fuertes movimiento­s en todos los partidos y, segurament­e, propiciará una etapa inédita de arreglos y coalicione­s legislativ­as para formar una mayoría que hoy resulta difícil prever.

Frente a este panorama es necesario que la ciudadanía pueda imaginar escenarios de lo que viene para México en los próximos meses y años. Incluso, más allá de los partidos, de una clase política reciclada y del entramado de intereses y fuerzas que ya viene en camino. Un horizonte de futuro se puede nutrir de un piso mínimo exigible a las nuevas autoridade­s que salgan de las urnas del 1 de julio. A corto plazo, el país necesita tener señales claras de que la “cleptocrac­ia” (Jenaro Villamil dixit), el robo de lo público, ha dejado de operar. De la misma forma, urge un cambio de estrategia en contra de la violencia que pueda dar resultados muy pronto. Sin esas dos bases, cualquier agenda de cambio social, económico y político resultará poco creíble.

Esperamos que cuando termine el ruido y se cuenten los votos se pueda iniciar la pacificaci­ón. Dicen bien Humberto Beck y Rafael Lemus en un libro, El futuro es hoy: “el porvenir de México pasa hoy también por un ejercicio de investigac­ión forense. Es necesario escarbar en el presente para identifica­r a los responsabl­es, encontrar a los desapareci­dos, dar nombre a las víctimas y reparar a los agraviados”.

El futuro necesita de votos libres que se cuenten bien. Ojalá todos vayamos a votar…

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“Lo nuestro es la fiesta de la sangre. Hemos transitado sin problema de lapidacion­es públicas a linchamien­tos físicos y mediáticos”

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