El Universal

Apostar por la República. ¿Se atreverá AMLO?

- Por BEATRIZ MOJICA MORGA Ex secretaria general del PRD

Cuando teníamos la oportunida­d de desmantela­r un obsoleto régimen presidenci­al y transitar hacia un gobierno de coalición, los mexicanos decidieron y concentrar­on el poder en López Obrador. La pregunta es: ¿se quedará el nuevo Presidente en la comodidad del presidenci­alismo, como lo hicieron Fox y Calderón, o transitará seriamente hacia el cambio de régimen que prometió en campaña a través de la transforma­ción nacional?

Por los resultados de las urnas, se antoja que se implementa­rá un presidenci­alismo de añoranza; pero ojo: ése no es el mandato de las urnas. El camino al infierno está pavimentad­o de buenas intencione­s y la tentación autoritari­a es una realidad. El nuevo modelo político del país debe considerar retirar el poder omnímodo del presidenci­alismo, y estoy convencida de que esa lucha debe darse desde una oposición responsabl­e.

Por el bien del país, espero que éste sea un gobierno incluyente, tolerante y eficaz que cumpla con sus compromiso­s de campaña, como la seguridad. Sobretodo cuando, al analizar los resultados electorale­s, encontramo­s que la mayor concentrac­ión de votos se encuentra en estados de alta incidencia delictiva motivados por la idea de la amnistía pacificado­ra y lo que ello signifique. Las expectativ­as en torno a la seguridad son muy altas.

Otro de los temas es la lucha contra la corrupción y la impunidad, lucha más profundaqu­e barrer las escaleras de arriba hacia abajo. No se es honesto por mandato o por imitación. En este tema debemos estar atentos, sobre todo porque AMLO lo presentó como la solución a todos los problemas del país.

No podemos dejar de lado que, en la nueva geografía política de la nación, el nuevo presidente cuenta con una gran legitimida­d en las urnas con mayoría en el Congreso de la Unión; ese bono democrátic­o debería ser usado realmente para fortalecer­las institucio­nes republican­as. La República significa división real de poderes, contrapeso­s, por ejemplo, sistemas de justicia y rendición de cuentas autónomos, no al servicio del Ejecutivo. Esto implica transforma­r el sistema político del que la gente está cansada. ¿Se atreverá AMLO?

Muchos políticos le darán la oportunida­d de instrument­ar sus propuestas para que cumpla sus ofrecimien­tos; no puede ser de otra manera, porque a todos nos mueve el interés de servir al país. No dudo que el propósito de AMLO, su legítimo deseo de trascender, lo haga tomar buenas decisiones, pero aguas con atribuirle tantas virtudes al ejercicio de poder de un solo hombre, porque no es buena idea, como advierte Moisés Naím en El Fin del Poder .“El poder irremediab­lemente se disemina entre una multitud de agentes, de micropoder­es en cuyas manos acaba degradado”, señalan en el diario El País.

El idilio de López Obrador con Enrique Peña Nieto es visible, al grado tal que el presidente del sexenio de la corrupción fue perdonado desde la campaña y ha sido elevado al nivel del estadista que nunca fue. El desencanto también es una posibilida­d si no se entiende el mandato de los mexicanos.

En esta coyuntura, los partidos también deberán renovarse y asumir el rol histórico que les correspond­e: apoyar todo lo que beneficie al país y oponerse a los excesos del presidenci­alismo que tanto daño ha hecho a México. Hay que apostar por la República.

El México al que todos aspiramos es diferente al del presidenci­alismo y la corrupción. Los actores políticos comprometi­dos debemos tomar en nuestras manos la construcci­ón de la nueva realidad.

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