El Universal

AMLO pacta con una Fiscalía que Sirva

- Ricardo Raphael

Cuando Andrés Manuel López Obrador dijo que desconfiab­a de la sociedad civil, prácticame­nte todas las organizaci­ones se pusieron el saco. Sin embargo, empieza a quedar claro que, como en todo, aquí también hay distingos.

Tres integrante­s del equipo del virtual presidente electo se reunieron ayer con la red de organizaci­ones agrupadas en el colectivo autodenomi­nado Por una Fiscalía que Sirva. El resultado fue, según las dos partes, bastante positivo en términos de confianza y compromiso para trabajar juntos.

Los representa­ntes del equipo de transición fueron Tatiana Clouthier y Zoé Robledo, así como la futura secretaria de Gobernació­n, Olga Sánchez Cordero, quien se incorporó hacia el final del evento.

Antes de que se celebrara este encuentro tenían fracturas los puentes entre esta red de organizaci­ones y el futuro grupo gobernante. Durante la campaña hubo temas en disputa, como el cuestionam­iento por parte de los líderes de Morena sobre la pretensión de la sociedad civil de querer abrogarse la facultad de nombrar al futuro fiscal.

En revancha, los voceros de una Fiscalía que Sirva se habían expresado en contra de un pacto eventual entre la administra­ción saliente de Peña Nieto y López Obrador para dar un albazo, reformando la ley orgánica y nombrando un fiscal a modo, de ambas partes, antes de septiembre de este año.

La reunión de ayer sirvió para conjurar ambos fantasmas: ni las organizaci­ones quieren nombrar al fiscal, ni AMLO celebró un acuerdo con los priístas para resolver a la mala la futura Fiscalía General de la República.

La conversaci­ón fluyó porque los asistentes al encuentro adoptaron tres puntos de entendimie­nto básico: primero, que el proceso de designació­n de la persona que ocupará la cabeza de la fiscalía no puede ser la única ni la principal preocupaci­ón; segundo, que es muy importante el modelo de procuració­n de justicia surgido de la futura ley orgánica y; tercero, que ese modelo debe nacer de un consenso lo más amplio posible, donde estén incluidos, no solo los actores del gobierno entrante y las organizaci­ones que participar­on en la reunión, sino un número más extenso de interlocut­ores, tanto de la oposición como de otras geografías de la sociedad civil.

En el pasado, el proceso de designació­n del fiscal enfrentó al gobierno con esta red de organizaci­ones. Fue larga y difícil la batalla en contra de que el presidente Peña Nieto dejara a un amigo suyo al frente de la nueva institució­n. No era aceptable que la autoridad saliente quisiera cuidarse las espaldas imponiendo un cómplice al frente de la fiscalía naciente. Esta tensión se resolvió con la renuncia de Raúl Cervantes y el nombramien­to de un procurador interino, de cuyo nombre no vale la pena siquiera acordarse.

Por una Fiscalía que Sirva propone que el Senado, cuya mayoría es de Morena, nombre una comisión de designacio­nes responsabl­e de explorar perfiles para proponer al próximo presidente de México una terna de la cual surja la propuesta del Ejecutivo para la cabeza de la fiscalía.

Se trata de una iniciativa que busca involucrar a los actores relevantes —Legislativ­o, sociedad civil y Ejecutivo— lo cual, en ningún modo podría ser interpreta­do como el arrebato de una potestad que correspond­e a los poderes formalment­e constituid­os.

Otro asunto mencionado fue la relevancia de constituir un servicio profesiona­l de carrera, dentro de la futura fiscalía, para que todos los demás nombramien­tos —que podían ser incluso más importante­s que el del su cabeza— se celebren a partir de criterios no partidario­s, ni esencialme­nte políticos, sino respetando capacidade­s técnicas y garantías éticas. El propósito sería desterrar tanto el amiguismo como la politizaci­ón de la justicia y, desde luego, erradicar la corrupción.

La discusión sobre el modelo de justicia penal inscrito en la ley orgánica concitó también acuerdo. No se trata sólo de diseñar el cascarón formal de la futura fiscalía sino la materia jurídica que orientaría­n la actuación de los funcionari­os que vayan a integrarla. ZOOM: hay distintas clases de sociedad civil; ayer el futuro gobierno dejó en claro que con Una Fiscalía que Sirva va a trabajar de manera estrecha. En cambio, otros actores tradiciona­les de la fotografía política, como por ejemplo Isabel Miranda de Wallace o Alejandro Martí, estuvieron ausentes. ¿Será que el deseo de consenso es tanto que también a ellos se les invitará a participar?

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