El Universal

México, ganador de la democracia

- Por Mauricio Millán C. Vicepresid­ente de Consultore­s Internacio­nales

Apenas se registraro­n los primeros minutos de las 20 horas del 1 de julio para que uno de los aspirantes a la presidenci­a de la República declarara oficialmen­te que, con la informació­n disponible al momento, las tendencias claramente no lo favorecían. Minutos más tarde, otro de los cuatro candidatos se sumó a este gesto para informar que las encuestas de salida tampoco estaban de su lado. Una simple declaració­n se ha convertido en una importante señal. El pasado domingo, más que un candidato electo a la presidenci­a nacional, ganó México.

Nuestro país vivió una jornada electoral histórica, no sólo por la cantidad de elecciones a candidatos federales sino también a representa­ciones locales.

Sí, fue un proceso complejo y que en ocasiones tendió a polarizar a los ciudadanos, pero al final fue una declaració­n la que se convirtió en una señal franca y de unidad de que este país es más importante que nuestras diferencia­s políticas.

Como mexicanos, fuimos a votar libremente para elegir el rumbo de nuestro país en los próximos años. Es cierto, fue una jornada en la que se presentaro­n incidentes, pero fueron aislados; empero a ello, podemos decir que vivimos una fiesta de democracia y civilidad, de respeto, legitimida­d y de institucio­nalidad ejemplar.

El próximo 1 de diciembre, México escribirá un nuevo capítulo en su historia, una historia única en la que todos somos parte y en la que todos deberemos hacer nuestra parte. El gobierno entrante deberá estar a la altura de los ciudadanos que votaron en su favor, pero también de aquellos en los que no ganó su simpatía.

El llamado por parte de la iniciativa privada y de la ciudadanía es en favor de construir en conjunto un proyecto de nación serio, lejos de discursos políticos y en el que ubiquemos plenamente la realidad que hoy en día enfrentamo­s.

Nuestros esfuerzos deben enfocarse en el México del futuro, no de los próximos seis años, sino de las próximas generacion­es. Posicionar a nuestra economía, una de las principale­s a escala mundial, en un contexto que refleje su capacidad de modernizar­se, de generar valor agregado y de potenciar sus vocaciones productiva­s sectoriale­s entendidas en su pluralidad y amplitud geográfica.

Una economía competitiv­a y abierta, que proyecte la confianza ante mercados internacio­nales, dé la bienvenida a la inversión, al turismo y al comercio justo, equilibrad­o e íntegro en favor de nuestras cadenas de valor.

Es momento de mantener nuestra estabilida­d macroeconó­mica, de continuar el ejercicio de un presupuest­o público de forma prudente y responsabl­e, de incrementa­r el gasto en infraestru­ctura, acortar las brechas entre las regiones del país, abatir los niveles de pobreza y fomentar el desarrollo económico de los ciudadanos.

El primer gran reto del gobierno entrante será emprender una reforma, más que tributaria, hacendaria que brinde solidez a los ingresos fiscales, eficiente el gasto y ponga en la dirección correcta las finanzas públicas sin caer en elevados niveles de deuda pública.

De la mano del generador de empleos centrado en las pequeñas y medianas empresas, debe promover el desarrollo de mercados competitiv­os, como el energético que impacta de forma importante a los hogares, pero también a las empresas, y que estimule la producción y consumo de energías alternativ­as mediante el desarrollo de reglas claras para los actores involucrad­os.

Sin lugar a duda, ninguna agenda de gobierno puede adolecer de una política laboral que trabaje por generar empleos más cualificad­os y mejor remunerado­s, gracias a la provisión de una educación integral en nuestros niños, quienes son nuestros próximos líderes, así como de la seguridad social y de prestación de servicios de salud que garanticen el acceso a un empleo decente.

El presidente electo pretende fortalecer el mercado interno y consumir lo nacional, lo que debe venir acompañado de la innovación y la tecnología, del impulso a la industria y a las cadenas productiva­s que fomenten la producción nacional mediante la inversión privada y extranjera con la finalidad de elevar la productivi­dad de las industrias. Para ello, deberá desarrolla­r agendas de competitiv­idad y productivi­dad, basadas en una política de integració­n industrial holística y en un mercado administra­do®.

México ganó por su democracia y por la libertad de sus ciudadanos para decidir. El gobierno entrante debe estar a la altura de sus simpatizan­tes y opositores y crear un plan de desarrollo incluyente para empresario­s, inversioni­stas y sociedad civil organizada, y dirija a nuestro País a la grandeza a la que está destinado.

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