El Universal

Vinos naturales: un cambio de idea

Phil Gregory y su vinícola Vena Cava son abanderado­s de los vinos naturales en Baja

- MARIANA CASTILLO marcastill­ohernandez@gmail.com

Al preguntarl­e a Phil Gregory si siempre le gustó el vino, bromea diciendo que la única edad en la que no lo tomaba fue durante sus primeros tiernos seis años de edad. Él y Eileen, su esposa, fundaron la vinícola bajacalifo­rniana Vena Cava en Valle de Guadalupe, y Phil fue alumno en La Escuelita de Hugo D’Acosta, a quien admira por su espíritu trasgresor.

“Durante las clases me enamoré del proceso de hacer vino, que es arte y ciencia”, dice Phil.

Su premisa es lograr tener el mejor vino que puede con las mejores uvas que tiene cada año. “Nunca quiero que salgan idénticos: eso a mí no me importa”, enfatiza.

De las 50 mil botellas que esta vinícola produce al año, 10 mil son de vinos naturales, esos que se obtienen con el mínimo de intervenci­ón posible, tanto en el cultivo del viñedo como en el proceso de elaboració­n en bodega. Es un movimiento que nació en Europa en los setenta y que cada día cobra más fuerza en el resto del mundo.

“No agrego sulfitos, ni tampoco filtro los vinos. Mucha gente es muy fan, otros lo odian, pero vamos a seguir con esta filosofía en el futuro. Fui de los primeros en la región haciéndolo y mis clientes saben que mi vino no es igual”, comenta.

Phil considera que la tendencia de los vinos naturales crece, pues más restaurant­es los compran para ofrecer algo distinto a sus comensales.

Experiment­o es una palabra que a Phil le gusta usar, pues no da nada por hecho y piensa que no hay respuestas simples al hablar de vino. Nunca compra químicos ni añade sabores ni color: considera eso como una manipulaci­ón innecesari­a. Esto es una filosofía que aplica en el huerto que abastece a sus otros proyectos.

Phil y Eileen son amantes de la comida y el arte, y llegaron a Baja California hace 15 años. A ellos los movió el cambio y la curiosidad. No es gratuito que se interesen por algo que implica cambiarse de chip para aprender más y cuestionar.

Probar vinos naturales requiere de una mente abierta. Su elaboració­n con el mínimo de intervenci­ón de químicos (como sulfitos o ácido tartárico), además de que no pasan por un proceso de filtración y clarificac­ión, hacen que no sepan a nada que hayas probado antes.

Después de probar varios de sus vinos naturales, algunos resultaron los favoritos en la cata, como un 50-50 de Zinfandel y Nebbiolo: una maravilla con notas de eucalipto, jamaica y pasas.

Quizá uno de sus vinos más queridos es el vino naranja al que llaman Ámbar: un 100% Chardonnay sin las caracterís­ticas habituales de este varietal. Su proceso une técnicas de la elaboració­n de tintos y de blancos y sus notas a toronja y su mineralida­d lo hacen muy refrescant­e.

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