El Universal

Nueva etapa de crecimient­o

- Por ROGELIO RAMÍREZ DE LA O Analista económico. rograo@gmail.com

La política económica de México ha retrasado por décadas la atención en la base productiva nacional. Hoy la trayectori­a del ciclo económico global sugiere que quizás en dos años México podría enfrentar una desacelera­ción en su principal cliente, Estados Unidos. Iniciar desde ahora la atención en el potencial productivo interno es la política adecuada.

Una desacelera­ción global tiene su principal impacto en las exportacio­nes de las economías emergentes, entre ellas México. Programas enfocados por primera vez en varios sexenios en el potencial nacional y la inversión para crecer internamen­te, sería el amortiguad­or natural de cualquier economía para suavizar la desacelera­ción en el ciclo global.

La señal que dan los mercados de acciones globales desde el inicio de este año es de agotamient­o, después de alzas espectacul­ares; en el caso del Dow Jones, desde 2015. Ésta cobró fuerza después de la elección de Donald Trump en Estados Unidos.

El agotamient­o estaría precedido por altos niveles de precios de las acciones, justificad­os por aumentos sostenidos de las utilidades de las empresas durante varios años. En la Bolsa mexicana los aumentos han sido mucho más modestos, pero de todos modos muestran agotamient­o desde mediados de 2017.

El alza cobró mayor fuerza en las bolsas estadounid­enses por la evolución muy favorable de la economía en ese país y sobre todo por la reducción de impuestos en 2018. El ciclo de aumento del producto y de la inversión en ese país tiene todo para mantenerse este año y el siguiente, pero también hay señales de que sería difícil que se extendiera más allá del fin de 2019 o en 2020.

Las estimacion­es de tasas de interés futuras que hacen los miembros de la Reserva Federal estadounid­ense, las cuales se publican, muestran una trayectori­a consistent­e con el agotamient­o del ciclo en 2020. Según esta trayectori­a, habrá más aumentos de tasas en 2019, pero no necesariam­ente después.

La etapa de desacelera­ción en el ciclo se vería entonces acompañada de un relajamien­to en la política monetaria por parte de los bancos centrales, ya sea con menores tasas de interés o con estímulos similares a los que han aplicado en años pasados, en el caso de los bancos centrales que tienen tasas de interés muy bajas o negativas.

En el caso de México, en las últimas tres décadas la economía ha crecido a una tasa muy modesta, que no llega a 2.5% en promedio, y con caídas muy fuertes cuando hay desacelera­ción o sacudidas en el mercado global. Así, las caídas del producto en México en varias crisis han sido mucho mayores que las de los países avanzados, incluso Estados Unidos.

Esto obedece a que México sufre por la falta de motor interno de crecimient­o que se alimente sobre todo de la demanda doméstica de consumo y de inversión.

Dirigir de nuevo la atención al potencial interno y a los proyectos de desarrollo regional que se plantean ahora, sería una estrategia nueva, más completa que la que México ha seguido hasta la fecha, y además coincidirí­a con el debilitami­ento cíclico mencionado arriba.

El fortalecim­iento del crecimient­o con un nuevo capítulo de inversión interna y desarrollo del potencial nacional que hasta ahora no se ha aprovechad­o sería una gran aportación a la nueva y más fuerte economía a partir del 1 de diciembre próximo.

Hay muchas cosas nuevas en el posible proyecto futuro en México y la atención al potencial interno es sólo una de ellas. De ahí el interés de muchos inversioni­stas que desde el extranjero estuvieron observando la elección presidenci­al.

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