¿Cómo se mueve la capital?
Las maneras en las que los “chilangos” nos transportamos en esta gran urbe.
Por más que en estas páginas se dedique la mayoría del espacio a la cobertura de los vehículos de cuatro ruedas, debemos de enfrentar una realidad: la demanda de movilidad en la mayoría de las principales ciudades del mundo solo se puede satisfacer con un sistema de transporte público de alta calidad.
Los requisitos en los sistemas de autobús, metro y las distintas presentaciones de movilidad colectiva son la fiabilidad y la eficiencia como factores clave.
Las razones son bien conocidas: un sistema de transporte público no solo tiene sentido económico si se usa bien, sino que la mayoría de las áreas urbanas con una alta dependencia del automóvil se enfrentan al menos a tres problemas principales; seguridad, congestión y contaminación.
En general, se reconoce que para disminuir el uso del automóvil y aumentar el uso del transporte público, se necesita una red que premie la comodidad y, principalmente, la seguridad de quienes lo utilizan.
Esto se acentúa en una ciudad como la capital del país donde más del 50% de sus habitantes utiliza este tipo de transporte, a pesar de tratarse de un constante riesgo a la seguridad a bordo, ya sea por la antigüedad de sus unidades en servicio o por el recurrente peligro de ser asaltado dentro y fuera de cualquiera de éstos.
De acuerdo a información recopilada por un estudio del INEGI, te presentamos una radiografía de cómo es que los casi 16 millones de capitalinos nos transportamos a nuestro lugar de trabajo o estudio con una lectura muy clara: es indispensable priorizar el transporte público por ser la preferencia de los ciudadanos a su uso.
Asimismo, el estudio nos arroja cómo es que éste se divide en preferencias del usuario de acuerdo a las rutas que los diversos tipos de transporte recorre.
Finalmente, no es de sorprenderse el hecho que los viajes en transporte privado normalmente obedecen a un tema de individualismo, pues se estima que en un día se realizan 6.6 millones de viajes en vehículos y el promedio de ocupantes por automóvil es de 1.5 personas.
Esto nos podría servir a la reflexión de inclinar la balanza aún más en favor del transporte público a causa de sus ya mencionados beneficios, siempre y cuando se fortalezca esta clase de transporte.
No obstante, las intenciones deben de estar respaldadas por el aumento y mejora de dicha infraestructura.