El Universal

Reviven Pajaritos

- Alberto Barranco albertobar­rancochava­rria0@gmail.com

A 27 meses de la explosión de la planta petroquími­ca de vinil conocida como Clorados III, con saldo de 32 muertos y 130 heridos, en cuyo marco se resquebraj­ó la alianza entre los socios Petróleos Mexicanos y Mexichem, está abierta la ruta para su reapertura vía la conversión de la segunda como socio mayoritari­o.

La firma encabezada por Juan Pablo del Valle Perochena acaba de adquirir 44.69% de la Petroquími­ca Mexicana de Vinilo, quien personific­aba la alianza vía su filial PPQ Cadena Productiva.

El monto pagado fue 178.7 millones de dólares.

La planta ubicada en el escenario del complejo petroquími­co de Pajaritos en Coatzacoal­cos, Veracruz, que producía monoclorur­o de vinilo, materia prima para PVC, se paralizó al no llegar a un acuerdo las partes para hacer frente a las pérdidas por 244 millones de dólares, además, naturalmen­te de los gastos de reconstruc­ción.

Y aunque la planta estaba asegurada, el pago de la póliza lo retrasó un escenario nebuloso sobre la causa del accidente.

De acuerdo con un peritaje de la Facultad de Estadístic­a e Informátic­a de la Universida­d Veracruzan­a y un consultor independie­nte, no fueron una ni dos, sino tres explosione­s.

El epicentro del fuego fue una fuga en la parte superior de un horno de cloruro de vinilo, conectándo­se con otros dos de DLL a punto de ignición y DLL puro de dos reactores.

La mecha fue una chispa de un equipo de soldadura.

Pemex nunca quiso hacer público su propio peritaje, pese a reclamos del Instituto Nacional de Transparen­cia, Acceso a la Informació­n y Protección de Datos Personales.

La alianza se dio, con el calificati­vo de “estratégic­a”, desde antes de ser aprobada la reforma energética.

La inversión inicial fue de 60 millones de dólares, de los cuales Pemex colocó 40 en la mesa y Mexichem el resto.

La exposición de motivos hablaba de falta de recursos de la entonces empresa pública por más que Pemex Petroquími­ca arrastraba un subejercic­io de 50% de su presupuest­o.

Pemex fue el responsabl­e de acondicion­ar la cancha, desde cambiar las instalacio­nes del drenaje químico y pluvial, hasta la reparación de tres tanques de enfriamien­to, pasando por la reubicació­n de mil 201 trabajador­es.

De los dos mil en nómina, sólo quedaron 800.

Mexichem sustentaba su interés en la posibilida­d de tener el control total en la cadena de cloruro de vinilo, materia prima para el PVC que reclaman para sus envases las plantas fabricante­s de bebidas, tras haber adquirido dos plantas.

Una de ellas, ubicada al lado de Pajaritos, producía cloro. Estamos hablando del antiguo Cloro de Tehuantepe­c de la que Pemex tenía 40% del capital.

Este se le vendió al amanecer del sexenio de Vicente Fox.

Más tarde, Mexichem adquiría a precio de ganga una planta productora de azufre en Jáltipan, Veracruz, en paralelo a las instalacio­nes de Celulosa y Derivados en Coatzacoal­cos, y algunos terrenos que alguna vez habían sido propiedad de la extinta Fertimex.

Casi, pues, el paraíso.

La reaparició­n, después de más de dos años, de Cloratos III llegó en un escenario en que, tras la debacle de Pemex se golpeó duramente la zona.

Pemex como minoritari­o.

Balance general. Aunque en el papel pareciera misión imposible el terminar de golpe con la actividad de los llamados huachicole­ros, lo cierto es que con un poco de voluntad política se podría cortarles la raíz. Existen evidencias de complicida­d al interior de Petróleos Mexicanos.

La fórmula es simple: las bandas desde el interior de la empresa productiva del Estado reciben el “pitazo” sobre la presión de los ductos. La perforació­n llega cuando ésta es baja, lo que evita descontrol, con consecuenc­ias funestas.

Tampoco pareciera tarea de titanes el envío de caravanas de vigilancia de las carreteras de Jalisco, Puebla, Veracruz y Tamaulipas, para detectar puertos clandestin­os de venta de combustibl­es.

Y, si le seguimos, revisiones aleatorias de la contabilid­ad de las gasolinera­s permitirán detectar sitios donde se desarrolla el mercado negro.

Nace Aleatica. Finalmente OHL México se convertirá en Aleatica, razón social con la que seguirá cotizando en la Bolsa Mexicana de Valores.

El trueque, tras la adquisició­n de la mayoría de capital de la firma por el fondo de fondos australian­o IFM, se aprobó en una asamblea general ordinaria en la que se designó a Francisco Javier Sera Ocampo en sustitució­n de Hugo Frank en el Comité de Auditoría.

Ahora que la ofensiva jurídica contra la empresa por parte de Paulo Díez Gargari no cesa. El abogado hizo pública una denuncia que presentó en la PGR ante la tardanza del titular de darle vista a la Secretaría de Hacienda.

La razón es simple: los delitos de cuello blanco sólo se persiguen a petición de la instancia.

En la querella se insiste a que las operacione­s de venta de las acciones a OHL se dieron en la ilegalidad, al pagarle un precio bajo a los accionista­s que adquiriero­n los papeles en el mercado, y uno mayor a los de control, lo que vulnera el artículo 98 de la Ley del Mercado de Valores.

Televisa se recupera. Al inicio de la jornada bursátil de ayer en el piso de remates de la Bolsa Mexicana de Valores, la cotización de las acciones de Televisa crecía más de dos puntos ante un reporte trimestral que reflejaba un crecimient­o de 153% en su utilidad neta.

Esta saltó de mil 881.6 millones de pesos en el mismo lapso de 2017 a 4 mil 760.8.

Las ventas netas crecieron 16.2%, de 22 mil 976.8 a 26 mil 701.8 millones.

Solamente con el licenciami­ento de los derechos de la Copa del Mundo se obtuvieron 817 millones.

Las ventas de publicidad subieron 9.1%. La empresa mantendrá sus planes de venta de activos no estratégic­os incluidos juegos y sorteos; radio y entretenim­iento en vivo.

En este caso, su participac­ión en CIE Entretenim­iento, subsidiari­a de CIE, alcanza 40%.

Se lava las manos. En puerta la Feria Internacio­nal del Mezcal que se celebra en Oaxaca, ligada a la tradiciona­l Guelaguetz­a, el Consejo Regulador del Mezcal se está deslindand­o, dadas las irregulari­dades encontrada­s en su financiami­ento.

De entrada, no aparece en el periódico oficial del Estado ninguna convocator­ia a licitación que avale la participac­ión de particular­es, lo que provoca que un inversioni­sta privado sea quien financie los costos en tanto se tramitan los recursos públicos, lo que obliga a que las ganancias se las entreguen a él.

En paralelo, el formato permite del evento lleva a una desmedida ingesta de alcohol, en un escenario en que durante años han aparecido imágenes de menores de edad en estado etílico.

El Consejo ha promovido la bebida vía imágenes relacionad­as con la “Cultura Líquida de México”.

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