¿Qué sigue tras el triunfo de AMLO?
Articulistas de EL UNIVERSAL exponen los retos que vienen ahora para el país y para el virtual ganador de los comicios
Unos insisten en que el país cambió de tal manera que AMLO tuvo el contexto para ganar; otros consideran que se ha llegado a un límite muy grave en violencia, corrupción e impunidad, que las opciones de continuidad estaban derrotadas. Lo cierto es que tuvo una estrategia exitosa y sus opositores fracasaron.
Hay un cambio en la correlación de los grupos de poder, entran nuevos actores, salen otros y se quedan muchos. El PRI finalmente colapsa y nace un nuevo partido hegemónico. Habrá que ver si en estos tiempos de pluralismo se puede replicar el centralismo del pasado o hay que construir algo diferente y más incluyente.
El hartazgo contra el PRI y la esperanza de cambio le dieron el triunfo. No debemos volver al país de un solo hombre. El dilema no es con o contra AMLO, sino la recuperación del interés público, para construir gobierno y ciudadanos una sociedad incluyente, cimentada en la justicia, el desarrollo y la paz.
Si nos hubieran dicho que a las 8 pm tendríamos idea clara del ganador y antes de la medianoche la jornada concluida, no lo hubiésemos creído. Los perdedores reconocieron al ganador. El INE hizo muy bien su trabajo. El Presidente fue un demócrata. Y el ganador fue generoso e incluyente en su discurso.
AMLO encabezará un país herido por la desigualdad, la corrupción, la inseguridad y la violencia. El bono democrático está en la cancha de una coalición sui géneris que abarca desde la extrema izquierda hasta la derecha evangelista. Inicia una nueva oportunidad para participar y exigir como sociedad el gobierno que merecemos.
Ganar una elección es un reto: tener más votos, y tantos como ahora, implica un compromiso muy fuerte. El triunfo es sólo el primer paso y no basta para ejercer el poder de otra manera. Hay, entre muchas, una propuesta central del próximo Presidente de México: separar el poder económico del político. Urge.
Combate a la corrupción, atención a asuntos económicos y lucha contra la impunidad son tres de los muchos temas que deberá atender AMLO tan pronto se siente en la silla presidencial. A ellos debemos sumar muchos otros, que consumirán la energía y el tiempo del futuro Presidente y de todo su equipo de gobierno. Ojalá no nos fallen.
A partir de hoy, el reto será iniciar un proceso de reconciliación nacional que nos ayude a reencaminar al país hacia una senda de mayor crecimiento económico y menor violencia e inseguridad. Así como buscar y promover activamente el diálogo entre las distintas fuerzas políticas y los diversos actores de la sociedad. López Obrador logra una victoria histórica que le otorga legitimidad incuestionable. Se confirma el tamaño del enojo social con un gobierno que fracasó en lo que más le importa a los mexicanos y le permitirá conducir un quiebre: el modelo económico, el perfil de la clase gobernante y el estilo personal de gobernar.
PRI, PAN y PRD son los responsables de las enfermedades que padece México. Andrés Manuel López Obrador no ganó por serendipia; su tenacidad y la contumacia de los partidos en el poder sembraron el camino. Cambiar es imprescindible. Debe aprovechar el respaldo social para hacer los cambios necesarios y corregir errores de gobiernos anteriores. En seguridad tiene el enorme reto de revertir la militarización, la impunidad y el uso faccioso de la procuración de justicia para construir instituciones civiles eficientes y autónomas que sirvan a la ciudadanía.
Viene lo más difícil: reparar con buena política los agravios y las rencillas, para encontrar causa común. Victoriosos y derrotados deben detener la lucha. El bono democrático no puede ejercerse para venganzas, frivolidades y pobrezas semejantes. Se votó por el cambio. Que lo haya con instituciones, razones y libertades.
Después de una campaña de denuestos, promesas huecas y hechos violentos, culmina la contienda con una jornada nutrida y pacífica. AMLO logra su anhelo debido al fracaso de priístas y panistas. Queda por ver si su triunfo es una victoria para México o sólo una muestra adicional de alternancia democrática.
Andrés Manuel deberá escuchar a las distintas voces que en nuestro país se expresan, abrir las puertas a la unidad y a la participación. En Causa en Común seguiremos trabajando por la seguridad y la justicia, sumando con las autoridades, criticando lo que creamos que está mal y proponiendo soluciones.
Esta elección fue histórica y ejemplar. La gente votó por el cambio. La voluntad popular decidió darle a AMLO una amplia legitimidad, lo que permitirá impulsar su plan de gobierno, tendiente a transformar a la nación. Meade y Anaya reconocieron los resultados, señal de que aún queda civilidad política y esperanza por mejorar nuestra democracia.
México ha elegido a su próximo jefe de Estado y de gobierno. La representatividad democrática podrá estar en crisis, pero la democracia se reivindica y trueca en magia que acalla a sus detractores cuando la voluntad mayoritaria se impone contra la voluntad del régimen o el veto de una minoría poderosa.