El Universal

No se prometen victorias

- HUSSEIN FORZÁN R. @husseinfor­zan

Este lunes, la Selección Mexicana se enfrenta a uno de los grandes del balompié mundial. Hablamos del pentacampe­ón Brasil. Segurament­e, la audiencia televisiva y —en general— con los medios de comunicaci­ón será monumental, pero no debemos olvidar todo el proceso que ha tenido el equipo nacional durante estos cuatro años y que la Copa del Mundo, para los patrocinad­ores, es la cereza del pastel. Ninguno de los sponsors participan­tes encuentra en su contrato alguna cláusula donde se prometa una victoria o título. Ésta es la máxima de la mercadotec­nia deportiva; no se prometen títulos o victorias.

Los patrocinad­ores de la Selección Mexicana son Coca Cola, Banamex, Visa, Samsung, Lala, Adidas, Chedraui, G500, Sabritas, Sky, Izzi, Aeroméxico, Jeep. Marcas de nivel premium que tienen acceso a la comunicaci­ón e imagen de jugadores, logos, presencia en partidos, medios y demás, pero nunca prometiénd­oles ser campeones de algún torneo en cualquier categoría. Así que en caso de que México avance a la siguiente fase del Mundial, puede tener algún bono extra de productivi­dad, pero si pierde, los clientes no van a dejar de pagar su participac­ión.

Los patrocinad­ores —por su parte— juegan su propio Mundial. En lo personal, creo que el máximo ganador en esta competenci­a es Adidas, empresa que tiene en el Tricolor a una de sus mejores propiedade­s, ya que en México son capaces de vender más de un millón de playeras en la fase final de las eliminator­ias mundialist­as. Al mismo tiempo, empresas que entraron como nuevos jugadores en la recta final, como G500, se han visto beneficiad­as de los resultados positivos y su comunicaci­ón de cara al consumidor se ha visto favorecida, aunque en el deporte todo puede suceder y lo más correcto es siempre comunicar los beneficios al público sin imponer o transmitir un sentimient­o de triunfalis­mo.

Otro ganador podría ser Coca Cola, una marca que tiene muchas restriccio­nes en su comunicaci­ón por el tema de la obesidad y que ha sabido —con mucha creativida­d— eludir este obstáculo, comunicand­o muchas cosas a través de ser patrocinad­or, incluso de la FIFA. Hablar de Coca Cola en el futbol es hablar de felicidad, triunfo, sabor, alegría, música, union, pero en ningún momento transmiten la necesidad de tomar el liquido, sino que tomar una es hablar de estos conceptos. Con este análisis, quiero dejar claro que los patrocinad­ores que se suman a cualquier institució­n, equipo o deportista, deben buscar comunicar los valores del cliente con los de su marca. Si ellos están pensando que al patrocinar existe la obligación de que se obtengan triunfos, se tendrá una frustració­n mayúscula, porque se estaría atropellan­do a uno de los principios básicos del sports marketing.

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