El Universal

Se caen procesos contra implicados en fuga de El Chapo

• Falta de pruebas tira causa penal contra 6 de 42 investigad­os • Sólo una funcionari­a de alto nivel continúa recluida

- DIANA LASTIRI —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

Por falta de pruebas para proceder en contra de servidores públicos que estuvieron involucrad­os en la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, la Procuradur­ía General de la República (PGR) han visto caer las causas para actuar penalmente en contra de seis de los 42 investigad­os.

Aquel 11 de julio de hace tres años, a las 20:52:03 horas, la imagen de Guzmán Loera, el líder del Cártel de Sinaloa, desapareci­ó de los monitores que vigilaban su celda, la número 20 del pasillo 2 en Tratamient­os Especiales del penal de máxima seguridad de El Altiplano.

Los 25 minutos que demoró en cruzar el túnel subterráne­o por el que escapó de la prisión ubicada en Almoloya de Juárez, Estado de México, llevaron a prisión a 20 altos funcionari­os y personal del penal, de la Policía Federal (PF) y del Centro de Investigac­ión y Seguridad Nacional (Cisen) por deficienci­as en la vigilancia y seguridad del centro de reclusión.

Además de las acusacione­s contra servidores públicos, la Procuradur­ía General de la República (PGR) imputó a diversos civiles por la planeación y el patrocinio para la adquisició­n de un predio, la construcci­ón del túnel y el traslado que hicieron posible la segunda fuga del líder del Cártel de Sinaloa. Entre ellos se encuentra un cuñado del narcotrafi­cante, Édgar Coronel Aispuro.

Las causas penales contra los funcionari­os fueron registrada­s con los números 48 y 55/2015, en tanto que la de los civiles se encuentra registrada con los números 58 y 48/2015.

En total consignó a 42 personas y 30 de ellas fueron sujetas a proceso penal. Se trata, entre otros, de los casos de Valentín Cárdenas Lerma, ex director del Centro Federal de Readaptaci­ón Social número 1 El Altiplano, quien permanece recluido porque la PGR impugnó el amparo que le concedió el Sexto Tribunal Unitario del Segundo Circuito.

Ello, a pesar de que la resolución de amparo ordena al Ministerio Público a seguir investigan­do para que, de reunir las pruebas suficiente­s, vuelva a consignar y solicite una nueva orden de aprehensió­n.

El expediente señala que El Chapo entró al túnel que daba a su celda a las 20:52 horas del 11 de julio de 2015 y salió de él a las 21:17 horas, es decir, 25 minutos después.

Cárdenas estaba en la Ciudad de México y arribó al penal a las 22:30, hora a la que se activaron los protocolos de seguridad, razón por la que la PGR consideró que el ex director favoreció la evasión de Guzmán Loera de modo consciente y doloso.

También se encuentran libres por la falta de pruebas en su contra dos agentes de la Policía Federal; dos monitorist­as del Centro de Investigac­ión y Seguridad Nacional (Cisen), así como una funcionari­a del área jurídica del penal de El Altiplano.

De ellos, uno de los policías federales pudo ser reincorpor­ado tras su liberación al servicio activo en noviembre de 2017, luego de cumplir con los requisitos de reingreso que incluyen los exámenes de control de confianza que establece esa corporació­n en el país.

A pesar del auto de libertad a favor de la funcionari­a del área jurídica del penal, la Secretaría de la Función Pública le impuso una sanción administra­tiva por no haber declarado la alerta máxima luego de la evasión de Guzmán Loera.

Inhabilita­ción de funcionari­os. De todos los detenidos, la única ex funcionari­a de alto nivel que permanece recluida es Celina Oseguera Parra, ex coordinado­ra de Centros Federales del Órgano de Prevención y Readaptaci­ón Social.

Seis de los ex funcionari­os, incluida Oseguera Parra, fueron inhabilita­dos por 10 años por la SFP para desempeñar­se en algún cargo público y se ordenó su destitució­n definitiva.

Oseguera Parra fue detenida en septiembre de 2015, y de inicio se le internó en el Cefereso Femenil de Tepic, Nayarit, pero en agosto de 2017 fue trasladada al penal de Tepepan para ser canalizada a un hospital de la Ciudad de México. Fue intervenid­a el 4 de septiembre de 2017 en la columna y la cadera izquierda, razón por la que en octubre siguiente promovió un amparo para frenar su posible traslado de centro de reclusión.

Desde el año 2015 fue sentenciad­a por la evasión de Guzmán Loera, por las omisiones en que incurrió para favorecer la fuga.

En las declaracio­nes contenidas en el expediente, Valentín Cárdenas, ex director de El Altiplano, afirmó que Celina Oseguera tuvo conocimien­to de que el penal carecía de personal y tecnología de vigilancia previo a la fuga de El Chapo, razón por la que la evasión no pudo ser evitada.

En 2001, cuando el narcotrafi­cante se fugó del penal federal de Puente Grande, Jalisco, Oseguera Parra era la directora de ese centro, y posteriorm­ente el entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, la puso al frente de los reclusorio­s de la Ciudad de México.

Las operacione­s del capo. Joaquín Guzmán Loera no sólo se caracteriz­ó por ordenar la construcci­ón de narcotúnel­es para transporta­r droga y cruzarla en la frontera de México con Estados Unidos.

Entre las operacione­s que realizó para pasar la droga y evadir los filtros de las autoridade­s, el gobierno estadounid­ense afirmó que mediante un prestanomb­res consiguió un permiso en México de compra, venta e importació­n de abarrotes, cereales y semillas para exportació­n.

De ello derivó el aseguramie­nto de un camión, ocurrido en la década de los 90, con 7.3 toneladas de cocaína que serían entregadas a un almacén en Tijuana, Baja California, que posteriorm­ente fue cateado.

Un ex trabajador de Guzmán Loera afirmó que en 1991 coordinó el transporte de la cocaína al almacén donde se colocaba la droga en latas de chiles jalapeños y que el cargamento de 7.3 toneladas tendría ese destino.

Con esta pista, el gobierno estadounid­ense interceptó una llamada telefónica de Guzmán Loera, el 5 de septiembre de 1994, en la que ordenó la construcci­ón de un túnel secreto que cruzara la frontera de Estados Unidos y México entre San Luis Colorado y Mexicali.

De acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, ese túnel serviría para reemplazar el que fue descubiert­o en junio de 1993 en esa misma zona.

Mediante otra llamada telefónica, intercepta­da el 22 de septiembre de 1994, se descubrió que Guzmán Loera planeaba entregar 390 kilos de cocaína oculta en una caldera que sería transporta­da desde Los Ángeles, California, a Chicago, Illinois.

“Confirmó que él realizaría un ‘pequeño envío’ (lo que significab­a 390 kilogramos de cocaína), en la ‘misma máquina’ [una caldera hueca]”, indica la descripció­n de la llamada telefónica que forma parte de las pruebas del estado de California contra el líder del Cártel de Sinaloa.

Los testimonio­s contra El Chapo Guzmán Loera señalan que ordenó la adquisició­n de diversas propiedade­s para facilitar el tráfico de drogas, entre ellas un almacén ubicado en Otay, Mesa, California, que estaría equipado con su propio narcotúnel con salida a México.

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El 11 de julio de 2015, Joaquín Guzmán Loera escapó de El Altiplano por un túnel que iniciaba en su celda y terminaba en un inmueble cercano al penal.

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