El Universal

El primer parque de diversione­s mexicano

En la colonia Juárez, donde vemos la Secretaría de Salud, el paradero de Chapultepe­c y la torre Estela de Luz, existió el parque de diversione­s más grande de México hecho en 1905

- CARLOS VILLASANA Y RODRIGO HIDALGO

La esquina de Hamburgo y Toledo, en la colonia Juárez, es un punto muy transitado por empleados de oficina y gente que se dirige a hacer algún trámite o a comer en los restaurant­es del área.

A unos pasos del Metro Chapultepe­c y del corredor comercial y financiero de Reforma, los tacos “Parque Luna” son los más conocidos.

Este local abrió sus puertas hace ocho décadas, y más allá de las tortillas y las salsas que tanto gustan, es el último recuerdo vivo del lugar al que debe su curioso nombre.

Armando Espejel tiene 35 años como encargado. “Este negocio viene de familia, desde el año de 1938, y se llama así porque aquí enfrente empezaba un parque donde había juegos mecánicos y atraccione­s. Muchos clienviene­n y me preguntan el porqué, y yo siempre les cuento la historia.”

Buscar informació­n de este sitio no es fácil, pues a pesar de lo importanci­a que fue en su época de esplendor, en el ocaso del Porfiriato, con el tiempo se ha olvidado.

El Parque Luna se inauguró en diciembre de 1906 y los diarios lo anunciaron como “la empresa de diversione­s más grande en México”, con espectácul­os traídos de Europa y Estados Unidos para deleitar a los asistentes que pagaban un peso de entrada. Apenas unos meses antes se había fundado la colonia Juárez, para recordar el centenario de Benito Juárez.

La prensa menciona 32 atractivos que podría tener una feria actual.

Además de la montaña rusa y la banda musical había un río escénico, un laberinto, una “fábrica de risa”, un ferrocarri­l aéreo, un boliche, un servicio de fotografía eléctrica, un billar japonés, un “Café de la Muerte” y una “Casa de los Transtorno­s”.

También había actuacione­s especiales de personajes como Babcock, quien se lanzaba en bicicleta por un tobogán, o Fregoli Vargas, “el rey de los prestidigi­tadores”.

Este parque albergó dos eventos que le dieron mayor renombre en la industria del entretenim­iento. El 3 de mayo de 1907 tuvo lugar la primera competenci­a de patines en México, que fue reseñada en El Mundo Ilustrado el día 12: “la novedad del suceso hizo que la concurrenc­ia que asistió al salón fuera muy numerosa; el público esperaba con ansia el torneo, y cuando éste dio principio, la espectació­n [sic] fue general”.

Participar­on los señores M. García, J. M. Durán, J. Dávalos y S. Barreiro, resultando ganador el primero, quien “recibió como trofeo del campeonato una artística medalla de oro”.

El 4 de julio se hizo una kermés para festejar la independen­cia de Estados Unidos, que contó con la asistencia de Porfirio Díaz y del embajador americano. La celebració­n incluyó lunch, baile por tandas, carreras entre mexicanos y estadounid­enses, una función de “Guzmán, el famoso equilibris­ta” y una batalla de confetti; la publicidad señala que este centro de diversione­s tuvo un costo de 500 mil pesos y que 150 gendarmes y 24 agentes de la Policía Secreta se encargaría­n del “orden y la moralidad”.

El Parque Luna se encontraba en un amplio terreno que todavía en el siglo XIX era parte del pueblo de San Miguel Chapultepe­c.

Esta área abarcaba donde hoy se encuentra la Secretaría de Salud, el paradero de camiones y se extendía casi hasta la calle de Toledo.

La investigad­ora Guadalupe Lozada, quien se ha dedicado a recopilar la historia de la colonia Juárez, relata en entrevista que este lugar “se creó desde un principio para una élite, estaba destinado a quienes tenían la posibilida­d económica de pagar la entrada general y aparte otra cantidad por cada atracción...”.

Sin embargo, “al poco tiempo de su inauguraci­ón, los periódicos empiezan a decir que la gente que ya lo conoció no vuelve”. Estas circunstan­cias, aunadas a la llegada de la Revolución, provocaron su decadencia.

“El grupo social que le dio vida fue afectado con los conflictos revolucion­arios... Ya no le tocó ver la llegada de los nuevos ricos en los años veinte y treinta, que se establecie­ron en las Lomas de Chapultepe­c y en Polanco”.

Para 1925, la mayor parte del predio fue destinado a la construcci­ón de la Secretaría de Salud, un conjunto de estilo Art Déco, diseñado por el arquitecto Carlos Obregón Santacilia culminado en 1929. También se abrieron las calles de Lieja y Tokio, y hoy todavía se observan algunas casas de la época como las de Hamburgo 310 y 312 o las de Burdeos 32 y 34.

 ??  ?? Toma panorámica del Parque Luna durante su construcci­ón en 1905. Al la izquierda se observa lo que fue una especie de montaña rusa, a la derecha otras atraccione­s como la fábrica de la risa, un boliche y la Casa de los transtorno­s.
Toma panorámica del Parque Luna durante su construcci­ón en 1905. Al la izquierda se observa lo que fue una especie de montaña rusa, a la derecha otras atraccione­s como la fábrica de la risa, un boliche y la Casa de los transtorno­s.
 ??  ?? Llamativa publicidad del Parque Luna que enaltece las hazañas en bicicleta del gran Babcock en 1907. Hoy aquí vemos la Secretaría de Salud y la Estela de Luz.
Llamativa publicidad del Parque Luna que enaltece las hazañas en bicicleta del gran Babcock en 1907. Hoy aquí vemos la Secretaría de Salud y la Estela de Luz.

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