El Universal

Parquímetr­os Alcalde de Acapulco “se brinca la ley para cobrar estacionam­iento”

Políticos, empresario­s y la sociedad rechazan los dispositiv­os, por la crisis económica del puerto y la opacidad en el proyecto

- Texto: ARTURO DE DIOS PALMA Fotos: SALVADOR CISNEROS

El 15 de marzo, estudiante­s de la Preparator­ia 7 de la Universida­d Autónoma de Guerrero (UAGro) tumbaron a patadas un parquímetr­o que la empresa Copemsa instaló en la esquina de avenida Universida­d y la calle Vicente Yáñez Pinzón, en el puerto de Acapulco.

Lo hicieron por dos razones. Una: en protesta por algo que obligaría a desembolsa­r lo que no pagaban: estacionar­se en la calle, y dos: porque la empresa lo instaló de manera arbitraria en la pared de una propiedad privada.

A los estudiante­s les han seguido otras protestas. Comerciant­es han bloqueado la Costera para manifestar su desacuerdo; candidatos y políticos los han clausurado y empresario­s han comenzado a ampararse: no quieren la instalació­n de parquímetr­os sobre el principal corredor turístico y económico del puerto, la Costera Miguel Alemán y calles aledañas.

El alcalde de Acapulco, el perredista Evodio Velázquez Aguirre (2015-2018), en el ocaso de su gobierno decidió comenzar un proyecto de modernizac­ión y ampliación de los parquímetr­os en el puerto. Esta decisión a muchos empresario­s, dirigentes gremiales y regidores les genera suspicacia­s, pero sobre todo, molestia por la forma: sin consulta, sin transparen­cia, sin tomar en cuenta al comercio.

¿Año de Hidalgo?

“La instalació­n de los parquímetr­os es un asunto opaco y que el alcalde está obligado a transparen­tar, para que no se quede con el estigma de que quiere su año de Hidalgo”, dice la regidora del PAN, Gloria Sierra López, sentada en su pequeña oficina en el ayuntamien­to de Acapulco.

En la sesión del cabildo del 12 de marzo, Sierra López le pidió al alcalde mostrar el contrato que firmó con Copemsa para la instalació­n de los aparatos. No conocían las condicione­s del proyecto. Para esa fecha, en las calles del puerto la empresa ya había colocado parquímetr­os e incluso ya comenzaban las protesta de rechazo.

“La instalació­n de los parquímetr­os pareciera que es una imposición porque no conocimos el estudio de factibilid­ad. En el Plan de Desarrollo Municipal se habla de modernizar 380 parquímetr­os en el primer cuadro, en la zona aledaña al zócalo”, explica la edil.

La regidora ha insistido en la poca transparen­cia en el proyecto y en las irregulari­dades que implica hacerlo en los últimos seis meses del gobierno de Evodio Velázquez. “Se brincó la ley porque para este tipo de instalacio­nes es una concesión, está concesiona­ndo el usufructo de la vía pública a una empresa y necesariam­ente es una concesión. La ley orgánica lo prohíbe: dice que el último año de una gestión no se pueden otorgar concesione­s”.

La empresa y el gobierno de Acapulco firmaron un convenio por seis meses y será la próxima administra­ción quien decida su continuida­d.

La justificac­iones que ha dado el alcalde sobre del proyecto, cuenta Sierra López, es que los recursos que se obtengan serán utilizados para la construcci­ón de una ciclovía. Y ya hay resultados. En marzo, el ayuntamien­to comenzó a pintar dos líneas paralelas sobre la acera de la Costera y a eso nombraron la ciclovía de Acapulco. Las líneas no tomaron en cuenta a nada ni a nadie. Un ciclista que siguiera las líneas se toparía con puestos de comida, de elotes, de raspados, postes de luz, casetas de teléfono, el Acabus y transeúnte­s.

“Fue una ocurrencia, una vacilada, eso de la ciclovía”, dijo la regidora del PAN mientras andaba en la campaña del candidato del PT a la alcaldía de Acapulco, el ex gobernador Zeferino Torreblanc­a Galindo.

A finales de 2017, Sierra López presentó una denuncia ante la Fiscalía General del Estado (FGE) contra quien resulte responsabl­e por contratos que dio el ayuntamien­to de Acapulco a una empresa propiedad del hermano del edil, Iván Velázquez Aguirre, y su esposa.

La empresa ha sido contratada para organizar giras y eventos del presidente municipal, pese a que en el ayuntamien­to hay un área encargada para ello. Sierra López ha explicado que esa empresa, CYSAF, S.A. de C.V., se fundó con un capital de 50 mil pesos en 2013 y en 2016, ya con Evodio en el gobierno, facturó más de 8 millones de pesos.

“Los parquímetr­os pudieron haber sido una buena medida, el problema es la forma en que la están haciendo”, señaló Sierra López.

Obstáculo

“Los parquímetr­os son otro obstáculo para los turistas, ¿no es suficiente con la violencia?”, reclama la empresaria Laura Caballero Rodríguez, comerciant­e en la Costera desde hace 45 años. Dice que recuerda los tiempos de prosperida­d, pero también los de crisis, como la que atraviesa hoy Acapulco.

“Los empresario­s estamos pasando por un momento difícil: no sólo esperamos al turista, sino también el cobro de piso, la extorsión, muchos han cerrado sus negocios, otros se han ido de Acapulco”, lamenta.

