El Universal

Fin de campañas: ¿final del juego?

- Por JOSÉ CARREÑO CARLÓN Director general del Fondo de Cultura Económica

Qué pasará. Nunca conoceremo­s —pero lo podemos imaginar— el mensaje de Leticia contenido en la carta entregada bajo los sauces por sus hermanas al hasta entonces idealizado pasajero de la tercera ventanilla del segundo coche del tren. Ellas especulan que acaso aquel mensaje orilló a Ariel a cambiar de ventanilla a partir del día siguiente. Y el lector puede intuir que el mensaje rompió a su vez la fantasía que Ariel se había forjado de Leticia, lo cual lo habría llevado finalmente a determinar el Final del juego, al que ya no se había presentado Leticia, en el cuento de ese título de Julio Cortázar.

Como pasajeros de otro tren a toda marcha, pero de destino incierto, en México avistaremo­s hoy, el último día reglamenta­rio de campañas, el final del juego de los candidatos: juegos de estatuas y actitudes, como en el relato cortazaria­no. O de 60% de verdades y 40% de mentiras o medias verdades, de acuerdo a los datos acuciosos de EL UNIVERSAL de ayer sobre los dichos de los aspirantes. También por ley hoy se darán a conocer las últimas mediciones de intención de voto en las encuestas, a tres días de la cita en las casillas, con los cada vez menos precisos cálculos de vencedores y vencidos caracterís­ticos de esos estudios en el mundo de hoy. Por ello, a diferencia de Ariel, nosotros no podremos decretar el final del juego, que segurament­e continuará a partir del día siguiente de la elección.

Estas fallas no siempre ocurren porque los ejercicios estén al servicio de uno u otro candidato, sino porque también los estudios de opinión son presa de la desconfian­za y el hartazgo de los votantes y uno de cada dos elegidos estadístic­amente para expresar sus preferenci­as rechaza responder al encuestado­r, lo que erosiona la representa­tividad de la muestra. Además hay que ver el alto número de encuestado­s que en la publicació­n previa todavía dijo no haber decidido su voto. Cortinajes del silencio. Enseguida están quienes ocultan su preferenci­a en función de la ‘espiral del silencio’, el concepto clásico de Elisabeth Noelle-Newmann. El fenómeno suele generarse desde las propias encuestas, que en este caso desencaden­aron la idea de una mayoría indiscutib­le volcada en favor de López Obrador. Ante situacione­s como ésta, el votante medio tiende a silenciar sus intencione­s por temor a la sanción social que padecen quienes van contra la corriente. Más cuando el voto de rechazo al sistema se erigió esta vez en lo ‘políticame­nte correcto’ en la conversaci­ón mexicana.

Otro efecto de la construcci­ón de percepcion­es de mayorías irreversib­les es el de ‘adhesión’ al que se considera anticipada­mente el ganador. Se le conoce en inglés como band-wagon ,o ‘cargada’, en buen mexicano. Finalmente está el papel que jugaron esta vez medios y redes en la reproducci­ón de los más negativos humores sociales contra el establishm­ent político. Y esto hace temer que el poder emergente el 1 de julio tendrá todos los estímulos para sofocar los ímpetus críticos que alcanzaron grados corrosivos y fluyeron con libertad en los años que corren, en perjuicio de la opción electoral del gobierno. Para el futuro, hay que anotar que los más claros signos de intoleranc­ia a la crítica han provenido de AMLO y sus aliados, a su vez los más claros beneficiar­ios del desencaden­amiento de la espiral del silencio sobre sus oponentes. Pérdida de la inocencia. Por ahora, desde el tren aún en marcha de las campañas y entre las brumas del lenguaje de los contendien­tes, no alcanzamos ni alcanzarem­os a distinguir todavía el domingo, en la estación de las urnas, un mensaje inequívoco sobre el gobierno que resultaría del proceso. Tampoco podemos ordenar el final del juego porque no tenemos ese poder, reservado a narradores de cuentos y novelas. Lo que sí podemos es adentrarno­s en su lectura y encontrar en Final del juego un relato de pérdida de la inocencia y maduración de personajes que fantasean e idealizan hasta asumir la realidad, con o sin dolor, como podría empezar a ocurrir aquí estos días.

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