ADIÓS UNICEL, HOLA NOPAL
Tres millennials de Tamaulipas fabrican platos ecológicos a base de esta cactácea.
Mientras sus amigos y compañeros disfrutaban del periodo vacacional para ir al cine o a la playa, Luisa Rodríguez, Fernanda Cabañas y Aimé González se dedicaron a estudiar nopales. Ellas cursan el quinto y sexto semestre de bachillerato y pasaron el verano en un laboratorio de su colegio, en Reynosa, Tamaulipas.
Todas esas semanas de investigación, pruebas y frustración dieron como resultado un plato ecológico hecho con un material que se degrada en tan sólo tres semanas, por lo que es una alternativa viable que podría reemplazar el unicel utilizado en productos desechables que, de acuerdo con la UNAM, puede tardar de 500 a mil años en degradarse.
Su proyecto se basa en dos partes: la primera es elaborar productos de fiesta con el material ecológico a base de nopal, como platos, vasos, cucharas o popotes. La segunda es que después de ocuparse los recipientes, éstos se usen como composta para jardines y macetas.
“El proyecto nace a raíz de que vimos toda la contaminación que hay por la gran cantidad de productos desechables en nuestra localidad y cómo ha repercutido esto a nivel mundial. Aprendimos mucho del nopal, es una planta autóctona que crece en casi todas las partes del país”, explica Luisa Rodríguez.
De los 2 mil 464 municipios del país, Reynosa se encuentra entre los 50 primeros que más basura generan, con un promedio de 500 mil kilogramos por día, según datos del Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Delegacionales 2017 realizado por el Inegi.
Desde su invención en 1930 el poliestireno expandido, al que conocemos por su nombre comercial como unicel, se convirtió en un material de mucha popularidad para el embalaje y empaquetado de diversos productos, debido al bajo costo de elaboración comparado con su durabilidad y propiedades térmicas.
De acuerdo con el Análisis Mundial del Poliestireno, realizado por la proveedora de información y datos financieros IHC Markit, la falta de procesos de reciclado para este material y la lenta descomposición de sus elementos químicos causaron que se acumulara en basureros, calles y océanos.
Un estudio levantado por el Senado de la República en la colaboración con el Inegi señala que en el país se producen anualmente 153 mil de toneladas de unicel, que se consumen en más de 13 mil millones de piezas de productos como vasos, platos, charolas, materiales para la construcción, empaques y placas de embalaje, y de esa cantidad únicamente 0.1% se recicla.
Para presentar el material, las jóvenes elaboraron un primer lote de platos que llevaron al municipio de San Luis La Paz, en Guanajuato. Ahí compitieron en un concurso realizado entre colegios franciscanos de todo el país, como el suyo, llevándose a casa el primer lugar y el reconocimiento de los asistentes.
Heydi Forero, profesora de Biología y tutora del proyecto, dijo para EL UNIVERSAL que sus alumnas demostraron su esfuerzo y compromiso a lo largo de seis meses, aptitudes que hicieron que el trabajo del equipo destacara por encima de una pasta dental hecha con productos orgánicos y un sistema de riego hidropónico, ambos también entre los finalistas de aquella competencia.
“Cuando las invité a participar en el proyecto me gustó que decidieron entrar a este reto muy comprometidas, sacrificaron sus vacaciones, fines de semana, horas después de clases, tiempos que los jóvenes como ellas usan para divertirse. La investigación no es fácil y es algo que les expliqué. Las cosas no nos salieron a la primera, hubo momentos de frustración, pero supieron salir adelante”.
De vuelta a casa, Heydi y sus alumnas fueron recibidas entre aplausos y porras por sus compañeros. Con el éxito logrado en Guanajuato la profesora espera que más jóvenes de esa escuela se interesen por las ciencias, contó que incluso en días recientes se han acercado nuevos estudiantes a sus laboratorios para conocer los proyectos en los que trabaja y si es posible participar en ellos.
Enamorarse del cactus
En el periodo que duró el desarrollo del proyecto Luisa, Fernanda y Aimé investigaron a fondo al nopal, aprendieron detalles como su estructura orgánica, la forma en que se adapta al ambiente y las múltiples propiedades que por años se le han atribuido a este vegetal, unas más ciertas que otras.
Fernanda Cabañas mencionó al respecto que “se han hecho muchas investigaciones científicas y se sabe que el nopal tiene algunas propiedades curativas. Además, es un alimento rico y saludable que contiene mucha fibra. También es fácil de obtener, es económico, incluso si quieres lo puedes sembrar en tu casa porque crece en casi cualquier tierra con un mínimo cuidado”.
