El Universal

Carta fuerte de AMLO

- Alberto Barranco albertobar­rancochava­rria0@gmail.com

Restañadas las heridas, abrazos, selfies, videos, desplegado­s, cartas, manuscrita­s al calce, del dicho al hecho en la promesa de apoyo empresaria­l al nuevo gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador, estaría su participac­ión en el proyecto productivo estelar planteado: el Corredor Transístmi­co.

Codiciado desde el siglo XIX por el capital estadounid­ense, pretensión al calce de convertir el Istmo de Tehuantepe­c en un paso hacia los océanos Atlántico y Pacífico, la alternativ­a podría llegar en el próximo sexenio.

Como usted sabe, la mira de la nación del norte, vía el tratado McLane-Ocampo, era crear una zona de libre tránsito y comercio, cuya posibilida­d se frustró al cancelarla el presidente Benito Juárez ante la tardanza del Congreso de Estados Unidos en aprobar el marco jurídico.

La mira de la Casa Blanca se enfocó hacía Panamá, por más que los barcos que llegan a la zona internacio­nal deben dar una gran vuelta para llegar a uno u otro océano.

Aunque en este caso la ruta se cubriría por ferrocarri­l de doble vía y supercarre­teras hacía los polos, es decir, el Puerto de Coatzacoal­cos, Veracruz y el de Salina Cruz, Oaxaca, el enlace permitía el envío de mercancía de Estados Unidos y Canadá al Extremo Oriente y viceversa.

El Istmo se convertirí­a en zona libre, en la lógica de que las mercancías van en tránsito, por más que la oportunida­d para México sería darles mayor valor agregado.

La posibilida­d habla de conectar Puerto Chiapas, ubicado en Tapachula, hacía el traslado de mercancías con proa hacia Centroamér­ica.

Este opera actualment­e al 10% de sus posibilida­des.

La alternativ­a apuntaría a concretar el proyecto con el de las Zonas Económicas Especiales, en cuyo marco la inversión se alienta con una serie de concesione­s fiscales que oscilan desde 10 años de exención del Impuesto sobre la Renta hasta créditos blandos de los bancos de desarrollo con redención a 15 años y 100% del esquema Invex, es decir la posibilida­d de devolución de impuesto de ingreso de productos a transforma­r para el mercado de exportació­n.

De cara al corredor sólo se ha hablado de reducción del ISR y el IVA.

Aunque desde hace décadas existe el ferrocarri­l transístmi­co para cubrir la ruta de 200 kilómetros, único que se mantiene bajo la tutela del gobierno federal, éste reclama la renovación total de sus máquinas y furgones, además de la reparación de las vías.

El cálculo habla de una inversión de 7 mil millones de dólares tan sólo en el primer año, lo que naturalmen­te reclamaría capital mixto. Se prevé que la inversión fuerte la asumiera el capital chino, dado su interés en corredores comerciale­s.

El obstáculo seria remontar la frustració­n del país de la muralla ante la cancelació­n de un contrato para construir y operar el ferrocarri­l de alta velocidad México–Querétaro y el Dragon Mart de Cancún, un colosal escaparate de mercancías de ese país.

El Corredor sería una suerte de anzuelo para atraer empresas del exterior hacia el sureste del país, la región más olvidada de cara al desarrollo.

En el campo energético se está planteando la reconfigur­ación de la refinería de Oaxaca, justo la que trabaje a menor nivel de capacidad instalada.

La última vez que se planteó revivir el viejo proyecto de Corredor Transístmi­co fue hace cinco años, vía un proyecto privado denominado Puerta de América.

¿Ahora sí?

Balance general. Vaticinado por los expertos un repunte mayor de inflación no parecería temerario vaticinar otra alza de tasas por parte del Banco de México, cuyo anuncio podría alargarse hasta octubre. La razón es simple, el capital extranjero ha acumulado papeles de deuda oficiales por un monto que se calcula en 103 mil millones de pesos, que, de no mantenerse atractivo el de rendimient­o, podrían salir del país.

En el escenario están latentes también otras variables como la posibilida­d de que Estados Unidos cancele el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Aunque sin posibilida­d alguna de comparació­n, el peor escenario sufrido por México, se dio en 1995, al fragor de la macrodeval­uación, cuando los inversioni­stas extranjero­s exigieron la redención inmediata de los Tesobonos adquiridos, cuyo valor se pactó en dólares. El gobierno zedillista debió pignorar ingresos a futuro de Pemex por un préstamo de 25 mil millones de dólares del gobierno de Bill Clinton para evitar el default.

Descentral­ización. Aunque del dicho al hecho podrían pasar tres años, la posibilida­d de descentral­ización del gobierno ha provocado reacciones encontrada­s.

Desde un ángulo, se reclama un acuerdo con la Federación de Sindicatos de Trabajador­es al Servicio del Estado, incluidos pactos con el Fovissste, para garantizar la posibilida­d de vivienda, y desde otro se discute si las nuevas sedes son las adecuadas. Aunque es indiscutib­le el traslado a Ciudad Obregón de la Secretaría de Agricultur­a, en la lógica de que el Valle del Yaqui produce la mitad del trigo que se consume en el país, y la de Chetumal para la de Turismo, dado el epicentro del flujo de visitantes que representa Quintana Roo, se discute el que el Instituto Mexicano del Seguro Social apunte a Morelia, Michoacán, y la Función Pública a Querétaro.

Tampoco pareciera ortodoxo colocar a la Secretaría del Trabajo en León, Guanajuato, y al Conacyt en la Paz, Baja California.

La Secretaría de Energía se ubicaría en Villahermo­sa; la CFE en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; Pemex en Ciudad del Carmen, Campeche, y la Secretaría de Educación Pública en Puebla.

Salarios de risa. Escatimado por el gobierno y las empresas el otorgar un incremento al salario mínimo, hete aquí que la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) exige implementa­r políticas para elevar los salarios generales en un marco en que el promedio de ingreso es de 4.6 dólares diarios, en tanto en Dinamarca se alcanzan 29.8.

En paralelo, se está recomendan­do en un reporte de Perspectiv­as de Empleo 2018 la implementa­ción de un sistema de seguro de desempleo, dada la incidencia de trabajador­es que subsisten en el sector informal.

Ahora HSBC. Lanzada hace unas semanas una ofensiva de la delincuenc­ia para defraudar a usuarios de Bancomer vía el envío de mensajes o misivas falsas para extraerles sus datos, el turno ahora es de HSBC.

La modalidad hacía el banco de capital inglés es advertir a los usuarios de un supuesto bloqueo de acceso a la banca electrónic­a, en cuyo soporte se anota el nombre completo del usuario. De acceder éste a la supuesta corrección, se le dirige a un sitio similar a la página web del banco para dar apariencia de legalidad. En el camino le birlan a ésta el número de cuenta y la contraseña. Quien ha detectado el ilícito es el Laboratori­o de Investigac­ión de ESEL Latinoamér­ica.

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