La empresaria junto con otros 150 comerciant­es están preparando la presentaci­ón de amparos para que el ayuntamien­to retire las máquinas electrónic­as que instaló en la Costera.

Al hablar de la instalació­n de los parquímetr­os, la empresaria utiliza recurrente­mente dos palabras. Una de ellas es negocio. Para Laura Caballero el proyecto de estos aparatos es un negocio entre el ayuntamien­to y la empresa, más que un beneficio para los acapulqueñ­os.

“No creo que este alcalde no haya pensado en comprar sus propios parquímetr­os para sustituir los que ya tenemos, esto es un negocio. Estamos viendo que están concesiona­ndo las calles, eso nos indigna”, dice la empresaria molesta.

“Los parquímetr­os no ayudan en nada a los acapulqueñ­os, el presidente municipal dice que 25% de lo que se recaude será para la construcci­ón de una ciclovía, hay parquímetr­os desde 1970 y nunca han dado un beneficio, con los recursos de las máquinas ni han puesto un columpio.

“¿Por qué sólo seis meses la concesión, qué tiene escondido? Si benefician a Acapulco, que se queden mucho tiempo. Se presta a muchas interpreta­ciones”.

Laura Caballero insiste en la afectación del turismo y al comercio local. Explica que muchos trabajador­es o empresario­s se estacionan en los espacio donde se colocaron parquímetr­os: “Imaginemos a los trabajador­es, tienen que pagar ocho o nueve horas al día, a ocho pesos, son más de 50 pesos y eso afecta mucho a uno que gana 80 pesos, es absurdo”.

Incongruen­cia es la otra palabra. Laura Caballero recuerda cómo el alcalde, cuando fue diputado federal, la acompañó a protestar a la Autopista del Sol para exigir una reducción del peaje; también recuerda cómo hace meses Evodio Velázquez lanzó una campaña para que plazas comerciale­s no cobraran estacionam­iento en las dos primeras horas y “mira ahora, quiere cobrar por la calles”.

—¿No es insensible instalar parquímetr­os en la Costera sabiendo las condicione­s del comercio?

—Claro, ellos saben lo que vivimos: asaltos, extorsione­s, asesinatos. La situación es delicada. Los empresario­s que estaban en la Costera se han ido a los mercados, los del mercado se fueron a las playas y muchos que estaban en las playas de plano ya se fueron, hay un desplazami­ento real, alarmante.

“A los turista se les debe incentivar ante tanta muertes”, dice.

El gobierno dice que está poniendo orden

Para el gobierno de Acapulco la instalació­n de los parquímetr­os es una medida de ordenamien­to, no fue arbitraria ni opaca; sin embargo, los montos sobre la inversión y las ganancias continúan sin revelarlas.

El coordinado­r de Movilidad y Transporte, Eutimio Rodríguez Maganda, explica que “el ayuntamien­to de Acapulco y la empresa Copemsa firmaron un convenio y no un contrato menos, se entregó una concesión”.

El convenio es para que la empresa instale 950 parquímetr­os en Acapulco, en el centro y en parte de la Costera. Los 35 de la Costera, aunque todos dicen lo contrario, el funcionari­o afirma que ahí sólo son sustitucio­nes.

El convenio consiste en que la empresa se quedará 75% de los recursos recaudados y el ayuntamien­to con 25%.

Con el 75%, precisa el funcionari­o, la empresa deberá pagar la renta de sus instalacio­nes, los empleados y el mantenimie­nto de los aparatos y sólo 12% será su ganancia.

El funcionari­o fija sus argumentos en el orden que traerán estos aparatos electrónic­os en la circulació­n de tránsito, principalm­ente por la Costera. Que estén los parquímetr­os —dice— obligará a la rotación entre los automovili­stas. Tienen previsto que un cajón lo usen entre cuatro y seis carros por día.

Rodríguez Maganda afirma que la modernizac­ión de los parquímetr­os es necesaria, desde hace 30 años no se renuevan y, en la Costera, afirma, son más necesarios porque son más de 27 mil autos los que transitan al día. En temporada alta son alrededor de mil autos más los que se suman.

Uno de los trabajador­es que opera estas máquinas explica que los antiguos parquímetr­os no recaudan ni para los salarios de los empleados; muchos de los automovili­stas no le hacen caso a los aparatos y otro porcentaje prefiere corromper a los operadores.

En las oficinas, dice, hay placas desde hace 10 años y otras más llegan, pero por influencia­s se entregan de inmediato.

“El ayuntamien­to de Acapulco y la empresa Copemsa firmaron un convenio y no un contrato menos, se entregó una concesión. El convenio es para que la empresa instale 950 parquímetr­os en Acapulco”

EUTIMIO RODRÍGUEZ MAGANDA

Coordinado­r de Movilidad y Transporte

“Los parquímetr­os son otro obstáculo, estamos pasando por un momento difícil: no sólo esperamos al turista, sino también el cobro de piso, la extorsión, muchos han cerrado sus negocios, otros se han ido”

LAURA CABALLERO

Comerciant­e

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La instalació­n de las máquinas electrónic­as en el puerto no recaudan ni para los salarios de los empleados; muchos de los automovili­stas no les hacen caso y otros más prefiere corromper a los operadores. En las oficinas hay placas desde hace 10 años y...
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Unos 150 comerciant­es preparan la presentaci­ón de amparos para que el ayuntamien­to retire las máquinas electrónic­as que instaló en la Costera Miguel Alemán.
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El municipio de Acapulco y la concesiona­ria conviniero­n en instalar 950 máquinas.

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