En ese sentido, en un estudio de factibilidad del cultivo del nopal realizado en 2014 a nivel nacional por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), se califica a este vegetal como “uno de los cultivos más intensivos que se logra establecer por la producción continua y por el dinamismo que presenta. Ha tenido un incremento de 290% en 34 años; es decir, se ha elevado a un ritmo de 11.47% en promedio por año”.
Estas características ya las conocía la profesora Heydi y por eso propuso al equipo usar al nopal como base del material. Les pidió hacer una investigación profunda del nopal y buscar una problemática local a la que pudieran dar solución a mediano plazo con él.
Con las instrucciones y el objetivo claros el equipo se puso en marcha, ellas ya eran amigas de algunos años atrás por lo que trabajar juntas no fue mayor problema.
Las jóvenes describen los meses de investigación como una experiencia complicada y satisfactoria, aprendieron a tener disciplina y disposición. Con el paso de los días, dijeron, se enamoraron del nopal y que entendieron por qué se considera como una especie emblemática de nuestro país.
Finalmente todo el trabajo se vio reflejado en un material formado por 90% de fibra y compuestos orgánicos de nopal y el resto son sustancias hechas a base de hojas de plátano, hojas de maíz y pequeñas cantidades del cartón que se utiliza para empacar huevos.
“Uno de los puntos más importantes es que no utilizamos productos químicos contaminantes, el material desaparece de manera natural en aproximadamente tres semanas a diferencia del plástico o el unicel que tarda años y que al desintegrarse aún deja partículas que afectan el agua y la salud de los animales”, expuso la joven Luisa.
Las partículas causantes de la polución del plástico en el agua se conocen como pellets o microesferas, que están formadas de los componentes químicos de este material, estos pequeños contaminantes tienen un diámetro de menos de cinco milímetros que se desprenden, según estimaciones de Greenpeace, de las
más de 268 mil 940 toneladas de plástico que flotan en los mares y océanos del mundo, y esta cifra aumenta significativamente cada año.
Entre las preguntas más frecuentes que las jóvenes tuvieron al presentar los primeros platos fue si era posible comerse los platos y la respuesta que dan las chicas es que sí: “Están hechos con elementos naturales, nada es tóxico, pero eso es decisión del consumidor, si se quiere comer el plato puede hacerlo, no le va a hacer daño, pero ellas se plantearon desde el inicio que después de ocuparlos se utilicen como composta en lugar de tirarlos a la basura”, describió la profesora Heydi.
Añadió que “se trata de aprovechar todas las propiedades que tiene el nopal, una de ellas es que enriquece los suelos desgastados por sembrar muchas veces un mismo producto y hay investigaciones que avalan esto, no es algo que nosotras nos estemos inventando”. Un estudio publicado en la Revista Mexicana de las Ciencias Agropecuarias, en 2015, realizado por investigadores y académicos de la Universidad de Chihuahua, recopiló los beneficios del nopal en campos como la farmacéutica, nutrición, y regeneración de los campos de cultivo, el texto concluye que este vegetal tan versátil también debe considerarse a futuro como “forraje que es en especial importante para el ganado en zonas áridas, en donde el nopal puede no sólo proporcionar nutrientes, sino ser una fuente de agua”.
Además de las más de 300 especies de nopal de las que se tiene registro en el Instituto de Biología de la UNAM, sólo 75% son aptas para el consumo humano y México es el principal productor de este vegetal en el mundo, pues aproximadamente crecen en nuestro país 100 variedades distintas.
Todos estos aspectos ilusionan a las chicas para continuar la investigación del nopal y así, en un futuro no muy lejano, poder transformar su proyecto escolar en una empresa real que contribuya al cuidado del ambiente.
Por lo pronto, el equipo inició con los trámites correspondientes para obtener la patente del proceso y de los productos que planean fabricar, aún no han fijado el nombre comercial que usarían para crear su marca, pero es algo en lo que aseguran ya trabajan.
La experiencia de concretar este proyecto va más allá de fabricar un plato ecológico o el reconocimiento por ganar una competencia académica, comentó Aimé, lo más importante para ella es el aprendizaje que tuvo.
Hasta el momento, Heidy, Luisa, Fernanda y Aimé no han dejado de producir platos de distintos modelos para presentaciones y fiestas de su escuela, así las familias de sus compañeros conocen el producto que poco a poco empieza a cumplir su objetivo de ayudar a cuidar el ambiente de su comunidad.