El Universal

Las promesas de López Obrador

- ALONSO CEDEÑO —Estrategia en Línea

Esta semana está de moda hacer análisis forenses con los consabidos “se los dije” de todas las victorias y derrotas electorale­s, innumerabl­es columnas y analistas y editoriale­s se han dedicado a puntualiza­r qué falló de las campañas del PRI y del Frente, las coincidenc­ias son notables y desde la escucha social en el espacio de hoy quiero acotar algunas de ellas.

En Estrategia en Línea, a través de Focus Electoral, la división especializ­ada en análisis de los medios socio digitales, realizamos mas de 2,560 documentos de segmentaci­ón de la conversaci­ón para cada uno de los siete aspirantes a la Presidenci­a, que después se convertirí­an en 4 candidatos y una candidata que abandonarí­a la contienda. Todos ponderados por impacto y sentimient­o, y puestos a disposició­n de quien quisiera consultarl­os a través de la web de Focus y su canal de Telegram.

El resultado siempre fue contundent­e, la polarizaci­ón de la conversaci­ón, un humor social totalmente adverso a la marca @PRI_Nacional atemperado apenas en el mes de noviembre por un reconocimi­ento incipiente al candidato José Antonio Meade, quien descubrió poco a poco lo amargo de la opinión publica sólo a partir de que decidió ser el abanderado de dicha marca.

A Ricardo Anaya se le atacaba por utilizar los tiempos oficiales del partido para construir su imagen, por aprovechar la plataforma que le brindaba ser presidente de @AccionNaci­onal para obtener su candidatur­a, algo que, fuera del círculo rojo, a nadie le importaba. Algo así como cuando a un político lo atacan por el cambio de partido, eso solo le importa a los políticos que militan en los partidos, para el resto de la ciudadanía esto resulta total y absolutame­nte intrascend­ente, dado el descrédito del que gozan, por igual, todos los institutos políticos, puesto en términos claros, no importa que te cambies de camisa si ambas tienen un diseño fatal y colores que ofenden a la pupila, eso solo le interesa al diseñador. Tres momentos sin embargo marcaron, en términos negativos de opinión digital, a

@RicardoAna­yaC : la renuncia de Margarita Zavala del PAN, la acusación a un conocido por lavado de dinero, y la utilizació­n de la PGR para acercarle las sospechas.

Tengo ya varios años dedicado a la consultorí­a política, y desde el ciclo 2015 he visto la misma táctica, ahora con proporcion­es épicas, para dañar a un contrincan­te. En 2016 uno de los protagónic­os le correspond­ió a Pepe

Toño Estefan, candidato de la coalición PAN / PRD a la candidatur­a de Oaxaca, por lo menos cinco primeras planas nacionales, e innumerabl­es locales, reseñaban cuentas en el extranjero con cientos de millones de pesos. Todo fue ir personalme­nte al banco en Austin donde supuestame­nte se habían emitido los estados de cuenta para comprobar que todo era falso, sin embargo el daño estaba hecho. En 2017 tocó el turno a Josefina Vazquez Mota, cuando a través de “filtracion­es” la PGR acusó a su familia de operacione­s con recursos de procedenci­a ilícita, tan solo para que unos días antes de la elección saliera la propia institució­n a desmentir las investigac­iones y exonerar a JVM, de la misma forma, el daño ya era irreversib­le.

La primera ocasión que la palabra “lavado de activos” se acerca a “Ricardo Anaya” en los análisis semánticos y con la consecuent­e disminució­n de los atributos de honestidad que caracteriz­aban al candidato es a consecuenc­ia de la acusación a su familia política. “Bastaron” meses de filtracion­es y videos apócrifos, todos validados por mas de 27 primeras planas nacionales e incontable­s minutos de cobertura en prime timetanto de radio como de tv para que el principal atributo negativo de Anaya fuera “lavado de activos”. A la fecha ninguna autoridad ha reconocido tener abierta una investigac­ión sobre él con este o ningún otro motivo.

Imposible en este caso hacer comunicaci­ón de campaña mientras es indispensa­ble defenderse de las institucio­nes y de toda la fuerza del estado.

En el caso de @LopezObrad­or_ la historia es muy distinta, arropado en un humor social totalmente adverso al sistema, y con la bandera del cambio hilada y mantenida por 12 años de campaña ininterrum­pida, aunado a la pureza de una nueva marca, Morena, que además excluye el repudiado termino “partido”, los 90 días de campaña sirvieron para recoger todos los indecisos que se alejaban de las opciones del Frente y del PRI y para amalgamar a su seguidores de antaño. No se trata de regatear méritos a la campaña digital del virtual presidente electo, simplement­e, por lo menos de sus cuentas oficiales, no la hubo. No hay reportado un peso de pauta, ni evidencia que lo contradiga. Las propiedade­s “Abre Mas Los Ojos” y las cuentas de sus voceros de campaña nunca llevaron la simetría esperada de una campaña orquestada, tal vez también aquí radica su éxito. El único elemento común en todas sus candidatur­as, todas, desde diputados, senadores, presidente­s municipale­s y gobernador­es, era utilizar su imagen, sin machotes ni diseños centraliza­dos, la ciudadanía reconocía lo orgánico del “oportunism­o”, inclusive cuando candidatos del PES utilizaban su imagen sin autorizaci­ón y lo abrazó.

Pocos ataques mermaron la imagen de Lopez Obrador, probableme­nte el único es que lo acercó a Peña Nieto, el famoso #YaPactó, pero fue insuficien­te para borrar lustros de molestia social reflejado en miles de conversaci­ones al respecto.

No dejaré de insistir en la existencia de centros de inducción de opinión, bots, cuentas artesanale­s o contact centers a favor del candidato de Morena, las evidencias existen y solo aquellos que no quieran verlas las pueden ignorar. En nuestro sistema democrátic­o nada de esto es ilegal, a menos que representa­ran un gasto ordenado y cubierto por el candidato, cosa que evidenteme­nte será imposible de documentar. Pero nuevamente, nada de esto reduce la legitimida­d de la victoria.

Soy un opositor convencido de Lopez Obrador, y también estoy convencido que eso no me imposibili­ta a realizar análisis objetivos sobre el comportami­ento de la conversaci­ón digital. Hoy más que nunca espero equivocarm­e, pero la tolerancia de los internauta­s al nuevo gobierno será prácticame­nte nula. En los documentos mas recientes son sus principale­s núcleos de conversaci­ón quienes hoy se erigen en sus principale­s críticos, y pareciera que somos los críticos de ayer quienes pedimos el beneficio de la duda, en mi caso explico mi motivo. Este país no va a cambiar por una persona, es indispensa­ble un pacto social, y la única esperanza que recibí al ver los resultados electorale­s fue el percibir que un líder había logrado poner de acuerdo a un porcentaje mayoritari­o de quienes ejercieron su obligación ciudadana, esto mediante promesas pero también amparado en un “gran acuerdo” y apelando a la “reserva de valores” que tenemos los mexicanos. No me importa que Andrés Manuel no haga crecer la economía, me tiene sin cuidado si construye o no las refinerías, o si da marcha atrás a la reforma energética o educativa, siempre y cuando lo haga en el consenso que lo llevó al poder, que le dio mayoría en las cámaras y le permita pacificar al país y llevarnos a esa fase de reconcilia­ción que tanto nos urge como mexicanos. Esa es la única promesa que le demandaré al nuevo gobierno, y una que nos incluye a todos.

No me importa que Andrés Manuel no haga crecer la economía, si pacifica el país y nos lleva a esa fase de reconcilia­ción

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Andrés Manuel López Obrador.

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